La UE estudiará que los pasajeros de avión destinen voluntariamente un euro por cada vuelo a ayuda al desarrollo

El Ecofin rechaza crear un impuesto específico sobre las tarifas aéreas o sobre el queroseno para financiar el desarrollo de los países pobres
Por EROSKI Consumer 15 de mayo de 2005

Los ministros europeos de Economía y Finanzas (Ecofin) acordaron ayer estudiar la creación de una «contribución» sobre los billetes aéreos, por un valor de un euro aproximadamente, que los pasajeros podrían pagar voluntariamente para contribuir a la financiación de la ayuda al desarrollo. No obstante, la idea de crear un impuesto específico con este fin sobre las tarifas aéreas o sobre el queroseno ha sido desterrada.

Según informó el vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, los Veinticinco coincidieron en la necesidad de «avanzar y hacer esfuerzos adicionales» para que la Unión Europea cumpla los objetivos de la Cumbre del Milenio de 2000, y para ello analizaron toda una serie de instrumentos. En 2000, 147 jefes de Estado y de Gobierno, y 191 naciones en total, se comprometieron a reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de habitantes del planeta que viven con menos de un dólar al día.

La UE espera así establecer como objetivo intermedio que en 2010 los países dediquen el 0,56% de su Producto Interior Bruto (PIB) al desarrollo, con un mínimo del 0,51%. España respalda esta idea, que por otra parte coincide con su compromiso de alcanzar una contribución del 0,5%.

Sin embargo, lo que España y el resto de países turísticos como Italia y Grecia rechazaron fue gravar con nuevos impuestos al sector de los viajes. «No es un tema fácil. Sólo si es una contribución voluntaria por parte de los pasajeros se podría entender», subrayó Solbes, que insistió en que todavía deben ser definidas las condiciones.

La idea de que los pasajeros puedan pagar una cuantía solidaria, surgida de Bélgica, se enfrenta además a diversos problemas, como conseguir que las compañías aéreas se conviertan en recaudadoras de la misma. Anteriormente, la UE también había rechazado, ante la reticencia de las grandes economías, la aplicación de un impuesto sobre las transacciones financieras, la denominada «Tasa Tobin».

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