El Barómetro de Consumo 2005 de Fundación EROSKI destaca que se reduce la brecha digital entre hombres y mujeres, los consumidores exigen más y mejor información, confían en la seguridad de los alimentos, se muestran cada vez menos remisos ante las nuevas tecnologías y no cambian de proveedor de energía a pesar de que el mercado se haya liberalizado
Si se exceptúa la que suscitan la comida lista para consumir, el fast food o comida rápida y los transgénicos, la confianza que muestra el consumidor español ante los alimentos tomados en su conjunto sigue siendo satisfactoria (7,25), si bien no mejora en los últimos años. Al respecto, lo más reseñable de la evolución de estos últimos cinco años es la mejora en la confianza que merecen la carne y las marcas blancas o de distribuidor. Por otra parte, siguen siendo exigentes y creyendo que son ellos mismos quienes mejor defienden sus intereses como consumidores, continúan demandando más y mejor información sobre temas relacionados con la vida cotidiana y el consumo y no mejora la escasa compensación (no llega a 6 puntos) que sienten por lo que pagan por productos y servicios. Por otra parte, reclaman poco pero cada vez más: la proporción de consumidores que ha cursado una reclamación en los últimos doce meses ha pasado del 12% en 2002 al 21% en 2005, casi el doble, si bien no mejora el índice de satisfacción con la respuesta recibida a esas reclamaciones: no llegan a la tercera parte las que fueron satisfactorias.
Estos son algunos de los datos más relevantes del Barómetro de Consumo 2005, informe sociológico presentado hoy en Madrid por los responsables de Fundación Eroski y que desde hace cinco años retrata la evolución de las opiniones y comportamientos del consumidor español. Este Barómetro de Consumo es una publicación editada en formato impreso y electrónico (www.barometro.fundacioneroski.es) y ofrece todos los pormenores y conclusiones de la quinta edición de esta macroencuesta (3.200 encuestas en todo el territorio nacional) realizada, cada año y desde su inicio en 2001, por el Instituto de Empresa para Fundación Eroski.
Se ha comprobado también que los consumidores valoran la información fiable y de calidad sobre consumo, particularmente sobre alimentación. En los últimos años crece la consulta a la lista de ingredientes y a la información nutricional en las etiquetas, en detrimento de la consulta a la fecha de caducidad. Se busca, puede concluirse, una información más cualificada y de mayor valor añadido.
El ciudadano sigue remiso ante las nuevas tecnologías, pero se observa una evolución positiva: aumentan -menos de lo deseable, pero de modo significativo- tanto la disponibilidad de ordenador (del 55% al 58% de la población) como la de conexión a Internet (del 38% al 43%) e incluso mejora -aunque persiste la nítida desconfianza- la percepción sobre Internet como medio de compra. Otra constatación significativa es que se reduce la brecha digital entre hombres y mujeres: aunque todavía el 38% de las mujeres mayores de 30 años dice no haber utilizado siquiera alguna vez Internet, (frente al 27% de los hombres de esa franja de edad, esta brecha que hoy es de 11 puntos porcentuales era de 17 puntos hace tan sólo un año.
Viajes de vacaciones: los realizan el 65% de los españoles, cada vez se reparten más a lo largo del año (en verano se hacen sólo el 44% de ellos), el destino es preferentemente nacional (77% de ellos) y su duración más frecuente (el 54%) es de una semana o menos, si bien los de quince días representan un 35% .
No disminuye el consumo de tabaco (25% de la población mayor de 14 años es fumadora habitual), un hábito al que la mujer se ha incorporado definitivamente. Y – a pesar de que siga siendo minoritario- aumenta la compra de productos de Comercio Justo. Por otra parte, uno de cada cuatro españoles se declara colaborador de una ONG, si bien sólo uno de cada 50 dice ser militante y la aportación que hacen a su ONG es, en el 84% de los casos, en forma de dinero; sólo el 23% de quienes colaboran aportan trabajo.
El Barómetro de Consumo ha profundizado en la liberalización de mercados anteriormente monopolísticos. Siguen siendo abrumadora mayoría (91%) quienes no han cambiado de proveedor eléctrico, mientras que un 25% afirman haber cambiado el de telefonía y el 12% de suministrador de conexión a Internet. El cambio de proveedor causa más problemas cuando se trata del de Internet, menos en el de telefonía y aún menos en el de energía eléctrica. Y es frecuente (38% de los casos) que el cambio de proveedor de Internet conlleve una suspensión temporal del servicio.
Más información:
Barómetro de Consumo 2005 (íntegro)
www.barometro.fundacioneroski.es
