Niños que dicen mentiras, siete claves para frenarles

Los niños mienten por frustración o por un exceso de exigencia, pero los embustes infantiles se pueden frenar
Por Marta Vázquez-Reina 29 de agosto de 2013
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Los niños mienten. Los engaños infantiles denotan frustración o ganas de llamar la atención, aunque en ocasiones delatan un exceso de exigencia por parte de los padres. En este artículo se describe a qué edad comienzan a mentir los pequeños, por qué lo hacen y se ofrecen siete pautas para frenar sus embustes.

Las mentiras infantiles, ¿a qué edad empiezan?

Los especialistas marcan la edad de los siete años como el inicio de la etapa de las mentiras infantiles. Estos embustes, afirman, tienen una intencionalidad clara y definida, orientada a distorsionar y falsear la realidad para obtener un beneficio.

En los periodos anteriores, las mentiras infantiles forman más bien parte de la imaginación del pequeño, un reflejo de su incapacidad de distinguir entre realidad y fantasía. Sin embargho, otros expertos en la materia, como Dolores Madrid, autora de ‘¿Los niños pequeños mienten?’ (Dykinson, 2005) discrepa de esta opinión, tras estudiar el comportamiento de menores de edades entre los tres y los seis años. Madrid concluye que los pequeños de esta edad ya mienten, «porque manifiestan lo contrario de lo que han hecho, y parecen hacerlo con intención».

¿Por qué mienten los niños?

Los niños mienten por miedo al fracaso y al castigo, aunque en ocasiones solo imitan el comportamiento poco sincero de sus padres

Pero, ¿por qué mienten los niños? Las investigaciones realizadas en torno a este asunto revelan que, cuando se trata de no decir la verdad, las motivaciones infantiles no difieren mucho de las de los adultos.

Las razones más señaladas por los especialistas son las siguientes:

  • Frustración. Un ejemplo de esto es el menor que cuenta que tiene muchos juguetes porque en realidad tiene muy pocos.

  • Llamar la atención, inventar una dolencia, falsear sobre un posible problema. El pequeño emplea estos embustes para captar la atención del adulto, en ocasiones, porque se siente desatendido.

  • Exceso de exigencia. Poner el listón muy alto a los niños puede provocar que mientan para hacer creer a sus padres que están al nivel que les exigen y no defraudarles.

  • Imitación. Un menor que ve como la mentira es utilizada por los adultos para obtener algún beneficio tiende a imitar estos engaños.

  • Miedo al castigo. El temor a la reprobación o reprimenda por parte de un adulto es uno de los principales motivos de la mentira infantil. Los pequeños falsean la realidad para evitar los posibles castigos.

El niño miente demasiado, ¿cómo frenarle?

La mayoría de las investigaciones realizadas sobre la mentira infantil recalcan que uno de los factores de prevención principales de la falsedad a cortas edades es la actitud que muestren los padres con respecto a esta. Ángeles Gervilla, catedrática de Didáctica en la Universidad de Málaga y autora del estudio ‘La mentira infantil‘, afirma que la contribución más importante que pueden hacer los progenitores para educar a un niño sincero es «desarrollar una relación fundada de manera sólida en la confianza». Para ello, apunta, es necesario «demostrarle con regularidad que confiamos en el pequeño».

Por su parte, Paul Ekman, autor de ‘Por qué mienten los niños’ (Paidos Ibérica, 1999), señala que el pilar fundamental para evitar la mentira en los niños es la sinceridad. El menor necesita un ambiente en el que se sienta libre, tranquilo y relajado. El entorno familiar y escolar debe premiar una verdadera comunicación. Y esto implica además, concluye Ekman, «la ausencia total de represión y miedo».

Frenar a un niño mentiroso, siete claves

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  • El niño necesita conocer que mentir es negativo. Cuando el pequeño miente, no hay que señalarle solo la conducta inadecuada que supone el embuste. También hay que incidir en el efecto que su embuste tiene sobre los demás y las consecuencias que ha podido provocar.

  • Los castigos deben ser bien medidos y adecuados a cada falta. Si siempre son demasiado severos, la tentación de no decir la verdad para evitarlos será mayor.

  • Reforzar la autoconfianza del niño para evitar que mienta con el fin de buscar la aprobación de sus compañeros o de otros adultos.

  • No mentirle ni pronunciar falsas promesas que se sabe que no se pueden cumplir. No hay que dar un ejemplo erróneo sobre la mentira.

  • Darle la oportunidad de ser sincero, aunque esto implique un castigo. Los padres deben reforzar la valentía que muestra al decir la verdad.

  • No reírse ni admirar nunca las mentiras del niño, aunque parezcan graciosas. Los pequeños no deben apreciar ningún tipo de aprobación o reconocimiento ante un embuste.

  • Los padres suelen mentir ante preguntas difíciles de su hijo, que no saben responder. La pauta es evitar la falsedad y responder mejor con «no lo sé» o «déjame que lo piense».

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