¿Cuántas veces se debe comer al día?

Tras nuevos estudios, la recomendación tradicional de comer más de tres veces al día podría modificarse en los próximos años
Por Elena Piñeiro 27 de diciembre de 2007

La recomendación de comer más de tres veces al día es uno de los consejos alimentarios más extendidos en los países industrializados, si bien las razones científicas que explican los beneficios para la salud de esta frecuencia de consumo podrían variar en los próximos años. Estudios realizados en animales que han llevado a cabo 2 comidas diarias están mostrando que este número de ingestas es beneficioso para la salud y alarga la esperanza de vida de animales de laboratorio. Pronto se espera probar estos resultados en humanos.

ImgImagen: RachelEl efecto del número de ingestas diarias sobre el metabolismo se estudia desde hace más de 40 años. La pregunta de si es más saludable comer poco pero de forma frecuente es una de las más formuladas. Hasta hace poco todas las investigaciones científicas han corroborado que comer cinco o seis veces diarias influye positivamente en la prevención y el tratamiento de enfermedades como obesidad, enfermedades cardiovasculares o diabetes. Asimismo, han relacionado el aumento de la frecuencia de consumo de alimentos con una disminución de la cantidad de grasa corporal, de la concentración en la sangre de colesterol total y colesterol LDL y de la intolerancia a la glucosa.

Otros estudios constatan también la relación entre la frecuencia de consumo, el no desayunar y la cantidad de comidas realizadas fuera de casa con el riesgo de padecer obesidad. Según los resultados, a mayor número de ingestas, menor riesgo de obesidad. Sin embargo, el hábito de saltarse el desayuno y tomarlo fuera de casa se ha asociado a un aumento de la prevalencia de esta enfermedad crónica.

Nuevas evidencias desde el reino animal

La restricción calórica, la reducción en el número de comidas y los ayunos de un día para otro pueden suprimir el desarrollo de varias enfermedades y aumentar la esperanza de vida en roedores. Con estos hábitos alimentarios, las ratas de laboratorio experimentan una mayor protección frente a la degeneración en modelos animales de Alzheimer, Parkinson y enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio.

También se ha probado un aumento de la resistencia al estrés. Así, un estudio del Laboratorio de Neurociencias y el Centro de Investigación Gerontológico de Baltimore (EE.UU.) constata que la disminución en el aporte de calorías y los ayunos intermitentes en ratas aumentan la producción de una sustancia en el cerebro, BDNF o ‘brain-derived neurotrophic factor’. Según el estudio, este componente aumenta la resistencia de las neuronas a la degeneración natural por el paso del tiempo y estimula su recuperación en caso de lesión o enfermedad.

Tras estos llamativos datos, recientemente se han publicado investigaciones sobre los efectos de la reducción de la frecuencia de comidas en personas adultas sanas, sin disminuir el aporte de calorías y manteniendo la ingesta recomendada de vitaminas y minerales. Los resultados indican que no hay cambios significativos en la frecuencia cardiaca, en la temperatura corporal o en la mayoría de parámetros biológicos analizados en sangre. Sin embargo, cuando se consume una sola comida al día, se da una disminución significativa de la masa grasa corporal. Por contrapartida, se evidencia un mayor mal humor y un aumento de la presión sanguínea y la concentración de colesterol total en sangre.

La restricción calórica, la reducción del número de comidas y los ayunos pueden suprimir el desarrollo de varias enfermedades en ratas

El Departamento de Bioquímica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maltepe en Estambul (Turquía) arroja también datos recientes. El Ramadán es el mes del ayuno del Islam, durante el cual los musulmanes sanos no comen ni beben ningún líquido durante las 12 horas del día. Esta costumbre religiosa se convierte, por tanto, en un modelo de ayuno intermitente que ha sido estudiado por los científicos de dicha Universidad. En este sentido, se ha descubierto que este tipo de ingesta no revela cambios significativos en los niveles de colesterol total, LDL o triglicéridos. Sin embargo, aumenta la proporción del colesterol bueno (HDL), lo cual disminuye el riesgo cardiovascular y aumenta la capacidad del organismo para luchar contra procesos inflamatorios.

La recomendación profesional

Los científicos han planteado la necesidad de investigar más y de realizar nuevos estudios controlados sobre cómo influye en la salud humana la frecuencia de ingestas diaria. Los mismos investigadores vaticinan que se necesitará tiempo y muchos trabajos acreditados para poder extraer conclusiones que después puedan extrapolarse a la población general.

Por tanto, la recomendación actual para personas sanas sigue siendo la de comer entre cuatro y cinco veces al día. Hasta el momento hay una extensa bibliografía que acredita esta práctica alimentaria como buena para la salud. Además, las tres comidas diarias están completamente asumidas en los hábitos y la cultura alimentaria de España. No obstante, y a la luz de los conocimientos actuales, es conveniente que las personas con problemas metabólicos (diabetes u obesidad) o cardiovasculares sigan el consejo profesional de su médico y nutricionista, ya que en los próximos años podrían salir a la luz nuevos resultados esclarecedores.

El dilema de la energía

La cantidad y frecuencia de las comidas también son aspectos fundamentales con profundos efectos en la longevidad y la salud de los animales de laboratorio. En las personas, un exceso de energía se asocia con un aumento en la incidencia de enfermedades cardiovasculares, diabetes y ciertos tipos de cáncer.

Asimismo, se ha constatado que comer en exceso es un hecho implicado en las principales enfermedades responsables de muerte en los países desarrollados. El dilema parece estar en si los beneficios probados en décadas anteriores provienen realmente del número de comidas o de la cantidad total de energía consumida por la persona durante las mismas.

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