Según el informe anual de «Perspectivas Agrícolas» de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la demanda de los países en desarrollo y de los más pobres hará que la producción agrícola mundial siga creciendo entre 2005 y 2015. A pesar de ello, el ritmo de crecimiento se ralentizará, fenómeno que llevará aparejado un mayor peso de los productos animales y de las preocupaciones por la calidad.
Otra de las conclusiones del trabajo señala que los países menos avanzados tendrán que aumentar sus importaciones netas de alimentos porque su población progresará más rápido que la productividad. Eso les expondrá todavía más «a los caprichos de las variaciones de preciso de los productos y a las fluctuaciones de las facturas de importaciones», advierte el informe.
El estudio vincula la ralentización del alza de la demanda agrícola con la de la población, que en el decenio 2005-2015 será del 1,1% anual, un ritmo inferior al de los diez años precedentes. Los autores del informe destacan que el aumento de los ingresos por habitante, unido a la urbanización creciente están modificando los hábitos alimentarios en la mayor parte de los países en desarrollo, con un alza del consumo de los productos animales, y por tanto de alimentación para el ganado, pero también de las frutas, las verduras y los alimentos transformados.
El informe de la OCDE indica que los intercambios mundiales de trigo y de cereales secundarios subirán a un ritmo «moderado» en el decenio 2005-2015, mientras que los de arroz lo harán a mayor velocidad. Por su parte, los aceites vegetales comestibles y las harinas proteicas utilizadas en la alimentación animal superarán a escala global a los cereales. Los autores de este trabajo se muestran más prudentes sobre los intercambios mundiales de carne debido a la «recurrencia» de las epizootías, mientras auguran un mantenimiento de precios «firmes» de los lácteos por el tirón de la demanda en el mundo desarrollado y el reducido aumento de las exportaciones europeas y de Oceanía.
