Una investigación concluye que el ADN materno influye en el desarrollo del cerebro del feto

Este hallazgo puede dar pistas para desentrañar el origen de enfermedades como el autismo
Por EROSKI Consumer 21 de diciembre de 2006

El patrimonio genético de la madre influye directamente durante el embarazo en el desarrollo normal del feto, y en particular del cerebro, lo que puede ayudar a comprender el autismo o el síndrome del intestino irritable, según un trabajo de investigadores franceses.

Durante la concepción de un niño, el padre y la madre transmiten cada uno una parte de su patrimonio genético. Pero este equipo científico ha descubierto una influencia de la progenitora sobre el feto independientemente de los genes que haya adquirido de sus padres. Así, los investigadores han establecido «por primera vez» el papel crucial de la serotonina materna -que depende de sus propios genes- en el desarrollo fetal, en particular del cerebro, pero también del corazón y del tubo digestivo.

La serotonina, una sustancia que actúa principalmente como neurotransmisor, está implicada en distintos procesos: regulación del ciclo sueño/vigilia, control de la temperatura corporal, de la presión arterial, de la toma de alimentos, y del comportamiento sexual o maternal. En los mamíferos nunca se ha detectado su producción por el propio embrión hasta el último tercio de la gestación. El equipo de Jacques Mallet y Francine Coté, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, acaba de demostrar que, en los primeros estadios embrionarios, esta sustancia proviene de la madre.

Para probarlo, recurrieron a ratas genéticamente modificadas, a algunas de las cuales se privó del gen tph1, que genera el 95% de la serotonina que circula por la sangre. Posteriormente efectuaron cruces genéticos para la reproducción de los animales. El resultado fue que sólo dominaba un elemento: el nivel sanguíneo de serotonina de la madre. Si éste era bajo, los recién nacidos presentaban anomalías en su arquitectura cerebral, fuera cual fuera su propia capacidad de producción de esta sustancia. Además, su tamaño era entre un 15% y un 30% inferior al de aquellos nacidos de madres con niveles normales de serotonina. Los investigadores no descubrieron ninguna influencia del progenitor en estos procesos.

«Este descubrimiento tiene implicaciones para la comprensión del autismo, un problema de desarrollo, o del síndrome del intestino irritable, que afecta al 20% de la población» francesa, afirma Mallet.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube