Tres años de vacas locas en España

La evolución de la EEB en 2003 demuestra una ligera estabilización aunque se mantiene el goteo de casos
Por José Juan Rodríguez Jerez 17 de diciembre de 2003

Desde el inicio del «mal de las vacas locas», en noviembre de 2000, se han contabilizado en España un total de 325 animales afectados de encefalopatía espongiforme bovina. La evolución seguida a lo largo del tiempo, aunque ha sido creciente, apunta a una cierta estabilización en 2003. La mayoría de casos se han registrado en Galicia, aunque las prevalencias más altas corresponden a Baleares y Aragón, mientras que en el País Vasco es donde se da una menor incidencia.

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La evolución seguida por la encefalopatía espongiforme bovina en España desde que en noviembre de 2000 se diera a conocer el primer caso en Galicia, guarda un patrón similar al registrado en el Reino Unido para los dos primeros años mientras que, en el tercero, rompe la tónica iniciada. Los datos de este tercer año, contrariamente a lo esperado, evidencian una cierta sensación de control en la dispersión de la enfermedad, aunque bien es cierto que el goteo continuado de casos positivos en los análisis pone de manifiesto que todavía nos encontramos en las fases iniciales de la EEB.

El centro de interés entre los expertos es, ahora mismo, confirmar si el número de casos apreciados desde el inicio se confirma a la baja en el futuro. Si esto es así, y este sería el cambio más significativo, el volumen total de animales infectados será con el paso del tiempo muy inferior a los esperados en las previsiones de los años 2001 y 2002.

La situación en España, vistos los tres primeros ejercicios, contrasta claramente con el modelo de evolución británico, en el que no se detectó una disminución de los casos animales hasta después de los cinco primeros años del establecimiento de un control efectivo en la suspensión, en la alimentación de vacuno, de las harinas de origen animal.

El número total de casos registrados hasta noviembre de 2003 es de 325. En 2001, primer año «real» de evolución, se registraron 82 animales enfermos, mientras que en 2002 la cifra aumentó hasta 127. En lo que llevamos de 2003, la cantidad ha descendido hasta 114. La duda es si esta tendencia a la baja se va a mantener o si, por el contrario, este está siendo un año de excepción a la regla.

Análisis de los casos

Galicia, Castilla y León o Andalucía son las comunidades autónomas que, en números absolutos, mayor cantidad de análisis realizan para el control de la enfermedad. De ahí podría deducirse que son las que mayor esfuerzo dedican para detectar nuevos casos. Sin embargo, el número de cabezas de ganado por comunidades autónomas actúa como factor corrector del esfuerzo.

Este primer factor de corrección permite calcular el porcentaje de animales analizados. El cálculo revela que las comunidades que más análisis realizan en relación con su cabaña bovina continúan siendo Madrid y Canarias (21,85% y 13,36% respectivamente), seguidas por País Vasco (13,28%) y Castilla-La Mancha (13,09%).

En 2003 destaca el incremento en el porcentaje de cabaña controlada que se da en Castilla-La Mancha, por delante en la actualidad de Galicia. En casi todos los casos, no obstante, se aprecia una ligera disminución en el porcentaje de animales analizados relacionado con la disminución de cabaña, con el mantenimiento del esfuerzo (cada animal analizado es un animal muerto, por lo que no se puede reanalizar), lo que supone que a mayor cantidad de animales sacrificados mayor será la reposición de individuos más jóvenes. En el extremo contrario, Extremadura y Aragón no llegan al 2% (1,51% y 1,58% respectivamente).

La reposición de animales de mayor edad por otros más jóvenes puede introducir un sesgo a la comparación. En primer lugar porque, desde inicios de año, cualquier animal sacrificado con más de 24 ó 30 meses de edad, dependiendo de la comunidad autónoma, o cualquiera que haya muerto en la granja, debe ser analizado para la EEB. En segundo lugar, las prohibiciones y controles impuestos deben haber evitado el consumo de harinas de origen animal, por lo que los datos deberían tener una mejor correlación con los animales mayores.

De acuerdo con esta última apreciación, en Madrid y Murcia el porcentaje de animales analizados de más de 24 meses alcanza el 30% del total de su cabaña. Sorprendentemente, en Extremadura, una comunidad en la que el 90% de su cabaña es mayor de 24 meses, sólo se ha analizado el 2,31% de los animales.

La disminución de la demanda no parece apropiado utilizarla como justificación a ese bajo porcentaje, puesto que se considera plenamente recuperada. Otra posible explicación, ahora ya corregida, sería asignar casos a comunidades de sacrificio en lugar de las de producción. En efecto, si una determinada región no tiene mataderos suficientes, los animales irán a sacrificio a otras áreas geográficas, por lo que aparecerán casos importados.

La localización de los casos

La aparición de casos positivos, como ya se ha venido señalando en informes anteriores, guarda relación con la edad de la cabaña y especialmente con el número de vacas lecheras. En nuestro país la mayor parte de la producción de carne se basa en terneros (menos de 12 meses), mientras que los animales lecheros tienen mayor edad. La enfermedad, por otra parte, se observa en animales de más de 30 meses. Por todo ello, la probabilidad de apreciar animales enfermos será superior en zonas donde predomine la producción de leche.

Tras el primer año de evolución de la enfermedad llamaba la atención la situación de Cantabria, ya que con una cabaña importante sólo se detectaba en noviembre de 2001 un único positivo. Sin embargo, durante 2002 se incrementó el número de forma significativa, ya que se ha pasado a 7 casos totales. En 2003, no obstante, tan solo han sido detectados 4 casos más.

Si consideramos el número de casos positivos acumulados, según la diferente capacidad productiva de los animales, más del 60% son vacas lecheras y cerca del 25% con capacidad mixta (leche y carne). En conjunto supondría más del 85% del total.

La distribución del censo ganadero no es uniforme en las diferentes comunidades autónomas, como tampoco lo es el número de animales mayores de 24 meses. Castilla y León, Galicia y a cierta distancia Andalucía, son las que mayor cifran acumulan. Sin embargo, para un total de 114 casos declarados en nuestro país durante 2003, el mayor número de positivos se dio en Galicia.

El estudio de la cabaña debe complementarse con otro parámetro importante como es la demanda de los consumidores. Pese a que la demanda se ha recuperado, el número de casos no se ha disparado como se esperaba. Una explicación posible sería el sacrificio masivo de los animales de mayor edad, lo que habría comportado eliminar la mayor parte de los afectados. En términos de salud pública, este tipo de actuaciones comportan una notable reducción del riesgo, ya que se asegura que ningún animal enfermo llega al consumidor. Desde el punto de vista epidemiológico, no obstante, la eliminación masiva sin control previo impide conocer con exactitud la distribución y evolución de la enfermedad.

Si con estos datos consideramos las comunidades con casos confirmados, existen grandes diferencias. La mayoría de los casos se han presentado en Galicia (105), aunque el aumento ha sido mucho más importante en Castilla-León (87), seguidas por Cataluña (32) y Asturias (25), Navarra y Extremadura (13), Baleares (12) y Cantabria (11). Frente a comunidades como Galicia o Castilla y León, donde el número es muy elevado pero se aprecia una leve disminución, destaca Cataluña con un incremento cercano al 150% respecto al año anterior.

Las comunidades con mayores prevalencias del problema continúan siendo Baleares (261 animales analizados para obtener un caso positivo) y Aragón que con 662 análisis/caso ha mostrado el mayor incremento relativo a nivel nacional en este año. A estas comunidades siguen Navarra (705 análisis/caso), Cataluña, Extremadura y Asturias, todas ellas con menos de 1000 análisis/caso. Estos resultados muestran las comunidades con una mayor prevalencia de la EEB, confirmándose la evolución de los años anteriores en los que se aprecia claramente, que conforme avanza el tiempo Cataluña, Extremadura y Asturias se van aproximando a la situación de las más afectadas de forma relativa, es decir, Baleares y Navarra.

El número de análisis medio para obtener un positivo, a escala nacional, aumentó de los 2.178, en el primer semestre de vacas locas en España, a los 3.572 hasta noviembre de 2001, pero disminuyó hasta los 2.298 en noviembre de 2002 y a los 1.425 actuales. Conforme se avanza en el tiempo, la proporción se aproxima a la media del Reino Unido, con 1.000 análisis/caso. En consecuencia, cuanto más se analice mayor será el número de casos totales, hasta que desaparezcan los animales afectados. Destaca el País Vasco, ya que con 12.310 animales por cada caso son las que presentan una menor prevalencia de entre las comunidades con casos positivos.

La disminución observada se debe a que todos los animales positivos pueden ser detectados, ya que no hay un sacrificio sin analizar de los mismos. Igualmente, llama la atención que la frecuencia de presentación es inferior a la del año 2000. En esta situación, podríamos sospechar que el sacrificio masivo de animales sin analizar en el año 2001, contribuyó a una disminución de los animales enfermos en la cadena alimenticia. En este año, todas las comunidades autónomas han declarado casos.

EL MAPA DE LA SITUACIÓN EN ESPAÑA

En Aragón, Cataluña y Extremadura se ha analizado menos del 5% de la cabaña de animales mayores de 24 meses. En el resto, el nivel de análisis está siendo mayor, destacando las comunidades marcadas en azul como las más activas en este sentido, con más del 20% de su cabaña analizada.

Al mismo tiempo, si consideramos el número de animales analizados por caso, podemos observar que en la actualidad hay diferencias importantes según las diferentes comunidades autónomas. Destacan con una mayor prevalencia Aragón, Asturias, Baleares, Cataluña, Extremadura y Navarra.

Los resultados actuales, ya están permitiendo comparar las comunidades autónomas y clasificarlas por diferentes prevalencias, lo que indudablemente ayudará a analizar la situación en el futuro.

Bibliografía
  • Anónimo. 1991. Dieta alimentaria española. Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación.
  • Anónimo. 1999. La alimentación en España. Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación.
  • Anónimo. 2000. Hechos y cifras del sector agroalimentario español 2000. Censos y producciones ganaderas. Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación.
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