Decorar el salón con cortinas falsas

Las cortinas falsas se emplean como un recurso decorativo muy valioso para enmarcar ventanas en las que se ha decidido prescindir de cortinas tradicionales
Por EROSKI Consumer 11 de julio de 2001
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Imagen: Maggie Hoffman

Se llaman cortinas falsas las piezas de tela que se colocan en los flancos de una ventana y que simulan ser cortinas normales plegadas, pero que en realidad se mantienen fijas en esa posición. Las hay de distintos estilos y diseños y, a menudo, son de gran utilidad. Este artículo describe las aplicaciones de las cortinas falsas como alternativa para la decoración del salón y las variedades que existen. Además, se dan algunos consejos sobre el uso de colores y estampados en la decoración del salón.

Cortinas falsas, una alternativa para la decoración del salón

Las cortinas falsas son un recurso decorativo que resulta útil en casos en los que para cubrir una ventana se opta solo por persianas, un estor, un visillo o cualquier otra alternativa que no sea la de cortinas tradicionales. Estas piezas de tela se colocan en los flancos de una ventana y, a simple vista, generan la sensación de ser una cortina plegada, pero que están fijas y no se pueden correr.

Una cortina falsa solo a un lado de la ventana rompe la simetría de la decoración y da lugar a modernos diseños

Su función es la de servir como marco a la ventana, cuando queda demasiado vacía o «sosa» a nivel decorativo al no estar cubierta por nada más que un estor o un visillo. Estas piezas pueden unificar el estilo de una cristalera en la cual se ha decidido no colocar cortinas con el que tienen las demás donde sí se han colocado.

Para que el efecto de las cortinas falsas –llamadas también caídas falsas– sea el deseado, se debe procurar que la cantidad de tela sea la suficiente para que se formen pliegues. Si no es así, la sensación de que es una cortina normal no se producirá. Una técnica con la cual tratar la pieza y que contribuye a generar este efecto es el drapeado, que sirve para la confección de bordes y dobladillos.

De todas formas, también se utilizan en ciertos casos cortinas falsas con la tela extendida; es decir, cortinas cuyo valor radica en que es evidente que son falsas. Combinan bien con ambientes modernos, en salones despejados, minimalistas y dominados por las superficies planas y líneas rectas.

Variedades de cortinas falsas

El formato más básico de cortinas falsas es el compuesto por dos piezas de tela independientes colocadas a ambos lados de la ventana, como las dos partes plegadas de una cortina normal. Pero también hay otros estilos.

Uno de ellos consiste en colocar una cortina falsa solo en uno de los flancos de la cristalera. Este diseño rompe la simetría de la decoración y puede dar lugar a diseños más modernos, a equilibrar la decoración si queda mucho más cargada en uno de los lados de la ventana que en el otro, etc.

También existe la posibilidad de obtener unas cortinas falsas que ocupen ambos flancos con una sola pieza. Para ello, esta debe ser bastante extensa como para que sus extremos cuelguen en los dos lados y la parte central se ubique sobre el dintel. Esto puede dar lugar a diseños muy bonitos, en función de cómo se pliegue la tela y de qué manera se sostenga de la barra de la cortina.

Colores y estampados en la decoración del salón

El precepto básico para elegir colores y estampados para la decoración del salón es que no se debe recargar demasiado el ambiente. Un truco es buscar la combinación de las telas de las cortinas con las fundas de los cojines que se coloquen sobre el sofá. Si se ha de comprar tela para cortinas falsas, quizá convenga adquirir un poco más y elaborar con ellas las fundas para los cojines.

En el caso de que el tejido tenga rayas u otros motivos, quedarán muy bien con un sofá liso, lo mismo que el estor o los visillos que también vistan la ventana. Si el sofá, en cambio, es estampado, es probable que la mejor composición sea con cojines y cortinas (e incluso alfombras) lisas. Y si se opta por tener todas las superficies lisas, se puede quitar monotonía al conjunto con los colores (el sofá o los cojines o la alfombra pueden tener colores vivos contra el dominio de tonalidades suaves en el suelo, paredes y cortinas) e incluso también con las texturas.

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