La planta del tabaco o Nicotiana sanderae es una planta muy duradera y fácil de cultivar, aunque su principal problema es su toxicidad. Por este motivo, si nos decidimos a cultivar un ejemplar debemos tener un especial cuidado tanto al manipularla como al elegir su emplazamiento, procurando mantenerla alejada de los niños y de las mascotas.
Se trata de una planta que requiere de gran cantidad de nutrientes, por lo que resulta altamente recomendable cultivarla aislada en una maceta grande, para que no se apropie del sustento que necesitarán otras plantas, ya que se extiende con rapidez e incluso llega a ser invasora. De esta forma se conseguirá que produzca una mayor cantidad de olorosas flores de color blanco, amarillo, rosa o rojo, según la especie seleccionada.
Al requerir una gran cantidad de nutrientes deberá regarse en abundancia y abonarse cada semana, así como retirar las flores marchitas una vez comience su periodo de floración, de julio a septiembre u octubre. Además hay que tener en cuenta que se trata de una planta anual, por lo que habrá que retirarla una vez llegue el invierno.
