Turrones y otros dulces, consumo anticipado con moderación

Conviene ser prudente con el consumo de dulces típicos navideños con antelación para no desequilibrar la dieta y la salud
Por Elena Piñeiro, Maite Zudaire 9 de diciembre de 2008
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El consumo excesivo de polvorones, turrones, mazapanes y demás dulces navideños desde la primera semana de diciembre podría tener una repercusión notable en la dieta diaria y en el peso. La afición anticipada por los dulces puede alterar parámetros bioquímicos relativos a enfermedades crónicas como la diabetes, la hipercolesterolemia y la hipertrigliceridemia.

El impulso y la tentación

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Adelantar la Navidad en la mesa es una práctica habitual. Los escaparates de panaderías y establecimientos especializados exhiben a comienzos de diciembre turrones y mazapanes, a los que resulta difícil resistirse. Sin embargo, conviene aplicar el sentido común al consumir estos manjares de temporada. Hay que disfrutar con moderación, debido a su alto contenido en calorías, grasas y azúcares.

La compra anticipada de los productos típicos navideños no debe ser una excusa para el consumo exagerado de estos dulces. «Cada cosa a su tiempo», reza este dicho de la sabiduría popular, que adquiere gran sentido al plantearse las costumbres alimentarias en el último tramo del año. A primeros de diciembre, es aconsejable comenzar a preparar la despensa. Se pueden consumir algunos productos tradicionales que es difícil encontrar en otras temporadas, pero sin abusar.

Sobre todo, se debe evitar un consumo desproporcionado de una serie de productos durante un tiempo prolongado

El ambiente festivo y navideño es una tentación para degustar estos bocados, los más calóricos de la dieta. En el Departamento de Psicología Experimental de la Maastrich University, en Holanda, se han planteado si la impulsividad hace a las personas que la sufren más vulnerables a la tentación alimenticia en un «ambiente obesogénico», un término con el que ellos mismos describen el ambiente occidental.

Los propios investigadores plantean que hay mucho trabajo por hacer para averiguar hasta qué punto el problema de que se coma más, peor y, como consecuencia, se registre un exceso de peso, se deba a la tentación o a la propia impulsividad individual. No obstante, no caer en la tentación de abrir la cesta de Navidad o un paquete de productos delicatessen es una tarea ardua, además de lo difícil que resulta decir «no» a las sorpresas gastronómicas para celebrar las fiestas con amigos y compañeros de trabajo.

La factura fisiológica

Los dulces de Navidad son muy sabrosos, pero casi en la misma medida, son muy calóricos, por lo que conviene consumirlos con moderación, sobre todo, en caso de seguir dietas de control de peso, de grasa o de azúcares. A la mezcla de miel, almendra y azúcar -elementos básicos de turrones y mazapanes-, se pueden añadir otros ingredientes (clara y yema de huevo, frutos secos, pastas de frutas, chocolate, cacao, café, leche, nata, harinas, mermeladas, cereales, licores, gelatina, coco, entre otros), que determinan el valor energético y nutritivo de estos manjares.

Los inconvenientes de la gastronomía navideña anticipada no se derivan de un alimento ni de un plato concreto, sino de un consumo desproporcionado de una serie de productos, a la vez y durante un tiempo prolongado. Una porción de turrón de unos 25 g contiene alrededor de 130 kilocalorías. Añadidas cada día a la dieta, en una semana se convierten en casi mil kilocalorías que, a su vez, se pueden transformar en 200 g de grasa, en caso de que se acumulen. Transcurrido un mes, el capricho diario puede suponer casi un kilo de peso.

Es común aumentar hasta tres kilos de grasa corporal tras los excesos navideños

La Sociedad Española de Hipertensión y Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) advierte de que los excesos durante las fechas navideñas, en su mayoría, sirven para diagnosticar nuevos casos de hipertensión y diabetes, que antes de las fechas estaban en el límite. Las revisiones médicas y los análisis que se realizan tras las fiestas anuncian estos y otros trastornos, como dislipemias, sobrepeso, hiperuricemia o hipertrigliceridemia, lo que obliga a comenzar una dieta más estricta, ante el aumento del riesgo para la salud que estas enfermedades comportan. Esta sociedad médica asegura que las Navidades y los días previos en los que se descuida la dieta pueden pasar una factura de hasta tres kilos de aumento de grasa corporal.

PLAN DE MENÚS NAVIDEÑOS SALUDABLES

El recetario de EROSKI CONSUMER dispone de más de 3.000 recetas, muchas de ellas adaptadas a distintos trastornos de salud. Entre la amplia oferta de aperitivos, más de 170 recetas de entrantes se elaboran con una cantidad limitada de grasas, previstas para quienes padecen algún tipo de dislipemia, ya sea colesterol o triglicéridos elevados. Se pueden preparar un centenar de recetas con carne, que cuidan la elección de carnes magras y evitan el exceso de grasas para su elaboración.

Si los postres son la parte del menú que más gusta, se puede seleccionar una de las 50 posibilidades de postres dulces sin azúcar o con una cantidad limitada, apta para quienes no deben tomar este edulcorante por cuestiones de salud.

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