Maneras de ahorrar energía en la cocina

A menudo no somos conscientes de la cantidad de energía que despilfarramos con nuestros hábitos domésticos diarios. Tan sólo con seguir unos sencillos consejos podemos reducir el gasto de energía de nuestra cocina, lo que repercutirá en la factura eléctrica o de gas que mensualmente abonamos.
Por EROSKI Consumer 14 de mayo de 2003

En primer lugar, un aspecto básico a tener en cuenta es el uso que le damos a la cocina. Tal vez no nos convenga adquirir un modelo moderno perfectamente equipado si, debido a nuestras circunstancias vitales, comemos la mayor parte de los días fuera o pasamos poco tiempo en casa. Si ese es nuestro caso, y además tampoco nos gusta cocinar platos sofisticados que requieren tiempo para su elaboración, podemos decidirnos por una cocina simple, sin accesorios o elementos que no vamos a utilizar (por ejemplo, que tenga menos placas o no disponga de horno). El asunto es no adquirir un producto al que no podamos sacar todo su rendimiento. De esta forma ahorraremos dinero y posiblemente energía, ya que las cocinas menos equipadas gastan menos.

Generalmente se considera que las cocinas de gas gastan menos energía que las eléctricas, por lo que son una buena opción para ahorrar.

Cuando cocinemos algo procuraremos que el tamaño de la olla o sartén sea lo más cercano posible al de la placa de la cocina. Así no desperdiciaremos el calor generado por la cocina.

Para conseguir esto mismo es fundamental que los materiales de los que están hechas las ollas o sartenes sean buenos conductores del calor (metal o cerámica).

A la hora de preparar un guiso si ponemos la tapa al recipiente dejado a calentar aprovecharemos más el calor, evitando pérdidas.

Es recomendable que los fondos de las sartenes y ollas sean completamente planos, para que así entren en contacto con la placa en toda su superficie.

Para aprovechar el calor podemos apagar la placa y seguir manteniendo el recipiente encima, con este calor residual podemos acabar de cocinar lo que estemos preparando. También podemos reducir el fuego al mínimo cuando lo que cocinemos alcance el punto de ebullición. Esto es especialmente recomendable para alimentos que contengan gran cantidad de líquido, como sopas o caldo.

Podemos optar por preparar alimentos por la noche para el día siguiente. La tarifa eléctrica nocturna es más económica si nos suscribimos a un gasto mínimo y así gastaremos menos dinero. De igual manera si cocinamos alimentos y los dejamos en la nevera para consumirlos los días sucesivos ahorraremos tiempo y energía, ya que al cocinar de seguido evitaremos el gasto de energía de los múltiples encendidos de la cocina.

Con estos consejos tan fáciles de seguir lograremos un ahorro energético considerable en nuestra cocina.

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