Un propósito para 2024: no olvidar las emergencias humanitarias

Balance de año: cerramos 2023 con 114 millones de personas desplazadas a causa de la guerra y la violencia. Son 1,6 millones más que en 2022. Las crisis humanitarias no deberían dejar a nadie indiferente
Por Comité español de ACNUR 27 de diciembre de 2023
mujeres sudanesas en Chad
El año 2023 ya está llegando a su fin, se acercan días especiales, son fechas de nostalgia, de felicidad, de unión, pero también de hacer balance y de valorar cómo ha ido el año. Este 2023 nos ha dejado 114 millones de personas desplazadas a causa de la guerra y la violencia, 1,6 millones más que el pasado 2022. La guerra de Ucrania, el conflicto de Sudán, la República Democrática del Congo y Myanmar, combinación de inundaciones, sequías e inseguridad en Somalia y la crisis humanitaria en Afganistán fueron los principales conflictos solo en la primera mitad del año. Ahora, la atención mundial está puesta en Gaza por motivos obvios, pero no debemos perder de vista otros lugares en los que la escalada de violencia y de crisis humanitarias no debería dejar indiferente a nadie.

La violencia en Sudán no cesa

Un ejemplo de esto es Sudán. Antes del conflicto albergaba a más de un millón de personas refugiadas de países vecinos, además de suministrarles alimento y combustible. El 15 de abril de este año estallaron nuevos conflictos entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en Jartum, la capital de Sudán. Desde entonces la violencia ha provocado más de 12.000 muertes y miles de heridos, además de la huida y desplazamiento de millones de personas.

A causa de la situación en la que se encuentra el país se ha interrumpido el comercio, lo que ha provocado escasez y subida de precios en artículos de primera necesidad, y hace que la emergencia adquiera una mayor magnitud. Desde abril, son ya casi 5,4 millones de personas las que se han visto obligadas a desplazarse a otros lugares dentro del país, y 1,3 millones las que han cruzado las fronteras buscando refugio, la mayoría mujeres, niñas y niños.

Hace 20 años la región de Darfur se vio afectada por hechos terribles que violaron los derechos humanos y hoy, lejos del foco mediático, existe el temor de que esto se repita.

distribución de alimentos para personas refugiadas
Imagen: ©ACNUR/Ying Hu

➡️ Conflictos de mayor intensidad

Desde el 26 de octubre el conflicto se ha intensificado y los recientes combates en la zona han aumentado el número de población desplazada, lo que ha causado un desborde de los servicios esenciales en los campamentos. Las necesidades más urgentes que precisan ser atendidas son agua, alimento, refugio, prevención de la violencia de género, apoyo psicosocial y asistencia sanitaria.

El deterioro de esta última dentro del país a causa de los ataques a las instalaciones sanitarias, junto a la falta de medicamentos y personal ha hecho que enfermedades como el cólera, sarampión, dengue o malaria estén aumentando. Entre los meses de mayo y septiembre 1.200 personas murieron por desnutrición y sarampión, la mayoría niños y niñas menores de cinco años; solo en Sudán y Chad se han registrado 8.400 casos de desnutrición, en estos meses.

Algunos de los países más necesitados se encuentran en regiones del África subsahariana, siendo también los grandes olvidados del mundo y de los medios de comunicación. Lugares como Sudán ven como los conflictos armados aumentan sus necesidades humanitarias sumándoles a la sequía y el hambre crisis de abastecimiento y suministros.

La respuesta de ACNUR en Sudán y en los países vecinos


En este contexto, la respuesta de ACNUR y sus socias se centra en cinco ejes principales:

  • protección
  • sanidad
  • refugio y materiales de emergencia
  • agua y saneamiento
  • educación

Dentro del territorio, y junto a sus socias locales han podido atender a casi 550.000 personas desplazadas internas dentro de Sudán en condiciones muy difíciles. Una de las actuaciones ha sido en la región del Nilo Blanco, donde ACNUR ha conseguido instalar tecnología solar para el tratamiento potable del agua, lo que ha beneficiado a 25.000 personas refugiadas.

➡️ Agua potable, alimentos y atención


En los países vecinos como Chad, ACNUR ha reubicado a campamentos seguros, alejados de la frontera y de la violencia, a más de 187.700 personas refugiadas, casi la mitad de las que han llegado al país. Además, se atendió a más de 100.000 niñas y niños para prevenir y tratar la malnutrición.

En República Centroafricana, se han suministrado 200.000 litros de agua potable al día. También se han escolarizado en escuelas primarias a casi 900 menores refugiados, de los cuales la mitad son niñas.

registro biométrico de personas refugiadas
Imagen: © ACNUR/Eugene Sibomana

Por otro lado, en Sudán del Sur la Agencia de la ONU para los Refugiados ha repartido ayuda alimentaria a 278.000 sudanesas y sudaneses y ha vacunado de malaria y neumonía a más de 16.800 niñas y niños.

Mientras, en Etiopía, en el asentamiento de Kumer, se ha puesto en marcha una escuela infantil y de primaria a la que asisten casi 800 niñas y niños. En la región de Woreda se han vacunado a más de 5.900 personas refugiadas contra el cólera.

Y en Egipto, ACNUR ha distribuido ayuda en efectivo a más de 44.000 personas y ha atendido a 400 mujeres refugiadas sudanesas víctimas de violencia de género.

Estas actuaciones son solo una pequeña muestra de la respuesta y ayuda constante por parte de ACNUR y el resto de organizaciones internacionales y locales que trabajan en el terreno. A pesar de ello, el conflicto y la violencia se enquistan en Sudán, y las necesidades no dejan de aumentar. Se trata de una crisis sin final a la vista de la que no debemos ni podemos olvidarnos y que se prevé en 2024 siga necesitando mucha atención y ayuda.

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