
Javier Reverte (Madrid, 1944) es un hombre al que los viajes le han marcado la vida. Primero como periodista, y luego como escritor, ha recorrido números países de Europa, África, América y Asia, lugares en que ha adquirido un bagaje vital repleto de culturas y personas diferentes. Todas estas experiencias le han servido de base para sus novelas y libros de viajes, como “El sueño de África”, “El Médico del Ifni”, la Trilogía de Centroamérica o “Corazón de Ulises”. En su más reciente obra, titulada “La aventura de viajar”, Reverte hace un repaso de sus viajes más extraordinarios y de las vivencias que acontecieron en ellos y se puede apreciar todo lo que han significado para este viajero a la antigua usanza que piensa que cuanta más gente viaje, “más tolerante será el mundo y menos racista”.
Viajar para mí supone, sobre todo, un instante de plena libertad y, en cierto modo, un acto creativo, pues se camina hacia lo que no se conoce y uno debe un poco inventarse a sí mismo. Es también un acto de curiosidad y una huida de la molicie.
Se parecen, precisamente, en lo que tienen de creación, en caminar hacia no se sabe muy bien dónde y con un sentido de aventura en el corazón, pues aventura es pasar al lado de lo desconocido. La palabra literatura rima además con aventura. Y todo viaje es una aventura.
Entre los paisajes naturales yo destacaría, sobre todo, el río Congo, los bosques de Alaska y el cráter africano del Ngorongoro.
“Entre los paisajes naturales yo destacaría, sobre todo, el río Congo, los bosques de Alaska y el cráter africano del Ngorongoro”Entre las construcciones humanas, más que ninguna otra, Venecia.
Sentido de la curiosidad, deseos de comunicarse con los otros, tolerancia, buen talante y saber reírse de uno mismo son los elementos básicos para viajar.
Creo que los marcan para siempre. Para mí, por esa razón, el viaje tiene un sentido de libertad y, a veces, por qué no, también de gamberrismo. Es más, yo sigo siendo muy gamberro.
Los dos son estupendos viajes. Me gusta viajar con mis hijos y con mi mujer, pero también me gustan los viajes solitarios cuando se trata de escribir un libro viajero. La soledad es fundamental para el escritor viajero.
“La soledad es fundamental para el escritor viajero”Después de todo, la poesía se escribe también a solas. Y viajar tiene mucho de impulso poético.
No se conoce en absoluto. Al menos, yo tuve la suerte de estar en lugares y con personas que un viajero normal no podría conocer; visitar el interior de los palacios de los reyes más ricos de la tierra y conocer a personajes de primer plano de la vida política internacional.
A mí no me molesta nada la popularización de los viajes, al contrario. Yo creo que los viajes nos hacen más tolerantes y menos xenófobos. Así que cuanta más gente viajemos, más tolerante será el mundo y menos racista.
Personalmente no volveré a hacer un viaje igual. Pero como escritor, el crucero me abrió la cortina de un mundo que desconocía. Y yo, en tanto que escritor, quiero conocerlo todo, así que, por lo menos, me sirvió en su momento.
No es necesario irse lejos. Pero yo creo que todo escritor tiene derecho a elegir sus destinos. Yo he escrito del ‘culo de África’, pero también del barrio de al lado de mi casa. No es incompatible.
Ahora mismo no tengo ni idea. Acabo de regresar de Alaska y tengo mucho que escribir. Mi próximo viaje me espera dentro del ordenador.