Ahorrar energía con el frigorífico

La refrigeración y congelación de los alimentos representa casi el 19% de la factura eléctrica
Por EROSKI Consumer 23 de junio de 2005

El frigorífico es uno de los electrodomésticos que más energía eléctrica gasta, debido a que se encuentra en permanente funcionamiento. Su consumo depende en gran medida de características como su capacidad, el número de compresores, los sistemas de descongelación, disposición… y de la eficiencia energética del aparato. Por lo tanto, antes de adquirir un frigorífico o congelador hay que tener en cuenta estas particularidades que contribuirán a un posterior ahorro energético, y elegir un modelo con un volumen adecuado.

Una nevera casi llena consume menos que si está semivacía

Es aconsejable que el frigorífico esté lleno al menos en dos tercios (y tres cuartos en el caso del congelador) puesto que, en contra de la creencia generalizada, una nevera casi llena consume menos que semivacía. Esto se debe a que los alimentos retienen más frío que el espacio libre. Tampoco es necesario llenar el frigorífico en exceso, sino disponer los alimentos de tal forma que se favorezca la circulación del aire frío.

Hay una gran variedad de frigoríficos que pueden clasificarse por su tecnología en combinados, dos puertas, «side by side» y conjunto. Los combinados tienen una capacidad desde tres a cinco personas, con compartimentos independientes para el refrigerador y congelador. Los dos puertas se caracterizan por poseer el frigorífico y el congelador cada uno en una puerta, pero operan con un solo motor.

La clase «side by side» es adecuada para familias numerosas por sus grandes dimensiones. Su característica diferencial consiste en que los recintos del congelador y frigorífico están dispuestos en posición vertical, con apertura de derecha a izquierda. Se trata del aparato frigorífico más sofisticado ya que incluye extras como la expedición de hielos y agua fría. La mayor novedad en este electrodoméstico consiste en la incorporación de una pantalla de televisión en la puerta.

El frigorífico más simple es el denominado «conjunto», que posee una única puerta y el congelador se encuentra ubicado en el interior. Se caracteriza por su tamaño reducido y rendimiento inferior al resto.

Las pérdidas de frío suponen un consumo de energía adicional para recuperar la temperatura seleccionada

En el caso del congelador, la capacidad de congelación se representa por el número de estrellas. Son estas lo que hay que tener en consideración para comprar el aparato que mejor se ajuste a cada necesidad. Los equipos de una sola estrella pueden alcanzar 6º C bajo cero, lo que permite conservar los alimentos durante uno o dos días; los de dos estrellas llegan a los 12º C bajo cero y amplían la conservación hasta tres días. En cambio, los que poseen tres o cuatro estrellas alcanzan los 18ºC bajo cero y los 24º C bajo cero, respectivamente, y son capaces de congelar y mantener los alimentos durante un largo periodo de tiempo, hasta más de tres meses.

Con independencia del tipo de frigorífico que se haya adquirido, es posible controlar el consumo para ahorrar energía con sólo seguir algunas pautas. Las mejores prácticas deben centrarse en evitar las pérdidas de frío, que suponen un consumo de energía adicional para recuperar la temperatura seleccionada. Por ello, no debe abrirse la puerta de manera innecesaria porque, además de perder frío, se produce más escarcha y se perjudica el rendimiento. También es conveniente verificar la estanqueidad de la puerta de la nevera, para lo cual, la junta de la goma debe estar en buenas condiciones.

A diferencia de otros aparatos, las prestaciones del frigorífico dependen del lugar donde se ubique. Es necesario dejar unos cinco centímetros entre la parte trasera de la nevera, la pared y los laterales para aumentar la ventilación, y alejarlo de focos de calor o de la radiación solar directa. Estos aparatos instalados en malas condiciones consumen hasta un 15% más.

La configuración de la temperatura de la nevera también influye en el consumo, puesto que cada grado adicional de enfriamiento supone un aumento del 5% en el gasto energético. Por esta razón, es aconsejable ajustar el termostato para mantener una temperatura de 6º C en el frigorífico y de 18º C bajo cero en el congelador.

A ello hay que sumar un mantenimiento periódico del aparato:

  • Limpiar cada tres o cuatro meses las rejillas de la parte trasera para no obstruir la ventilación, las paredes y los estantes del aparato.
  • Evitar la formación de escarcha. Por ello, si se forma esta en el congelador con un espesor superior a 5 milímetros, hay que proceder a su descongelación. Si no se descongela con frecuencia, la disminución del poder de refrigeración produce un aumento del consumo de hasta un 30%. Hoy día hay frigoríficos con sistema «No Frost» en los que el procedimiento de desescarchado es automático.
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