El método de la madre canguro: ideal para bebés prematuros

Colocar al niño sobre el pecho de la madre para que complete su desarrollo allí, y no en la incubadora, favorece la lactancia materna y reduce el riesgo de infecciones en el bebé
Por EROSKI Consumer 20 de octubre de 2011
Img metodo madre canguro
Imagen: Raphael Goetter

El desarrollo tecnológico ha permitido logros que hace no muchos años habrían resultado impensables. Un ejemplo de ello es la posibilidad de supervivencia de bebés que nacen prematuramente, ya que hoy en día pueden salir adelante niños que abandonan el vientre materno con apenas 25 o 26 semanas de gestación. ¿Las claves? Desde luego, una potente incubadora y un buen equipo médico. Pero además existen distintas iniciativas que buscan mejorar las posibilidades de desarrollo y bienestar para las criaturas que llegan al mundo con tanta antelación. Una de ellas, que se aplica desde hace ya muchos años con probada eficacia, es la conocida como “Método de la Madre Canguro” (MMC).

Cómo ser una «madre canguro»

Este sistema se basa en colocar al bebé prematuro sobre el pecho de la madre, en posición vertical decúbito prono (es decir, «posición de ranita»), para que se siga desarrollando allí y se alimente con leche materna. Diversos estudios han demostrado que este tipo de terapia propicia la lactancia materna, modera la temperatura corporal del bebé, favorece el ritmo cardiaco y respiratorio y reduce el riesgo de infecciones y también -dato no menor- el estrés de la criatura.

El MMC fue concebido por médicos del Instituto Maternal Infantil de Bogotá, Colombia, en 1978. En 1993, después de tres lustros de investigación, la Clínica del Niño de esa capital puso en marcha el Programa Madre Canguro ISS-World Lab. En España, esta terapia se aplicó por primera vez en Bilbao, en 2004.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) apoyó desde el principio esta iniciativa. La reconoció como un procedimiento «eficaz y fácil de aplicar que fomenta la salud y el bienestar tanto de los recién nacidos prematuros como de los nacidos en término», e incluso editó una guía práctica para su implementación.

Muy poco a poco, distintos centros sanitarios españoles fueron incorporando la posibilidad del MMC no solo para bebés nacidos prematuramente sino para aquellos que cumplen el tiempo normal de gestación pero presentan muy bajo peso.

El primer caso español

El primer bebé prematuro que en España sintió el calor del pecho materno antes de abandonar la incubadora fue una niña llamada Naroa. Ocurrió en 2004, en el hospital de Basurto, Bilbao. Después de haber permanecido en el vientre de su madre durante solo 25 semanas y pesar apenas 546 gramos al nacer, la pequeña -cuya piel era transparente y rojiza- fue introducida en una incubadora. Luego, el equipo de Neonatología del hospital les propuso a sus padres participar en una nueva experiencia: el centro quería impulsar un protocolo que nunca había llevado a cabo, el del MMC, y creyó que la recién nacida reunía las condiciones para realizarlo. Los padres dijeron que sí.

Las sesiones comenzaron con períodos cortos, que fueron ampliándose de manera progresiva para que tanto la madre como la niña se adaptaran a la nueva situación. A las 35 semanas, Naroa comenzó a succionar y probó por primera vez la leche materna. Cada encuentro con su madre la relajaba durante cuatro o cinco horas. «Las incubadoras generan mucho estrés», afirmaron entonces especialistas del centro médico, quienes añadieron que «este método contribuye a humanizar los cuidados del bebé prematuro».

Al respecto, la presidenta de la Liga de la Leche de Euskadi, Constance Little, señaló: «Quizá sea hora de romper ciertas tradiciones que solucionan problemas a nivel físico, pero no atienden a las necesidades emocionales del recién nacido y su madre».

Otros beneficios

Las ventajas de esta terapia no se reducen al bebé. Un estudio sobre las percepciones de los padres de niños prematuros ingresados en unidades neonatales españolas concluyó que el MMC produce en ellos gran satisfacción, disminuye la ansiedad y la angustia de tener a su bebé ingresado y les hace sentirse más competentes en el cuidado de sus hijos. Uno de los padres afirmó incluso que «hacer el canguro es como tomar un antidepresivo».

Además, la implantación del sistema genera beneficios económicos, ya que el MMC acorta el tiempo en que el bebé debe permanecer ingresado. Un estudio económico realizado en Tarragona calculó en 17 días la reducción de la estancia hospitalaria, equivalentes a un ahorro de 7.616 euros por cada niño.

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