Rescate bancario: ¿qué consecuencias tendrá sobre los ahorros de los clientes?

La fórmula del rescate será la de una intervención bancaria que se hará a instancias del Gobierno español y solo afectará a las entidades financieras
Por Elena V. Izquierdo 10 de junio de 2012
Img billetes

Los términos rescate, inyección bancaria, nacionalización o intervención de Europa han pasado de ser palabras en las últimas semanas a una realidad. Este fin de semana los ministros de la zona euro aceptaron extender un préstamo máximo de 100.000 millones de euros sin exigir condiciones de ajuste macroeconómico al Gobierno español. Los ciudadanos temen las consecuencias que puede tener sobre sus ahorros el hecho de que Bruselas controle las entidades en las que han depositado su dinero. Aunque las expectativas puedan ser inciertas, lo más probable es que la intervención, el rescate, no afecte de forma negativa a los clientes de los establecimientos financieros.

Rescate solo a entidades

Las entidades españolas recibirán hasta 100.000 millones de euros para sanearse. La fórmula del rescate será la de una intervención bancaria, que se hará a instancias del Gobierno español y solo afectará a las entidades financieras. La UE inyectará dinero sobre el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y después este organismo aportará el capital a las entidades que lo requieran, en función de lo que cada una solicite.

Los ahorros de los clientes es posible que estén más seguros que ahora, ya que contarán con el respaldo público de la Unión Europea y el FROB tendrá más capital

Lo más probable es que la mayoría de los bancos no necesite ayudas. En concreto, algunos cálculos realizados por economistas apuntan a que solo tres de cada 10 entidades pedirá dinero.

Exigencias a los bancos

El denominado «rescate blando» pondrá exigencias a España, pero no tan severas como las que han sufrido los países hasta ahora intervenidos como Grecia, Portugal o Irlanda. Será así porque no se trata de una ayuda a todo el Estado español, sino que se dirige solo a una parte de sus entidades financieras.

Más que afectar a los ahorradores, los requerimientos atañen, en su mayoría, a las propias entidades que tomen el dinero público. Parece que podrían concretarse en limitaciones en los sueldos de los directivos, en la prohibición de repartir dividendos, en el establecimiento de plazos más cortos para sanear sus activos tóxicos y en severos planes de reestructuración.

Ahorros asegurados

En principio, los clientes de las entidades que sean rescatadas no tienen por qué preocuparse por sus ahorros. Es más, es posible que estén incluso más seguros que ahora, ya que contarán con el respaldo público de la Unión Europea que inyectará dinero en el FROB con el que, a su vez, este organismo ayudará a los establecimientos financieros que lo requieran.

Los fondos españoles para salvar a las entidades en peligro están muy mermados y es probable que no fueran suficientes si hubiera que cubrir los depósitos de varios bancos o cajas. Por ello, el rescate hará que los ciudadanos tengan su dinero más seguro.

Es de suponer que las condiciones que han firmado los clientes en sus contratos no serán modificadas

Al haber pedido ayuda a la Unión Europea, el banco tendrá que atenerse a la política financiera que le marquen. En el caso de que se determine que las directrices seguidas hasta ahora han contribuido a empeorar las cuentas de la entidad, tendrá que modificarlas para sanearlo.

¿Cambio de condiciones tras un rescate?

Es de suponer que las condiciones que han firmado los clientes en sus contratos no serán modificadas por el hecho de que un banco tenga que ser salvado. Seguirán recibiendo los mismos réditos -en el caso de que los perciban-, pagando los intereses pactados en sus hipotecas y sus créditos, y exactas comisiones por sus tarjetas u operaciones. Por tanto, los productos que haya contratado el ciudadano seguirán tal y como están.

No obstante, en el futuro, la entidad puede cambiar ciertas condiciones, siempre y cuando avise a sus clientes en el tiempo y la forma que determina la normativa bancaria. Cualquier entidad, intervenida o no, puede realizar estas modificaciones si lo estima oportuno. El usuario, cuando tenga conocimiento de estos cambios, podrá decidir si deja su dinero en el banco o se va a otra entidad.

Las exigencias de la UE irían dirigidas a las entidades rescatadas y no a los ahorradores

Es posible que una tarjeta sin comisión pase a tenerla, también puede subir la tasa que abona el usuario por realizar una transferencia o el dinero que paga por estar en descubierto. O podrían cambiar las comisiones por el mantenimiento de las cuentas.

Pero hay otros términos que deberían permanecer inamovibles. Es el caso de las hipotecas o los créditos. Si los clientes han firmado un contrato con unas condiciones, estas permanecen. El hecho de que la entidad sea nacionalizada o necesite un rescate no significa que los contratos puedan alterarse. Si estaba pactado un diferencial en la hipoteca o un interés determinado en un préstamo personal, deberían seguir vigentes.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube