La activista camboyana premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional presenta una campaña contra el tráfico de mujeres

Cuatro millones de mujeres y niñas son vendidas como esclavas cada año en el mundo
Por EROSKI Consumer 17 de marzo de 2005

Somaly Mam, la activista camboyana premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, ha comenzado una campaña, denominada «91 mujeres», para sensibilizar a la población española sobre la esclavitud femenina. El proyecto, que se ha presentado en Madrid, denuncia que cuatro millones de mujeres y niñas son vendidas como esclavas, mayormente en el sureste asiático y en América del Sur, cada año.

El nombre de la campaña surgió después de la desaparición de 91 mujeres de un centro de acogida gestionado por AFESIP en la capital camboyana de Phnom Penh hace cuatro meses. Por ahora nada se sabe de su paradero y, según ha explicado Mam, las autoridades camboyanas han cerrado el caso tras realizar una investigación «sin garantías» y dejar a los ocho acusados en libertad sin cargos. La activista ha señalado que, a pesar de la pasividad del Gobierno de Camboya, «está recibiendo bastante apoyo internacional» y que España es un país que está ayudando.

Además de este hecho, la campaña, promovida por la ONG Acción por las Mujeres en Situación Precaria (AFESIP), quiere denunciar la situación de otras miles de mujeres y niñas que son esclavizadas a diario en países como Tailandia, Laos o Vietnam y sensibilizar a la sociedad de que anualmente pasan por el país entre 300.000 y 500.000 mujeres que más tarde serán prostituidas en algún país europeo.

Este trabajo «será crucial para demostrar al Gobierno de Camboya que la comunidad internacional está de nuestro lado», ha explicado Mam.

Por otro lado, la premio Príncipe de Asturias ha declarado que la legalización de la prostitución no es la salida a este problema, sino todo lo contrario, ya que puede fomentar más la trata de seres humanos, como en Holanda. Se ha afirmado que «si se legaliza la prostitución se legaliza la violencia y el maltrato, además, esta práctica va contra la dignidad de las mujeres».

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