Guía para despistados: entender la factura de la luz de un vistazo

El recibo de la electricidad incluye conceptos técnicos como potencia o coste de la energía que conviene conocer para encontrar el consumo real y, en consecuencia, saber cómo ahorrar
Por Blanca Álvarez Barco 25 de junio de 2015
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IVA, término de potencia, costes regulados del sistema… El recibo de la luz, que está lleno de conceptos como estos, no se entiende. Al menos eso opina el 53% de los españoles, según una encuesta del Instituto Sondea publicada en mayo por la patronal eléctrica Unesa. Y con la nueva tarifa de la electricidad por horas, que será efectiva desde el 1 de julio, este problema podría agravarse. En realidad, solo el 37% de la factura corresponde al consumo, pero diferentes tasas e impuestos la elevan sobremanera. ¿Cuáles son y cómo reconocerlos? A continuación se resume en cinco pasos cómo comprender de un vistazo el recibo y aprender a ahorrar electricidad de un modo más sencillo.

Un tercio del salario medio en nuestro país se destina al pago de la luz, el agua, la calefacción o la hipoteca, según los datos de la última Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2014. Otros estudios, como el realizado por AIS Group, señalan que la media del gasto eléctrico en 2013 superó los 725 euros por hogar.

Para poder reducir el importe de esta partida e intentar ahorrar, conviene saber cuánta luz se consume. Pero no es fácil, ya que el recibo incluye términos técnicos que no todos entienden a simple vista. Entre kilowatios y peajes, es difícil encontrar cuál es el gasto de electricidad cada mes. Y, según las compañías eléctricas, la factura que llegará a casa a partir del 1 de julio, cuando comience la nueva tarificación, seguirá el mismo esquema, un patrón marcado por el Gobierno en una resolución legal de 2014.

Pero, en realidad, conocer este consumo que es clave para ahorrar es más sencillo de lo que parece. Para entender la factura, basta con comprender algunos conceptos básicos y saber en qué fijarse. A continuación, se desvelan cinco pasos para conseguirlo.

Paso 1. Mirar los datos y suministro en la factura de la luz

Las empresas eléctricas no pueden decidir el diseño ni cómo presentar a sus clientes la factura de la luz. Es un patrón regulado por una resolución de Gobierno, en la que se fija con exactitud dónde debe ir cada concepto.

En el anverso aparecen, en primer lugar, los datos de la factura: datos personales, fecha y periodo de consumo, referencia del contrato. También está el importe expresado en euros que debe pagar el usuario por la electricidad.

En el reverso se incluye, en la parte superior, los datos del suministro del cliente. Además de los datos bancarios, el contador o la empresa distribuidora, aparece qué potencia se tiene contratada, el peaje de acceso a la red y otros conceptos útiles para poder descifrar cuánto se gasta en luz.

Paso 2. Buscar el apartado de energía: potencia y coste de la luz

Para poder entender la factura, hay que conocer algunos tecnicismos.

La potencia es uno de los dos importes principales del recibo de la luz. Es el coste fijo por disponer del servicio de suministro eléctrico, por cada kilovatio contratado y cada día de suministro. Se paga con independencia de que se consuma más o menos energía. Viene indicado en la factura en euros por kilovatio y día (mes o año).

El coste de la energía, el consumo, es sobre lo que se aplican los cambios para los ciudadanos. Desde el 1 de julio, cuando entre en vigor la tarifa por horas, se calculará directamente con lo que marque el mercado en cada hora, siempre que se tenga un contador inteligente. En contra de lo que se cree, la energía no es muy cara y, como señalan desde las principales eléctricas, si no se introducen las subvenciones a las energías renovables y a la cogeneración, representa menos de un tercio del recibo final. Las distribuidoras, sin embargo, no creen que se deban eliminar las ayudas a las renovables, sino cargarlas en otro lugar, no en la factura de la luz.

Tanto potencia y energía aparecen en la factura: en el anverso, en un pequeño resumen de facturación; y en el reverso, desglosados y con detalles. Es donde el consumidor puede ver cuánto gasta en realidad cada mes.

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Imagen: Lablascovegmenu

Paso 3. Impuestos y peajes ¡son un buen pellizco!

Sobre la electricidad se cargan dos impuestos directos. Uno es el IVA, que se aplica (al 21%) a la suma del total del recibo. El llamado Impuesto Eléctrico, por su parte, afecta a la suma del importe de potencia y energía, incluyendo los descuentos.

Los peajes los fija el Gobierno y se destinan al abono de los costes del sistema eléctrico, como el transporte y distribución de la energía eléctrica, las primas que se pagan a las energías renovables o la deuda que ha ido generando el sistema eléctrico, el llamado déficit de tarifa. Son iguales para todos los consumidores.

Paso 4. Los contadores también se pagan

En la factura, en el apartado «servicios y otros conceptos», aparece cuánto cuestan cada mes los contadores para medir el consumo. Son propiedad de la empresa distribuidora y por ellos se abona un precio de alquiler mensual cuyo importe está regulado por el Gobierno.

Paso 5. Gráficos: la evolución del consumo

Los recibos incluyen en el anverso, al lado del resumen de facturación, un gráfico donde se muestra cómo ha evolucionado el gasto (en kilovatios hora) a lo largo del último año. A veces se incorpora una estimación media del consumo diario. Esta tabla permite además comparar el consumo con respecto al que se tuvo el mismo mes del año anterior.

Información sobre el impacto ambiental de la electricidad

Las facturas de la luz recogen ya, entre otros datos, información relativa al origen de la electricidad consumida (el porcentaje que procede de energía nuclear, fuel/gas, carbón, renovables, cogeneración, gas natural…), así como su impacto sobre el medio ambiente, medido en emisiones de dióxido de carbono y generación de determinados residuos.

Otro apartado contiene información sobre opciones de contratación alternativas al Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC) y la dirección web de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), para comparar las ofertas.

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