En el mercado existen pequeños alcoholímetros que nos pueden evitar multas y, sobre todo, ayudarnos a saber cuándo podemos conducir con seguridad. No obstante, hay dos factores que hay que tener en cuenta antes de utilizarlos:
– La medición del alcohol a través del aliento no es un método exacto. Puede variar ligeramente en diversas mediciones realizadas consecutivamente en un mismo aparato.
– Las mediciones válidas son las que realizan la Guardia Civil, la Policía Autonómica o la Policía Local con sus aparatos, cuya calibración puede no coincidir exactamente con la del nuestro.
Por tanto, es necesario seguir rigurosamente las instrucciones adjuntas al alcoholímetro y soplar la cantidad de segundos exacta recomendada. Unos segundos más o menos pueden hacer variar el resultado.
Aún así, siempre es mejor asegurarse y realizar un par de mediciones con unos minutos de margen. Si una persona que va a conducir obtiene un resultado de 0,5 g por litro, que es el límite legal, es mejor que espere un rato hasta que le baje el nivel de alcohol en sangre y el aparato arroje un resultado de 0,4 ó 0,3.
Es mejor conducir con una doble cautela: la seguridad de estar en condiciones físicas adecuadas y la de no dar positivo en un posible control de alcoholemia. Esto nos va a ahorrar muchos problemas, además de varios cientos de euros y algunos puntos de carné.
Conducir bajo los efectos del alcohol se considera una falta muy grave y conlleva la retirada de seis puntos, además de una multa de entre 300 y 600 euros.