Países pobres, los que más crecen

La población se concentra en las regiones menos desarrolladas, con mayor índice de crecimiento y menor esperanza de vida
Por Azucena García 18 de mayo de 2009
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Imagen: Phil Whitehouse

Ricos y pobres en un mismo planeta, pero marcados por tendencias opuestas. La desigualdad aumenta. La población de los países ricos crece a un ritmo cada vez más lento, mientras los habitantes pobres se multiplican aceleradamente. Lejos de encontrar límite, la brecha demográfica se extiende con libertad. Las desigualdades afectan a ámbitos tan delicados como la salud, por lo que las medidas paliativas confían en llegar a tiempo.

El mundo es un refugio de contrastes. Por un lado, los países ricos. Por otro, las regiones pobres. Nacer en uno u otro lugar determina el presente. El futuro todavía está por escribir, pero se intuye. En 2008, la población mundial alcanzó los 6.700 millones de personas. De ellos, 1.200 millones viven en regiones más desarrolladas, de acuerdo a la clasificación de Naciones Unidas. El resto, 5.500 millones, residen en el lado menos opulento del globo.

El crecimiento de la población mundial se concentra en los países pobres, una conclusión sencilla a la que llega el último informe del Population Reference Bureau (PRB). La institución, dedicada a temas de población, salud y medio ambiente, subraya una vez más la desigualdad que existe en el planeta. Y añade su presidente, Bill Butz: «El pequeño aumento que se da en los países más ricos es, en gran parte, resultado de la inmigración».

En total, el informe analiza los datos de 209 países y 25 regiones. El balance no deja lugar a dudas. Si se comparan los resultados de Italia y la República Democrática del Congo, por ejemplo, queda claro el contraste. Los ricos registran tasas de nacimientos bajas (568.120 por año) y una gran esperanza de vida (81 años). Los pobres tienen tasas de nacimientos muy altas (2,9 millones) y una esperanza de vida baja (53 años).

Mortalidad materna y fecundidad

Las desigualdades se aprecian en varios ámbitos, pero uno de los que más preocupa es la salud. La mortalidad materna es muy elevada en los países en vías de desarrollo. La falta de personal sanitario cualificado para atender durante el embarazo deja cifras caóticas. En los peores casos, una de cada 22 mujeres fallece durante la gestación, mientras una de cada 6.000 muere en los países desarrollados por la misma causa.

El número de hijos influye también en el aumento de la desigualdad. La media de hijos es de 2,6 nacimientos por mujer: 1,6 hijos en los países desarrollados, 3,2 en las regiones en desarrollo (sin incluir a China) y 4,7 en las zonas menos desarrolladas. La fecundidad más alta se registra en el África subsahariana donde, a pesar de ser una de las regiones más pobres, la media es de 5,4 hijos por mujer y la población crece a un ritmo del 2,5% cada año, el doble que en América Latina y Asia.

Compartir la pobreza

Antes este panorama se buscan soluciones. Una de las más novedosas son las Transferencias Monetarias Condicionadas (TMC): las familias reciben dinero a cambio de que realicen revisiones médicas periódicas, participen en talleres de educación en temas de salud y logren que los niños y jóvenes asistan regularmente a la escuela. “La responsabilidad de salir de la pobreza es compartida entre el Estado y los hogares pobres”, explica el Banco Mundial.

“La responsabilidad de salir de la pobreza es compartida entre el Estado y los hogares pobres”

Esta entidad aprobó a comienzos de abril un préstamo a favor del Gobierno de México por valor de 1.500 millones de dólares. El objetivo: apoyar un programa de TMC, bautizado como “Oportunidades”, que permitirá a cinco millones de familias vulnerables hacer frente a la pobreza. La salud, la educación y la nutrición son los puntos de atención.

Para comprobar los resultados, se realizarán evaluaciones que analicen los avances en materia de educación y salud entre los niños. Otras iniciativas similares han confirmado un aumento del 33% en la probabilidad de ingresar en la escuela secundaria, una caída del 20% en la tasa de deserción escolar entre los alumnos de 16 a 19 años que residen en zonas urbanas y un aumento del 35% en las visitas a centros de salud.

En total, el Banco Mundial respalda operaciones en 13 países, aunque los programas de transferencias funcionan en más de 24 países en desarrollo de los cinco continentes y en varios países desarrollados, como Estados Unidos.

El informe “Conditional Cash Transfers: Reducing Present and Future Poverty” (Transferencias Monetarias Condicionadas: Reduciendo la Pobreza Actual y Futura) del Banco Mundial destaca los resultados positivos, que se traducen en: mayor consumo en los hogares, mayor uso de servicios de salud preventivos, reducción del trabajo de menores y aumento de la matrícula escolar. Sin embargo, advierte Norbert Schady, economista del Grupo de investigaciones sobre el desarrollo y coautor del informe, “aún existen muchos obstáculos en el ámbito de los hogares, como la falta de información y las prácticas de crianza inadecuadas”.

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