La vida a bordo de un crucero

Viajar en un barco de crucero es una estupenda oportunidad para disfrutar de un amplio programa de actividades, entretenimientos y excursiones a bordo de un gran hotel flotante
Por EROSKI Consumer 14 de abril de 2006

Cada línea de cruceros ofrece un estilo de viaje diferente, tanto en los destinos como en la forma de vida a bordo. Las oportunidades son prácticamente ilimitadas, se pueden descubrir desde ruinas antiguas hasta explorar selvas repletas de fauna y flora. Además, los cruceros están pensados para viajeros de todas las edades.

Los niños no son un problema a la hora de reservar un crucero, puesto que sumar un tercer o cuarto pasajero a una habitación tiene un coste relativamente bajo. Existen también cunas que pueden instalarse en el camarote, igualmente en algunos barcos hay servicio de baby-sitting para bebés con edad mínima de seis meses. Generalmente la mayoría de los cruceros poseen instalaciones y ofrecen actividades dedicadas a los niños a partir de los tres años.

A bordo del crucero se llevan a acabo multitud de actividades para satisfacer todos los gustos. Tanto es así que la tendencia actual en los cruceros es ofrecer a los pasajeros aventuras dentro del mismo barco que van desde el patinaje sobre hielo a las clases de cocina. Por ello, para tener informados a los viajeros, cada naviera edita periódicamente un boletín de información con el programa de actividades y excursiones.

Este ejemplar se edita en varios idiomas y lo reciben los pasajeros en su cabina. En él se detallan los horarios de cada actividad, de las boutiques abiertas, programas y tarifas de las excursiones, el vestuario más adecuado para cada noche y demás datos de utilidad.

En cuanto a las excursiones en tierra, éstas suelen reservarse el primer día del crucero. Aunque aquellas que comprenden largos desplazamientos o alojamientos en un hotel o con plazas limitadas deben ser reservadas antes de embarcar. Por consiguiente, el programa de excursiones del viaje suele estar disponible con cierta antelación.

En el barco encontrará gran variedad de tiendas tanto de ropa y complementos, como perfumerías y por supuesto bazares de souvenirs. Tampoco pueden faltar los bares que constituyen un centro de vida social, sobre todo, aquellos próximos a los salones o a la piscina. En la mayoría de los casos las consumiciones deben ser abonadas, salvo en algunas compañías y categorías en las que va todo incluido en el coste del crucero.

Con respecto a la forma de pago, las navieras, para mayor seguridad, suelen evitar la utilización de dinero mediante una tarjeta de pago. De esta forma todos los pagos efectuados, exceptuando el casino y algunos servicios especiales, se cargan a una cuenta personal que se liquida al final del viaje.

No hay que olvidarse de las propinas, ya que son norma general a bordo de los cruceros. La agencia de viajes o algún responsable de la travesía pueden aconsejar a los pasajeros sobre esta costumbre. Se puede calcular una media de ocho euros por persona y día, repartidos entre el servicio del restaurante y del camarote.

En lo que concierne a los horarios de comida en los restaurantes del barco, ésta puede servirse en turno abierto o bien en dos turnos donde se asigna a los viajeros un horario y una mesa determinada. Además la mayoría de las compañías tienen en su menús comidas especiales para vegetarianos, diabéticos, bajas en calorías o sin sal para satisfacer las demandas de los diferentes pasajeros. No obstante, para un mejor servicio conviene precisar estos extremos al hacer la reserva.

De cualquier forma si al embarcar en el crucero el viajero se encuentra con que los servicios prestados son inferiores a los de la categoría contratada o no se ajustan a lo publicado en los folletos publicitarios tiene derecho a reclamar una indemnización.

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