Vivir con adolescentes

En la adolescencia, padres e hijos pasan por una etapa de cambios que suele provocar multitud de discusiones
Por Montse Arboix 3 de octubre de 2014
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Imagen: monkeybusiness

Para muchos padres, la adolescencia de los hijos es una etapa caracterizada por la angustia, donde se hacen menos imprescindibles para sus descendientes y en la que hay que adaptarse a multitud de cambios. En esta época, para los jóvenes el grupo de amigos es lo más importante. Los adolescentes necesitan independizarse, hacerse con las riendas de su vida, definir sus convicciones y empezar a construir su propio espacio. No obstante, a pesar de que son frecuentes los conflictos con los progenitores, ante las dificultades, muchos todavía necesitan refugiarse en la familia. En este artículo se describe cómo es la relación entre padres y adolescentes y se aportan algunas pautas para resolver los conflictos que se producen entre ellos.

Adolescentes y progenitores: límites con respeto

La adolescentes se enfrentan a nuevas situaciones como es el contacto con el alcohol, el tabaco, las drogas, las relaciones sexuales e, incluso, es el momento de decidir sus intereses académicos y laborales. Por todo, tampoco es un tiempo fácil para ellos. Los especialistas explican que es esencial permitirles espacio y escuchar sus opiniones, pero sin abandonar los límites y la orientación de los adultos, porque son necesarios, ya que les aportan tranquilidad y les facilitan su autonomía. En otras palabras, y aunque a veces cueste creer, necesitan todavía a los padres.

Por otro lado, adolescencia es equivalente a ansias de libertad, de riesgo, de negación sistemática sobre todo a la autoridad de los padres, de sexo, de experimentación… un sinfín de actitudes contra las cuales los progenitores poco pueden hacer en ese momento. Por este motivo, es fundamental llevar los deberes hechos antes de que se vean inmersos en esta etapa, porque a esa edad de poco servirá aleccionarlos. La relación con el adolescente, la confianza, las pautas de comportamiento y de prevención, entre otras, hay que trabajarlas desde la infancia. No obstante, hay que seguir hablando con ellos, aconsejarlos, que sientan que se está a su lado y confiar en ellos y en que sepan escoger de manera adecuada.

Conflictos entre padres y adolescentes: no morir en el intento

Según la Asociación Española de Pediatría, en su ‘Guía práctica para padres’, no hay que desanimarse: hay conflictos que no se pueden evitar en cualquier relación estrecha y, por ello, forman parte de la que existe entre padres e hijos. Además, es en esta etapa vital cuando se incrementa el número de disputas: sea por la ropa, por el incumplimiento de las tareas domésticas, por los horarios, los estudios, los amigos… Sin embargo, aunque estas saquen de quicio a los adultos, no hay que perder la esperanza. A medida que el joven crece y se desarrolla, disminuye el número de discusiones.

La educación sexual debe ser parte del proceso familiar, educativo y social de preparación para la vida

Establecer buenos puentes de comunicación y saber ponerse en la piel del hijo, comprender sus inquietudes, es fundamental para resolver conflictos. Hay que huir de juzgar al joven y, a menudo, es de gran ayuda evitar el enfrentamiento directo, aplazar algunas discusiones, echar mano de la negociación e involucrar al adolescente en la búsqueda de soluciones.

Desde la ‘Guía para sobrevivir a su adolescente’, de la KidsHealth, señalan que también sirve que los progenitores sean selectivos en sus batallas. Tal y como reza el dicho popular «a veces es mejor tener paz, que tener razón», los especialistas insisten en que tal vez no valga la pena pelearse por el color del pelo o la vestimenta -cosas que, en definitiva, suelen ser temporales y, en el fondo, inofensivas- y guardarse las objeciones por aspectos de mayor envergadura como el tabaco, las drogas o el alcohol, entre otros.

Sexualidad en la adolescencia

La sexualidad es una dimensión esencial en todas las personas, que se construye a través de la interacción entre la parte biológica, la psicológica y el entorno cultural. La educación y el aprendizaje influyen mucho en la manera de entenderla, de desarrollarla y de vivirla con normalidad. Por eso, la educación sexual debe ser parte del proceso familiar, educativo y social de preparación para la vida.

Y debido al papel clave que juega la familia en este aspecto, la ‘Guía práctica de Sexo y Salud‘ de EROSKI CONSUMER aporta algunos consejos que pueden ser de ayuda para abordar temas de sexualidad con los hijos, ya que, a menudo, los progenitores no saben ni qué decir ni cómo hacerlo, ni qué información es la necesaria. Es importante que los mensajes se adecúen a la edad y al desarrollo personal y que se tengan en cuenta la comprensión, la madurez intelectual y las inquietudes del receptor.

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