Mercadillos solidarios en colegios

Estudiantes de centros educativos recaudan fondos para financiar la escolarización de menores en países en desarrollo
Por Azucena García 30 de abril de 2009
Img rastro

El primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio apuesta por reducir a la mitad la pobreza extrema. Por ello, jóvenes de toda la geografía nacional se han puesto de acuerdo para organizar rastros solidarios cuya recaudación ayude a este fin. La iniciativa la respalda Save the Children, que facilita a los colegios toda la ayuda necesaria para un buen resultado.

Imagen: Save the Children

Al implicarse en la lucha contra la pobreza, los pequeños se acercan a otras realidades, conocen las desigualdades que existen en el planeta y tratan de superarlas. Es una batalla que, si se lo proponen, pueden vencer. En el intento no están solos. La ONG Save the Children les respalda con la iniciativa «Rastro Solidario».

Se trata de una propuesta para luchar contra la pobreza y ayudar a miles de niños y niñas «que ven su futuro marcado negativamente por vivir en países afectados por crisis de carácter humanitario, bélico o climático». Además, el proyecto tiene un doble sentido educativo. Por un lado, pretende informar y reflexionar con los más jóvenes sobre la situación en el mundo y, por otro, intenta ayudarles a comprender la necesidad de adoptar compromisos solidarios.

La recaudación de Rastro Solidario se destina a los menores más vulnerables, aquellos que crecen en un entorno que les impide el acceso al desarrollo, la atención sanitaria, una alimentación adecuada o la posibilidad de asistir a la escuela. Las circunstancias que les rodean propician un futuro incierto marcado por una elevada tasa de mortalidad infantil, que niega a los pequeños cualquier oportunidad de prosperar.

Manualidades

El mercadillo solidario es el resultado de una experiencia que dura buena parte del curso. Los preparativos comienzan tras la inscripción del centro. Cada profesor recibe una guía didáctica para trabajar los ODM en el aula y animar a los estudiantes a reflexionar sobre las responsabilidades que pueden asumir para cambiar el mundo. Por su parte, los alumnos concretan su compromiso para luchar contra la pobreza y elaboran los artículos y productos que serán vendidos en el rastro.

Cada centro desarrolla talleres de reciclado o estampación, en los que elaboran los productos que se venden

Cada centro escoge un día, el Día de la Solidaridad, y desarrolla actividades complementarias o talleres (de reciclado, estampación, carteles, música, cocina o cómic) de los que saldrán los productos que se venderán: huchas solidarias, buzones, tartas, cómics, cuentos, camisetas… Otra opción es rifar alguno de estos artículos para aumentar la recaudación.

Al finalizar la actividad, los centros reciben como agradecimiento un diploma donde figura la cantidad recaudada. Además, al final del curso, Save the Children les entrega una memoria en la que se explica el resultado de la actividad, los centros participantes y las acciones emprendidas. En total, en 2009 han tomado parte hasta el momento un total de 113 centros, 22.386 alumnos y 1.813 profesores.

Emergencia en Níger

En la primera edición de Rastro Solidario la recaudación se destinó a niños de países como Angola, Burundi, República Centroafricana, Chad, República del Congo y Eritrea. En total, se consiguió la escolarización de 1.200 niños y se contribuyó a la formación de profesorado.

En Níger, dos de cada tres niños viven por debajo del umbral de la pobreza

La presente edición destinará el dinero recaudado a Níger. En concreto, a las regiones de Maradi y Zinder, en Sahel, donde se espera que más de 38.000 pequeños reciban cuidados médicos, atención alimentaria y apoyo educacional. Se ha escogido esta zona por ser protagonista en 2005 de una sequía prolongada y una plaga de langosta que diezmó los cultivos, provocó una hambruna y obligó a cientos de miles de personas a desplazarse para buscar comida.

En Níger, dos de cada tres niños viven por debajo del umbral de la pobreza y uno de cada cuatro fallece antes de cumplir cinco años. La región registra tasas elevadas de desnutrición aguda debido a la dificultad de acceso a los alimentos básicos y a los periodos de carestía, que se extienden desde que se agota la reserva de cosechas y se recolecta la siguiente, entre julio y octubre.

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