Una inesperada sobreproducción ha colocado al sector del limón en la peor crisis de los últimos 20 años. Según la Consejería de Agricultura de Murcia, las lluvias del otoño y la competencia turca han dejado más de 120.000 toneladas de fruta en los árboles, cuando la recolección de invierno ya debía haber acabado, con una difícil salida en el mercado en fresco. Tal volumen casi equivale a la cuarta parte de la producción anual de la Región.
Aun así, vender en estos días supone perder dinero. El kilo de limón fino, variedad de invierno, se cotiza entre 6 y 7 céntimos de euro (de 10 a 12 pesetas), cuando el coste de producción por kilo se sitúa entre 10 y 12 céntimos (de 18 a 20 pesetas).
La esperanza de los productores está ahora en comercializar sus excedentes en las fábricas de zumos y extractos. Pero éstas ofrecen incluso menos dinero ahora que ha pasado el plazo de las subvenciones comunitarias para la transformación industrial de limón.
Esta situación comenzó casi al mismo tiempo que la campaña, en octubre. El goteo de los últimos cargamentos procedentes de Argentina impidió que los precios alcanzaran los niveles que deseaban los productores murcianos, por lo que muchos decidieron aguardar.
Devaluación turca
Al poco tiempo se produjo una devaluación del 300% en la lira turca, lo que permitió a los exportadores de limón de ese país hacerse con buena parte del mercado comunitario. A la dificultad de los murcianos de colocar cargamentos en el exterior se unió una climatología excepcional. Por un lado, no hubo heladas y, por otro, se registraron abundantes lluvias en otoño.
«Eso produjo un incremento del 30% en el aforo que inicialmente se había calculado. Los limones que esperaban el momento más adecuado para su venta engordaron por encima de los límites que tolera el mercado», explica Ángel García Lidón, director general de Transferencia Tecnológica de la consejería y uno de los mayores expertos de España en cítricos.
Los frutos que debían comercializarse a 80 g cada uno han adquirido en las últimas semanas pesos de entre 120 y 130 gramos, lo que los hace invendibles en fresco.
Para encontrar un antecedente a la actual crisis de sobreproducción hay que remontarse, según la consejería, a 1982.
La competencia turca ya casi ha cesado, pero Argentina ha iniciado ya su nueva cosecha. Sus primeros envíos llegarán a los puertos europeos a finales de abril.
La Asociación Interprofesional de Limón y Pomelo (Ailimpo) no oculta su preocupación, como indica su director general, José Antonio García: «Argentina está ansiosa por conseguir divisas y la venta de limón es una de las mejores formas de conseguirlo. A eso se une la devaluación del peso, lo que permite a sus exportadores ofrecer precios más competitivos. La situación es confusa y estamos inquietos por lo que se avecina».
La consejería es más optimista. «De las crisis -indica Ángel García Lidón- salen las mejores soluciones. El hecho de que la cotización del limón sea ahora tan baja disuadirá a los argentinos a exportar a Europa durante algún tiempo, lo que permitirá una recuperación de la presencia del limón murciano».
El director general de Transferencia Tecnológica considera que el sector debe apresurarse a encontrar nuevos mercados para el limón, apostando por la calidad y el suministro continuado.
«El consumo de limón en fresco ha tocado techo en la Unión Europea -indica- y lo que incrementemos ahora será a costa de los competidores».
De momento, ya se ha ganado un asalto: Italia ha pasado de ser un país exportador de limón a adquirir de forma masiva cargamentos de origen murciano.
