El oro

Ante cualquier duda sobre el material o el quilataje de una joya, se puede acudir a laboratorios oficiales que certifican si cumple con las normas legales imprescindibles para su venta al público
Por Tatiana Escárraga 15 de mayo de 2006

La elección del oro como regalo, ya sea en forma de collares, anillos, pendientes, pulseras o relojes está aumentando a pesar de su precio. El 63% de los españoles adquieren a lo largo de su vida joyas, piezas de platería y relojes por valor de hasta 1.083 euros. La calidad y el diseño del trabajo de orfebrería son dos de los factores que más influyen en su coste, así como las tendencias de la moda. Pero también resulta decisivo en el precio final el quilataje del oro con el que se fabrica la pieza, esto es, el grado de pureza del preciado elemento.

Precios y quilates

‘No todo lo que brilla es oro’, reza un popular adagio. Por ello, antes de comprar una joya de oro, conviene preguntar sobre la calidad del metal con el que se ha fabricado. En España la compra de oro se mantiene en alza y su elección como regalo, ya sea en forma de collares, anillos, pendientes, pulseras o relojes, es cada vez más frecuente. Según la Asociación Española de Joyeros, Plateros y Relojeros, un organismo que cuenta con 12.000 asociados en todo el país, el 63% de los consumidores españoles adquieren a lo largo de su vida joyas, piezas de platería y relojes por valor de hasta 1.083 euros, partiendo de un valor único mínimo de 15 euros. El 22% de estos consumidores compra joyas hasta por un valor de 3.906 euros y el 15% restante tiene el poder adquisitivo para elegir piezas de mayor precio. La admiración que despiertan la calidad y el diseño del trabajo de orfebrería son factores que influyen en el coste de una pieza, así como las tendencias de la moda. Pero en el caso del oro los precios también dependen del grado de pureza del oro con que la pieza haya sido fabricada, explican desde la Asociación Nacional de Joyeros.

Conviene recordar que a las piezas se les pone precio de acuerdo al valor exclusivo del metal con el que están elaboradas y de acuerdo a las piedras preciosas que contienen. El hecho de que la compra del oro esté inspirada en necesidades mucho más atávicas y sentimentales que en prácticas y funcionales hace que su precio sea sumamente variable, razón por la cual se aconseja visitar varios establecimientos de joyería antes de cerrar una transacción, ya que así podremos comparar distintos precios, ofertas y su nomenclatura. ¿Qué quiere decir oro en estado puro, por ejemplo?

El oro en estado puro (al 100%) es el de 24 quilates. Pero el oro puro resulta demasiado dúctil y blando, por lo que usualmente no se fabrican piezas de joyería con este quilataje. Los fabricantes de oro emplean el oro de 24 quilates para fundirlo con otros metales, como la plata, el paladio o el cobre, entre otros, que le aportan dureza y solidez. Según explica la Directora del Programa de Gemología de la Facultad de Geología de la Universidad Complutense, Victoria López Acevedo, el quilate que tenga una joya de oro indica el grado de pureza de la misma.

El quilate que tenga una joya de oro indica el grado de pureza de la misma

La palabra ‘quilate’ es de origen árabe, y significa en esta lengua ‘semilla de haba’, ya que en la antigüedad ésta fue usada para medir el peso del oro y de otras piedras preciosas.

El mayor o menor porcentaje de las aleaciones que contenga una pieza de oro es lo que determina su quilataje, y uno de los factores que definitivamente influyen en su precio. El oro de 18 quilates, el más utilizado en España, contiene un 75% de oro puro y un 25% de otros metales, según la Asociación Española de Joyeros, Plateros y Relojeros.

Evitar decepciones

La Confederación de Consumidores y Usuarios (Cecu) ha dado a conocer varias advertencias para evitar que el público adquiera joyas de mala calidad y a un precio elevado que no se corresponde con el producto. “Resulta fundamental hacer las compras en establecimientos debidamente autorizados. Si se tiene alguna duda, existen laboratorios oficiales que certifican, tras el análisis de una pieza, que ésta cumple con las normas legales imprescindibles para su venta al público”, explican.

Es importante, además, exigir que las joyas de oro y de cualquier metal precioso estén marcadas por el ‘contraste’, que es una especie de sello utilizado para identificar al fabricante de la joya o al importador, así como a la garantía de la misma.

Por otro lado, las reparaciones y arreglos de joyas deben confiarse a los profesionales que publicitan en sus establecimientos su adscripción a organizaciones o asociaciones profesionales de joyeros. Un buen porcentaje de las quejas que recibe la Cecu relacionadas con las joyas provienen de clientes que al mandar a reparar sus piezas no acudieron a establecimientos certificados. No obstante, ante cualquier problema conviene recordar que todo establecimiento donde se vendan joyas en condiciones legales debe tener a su disposición las hojas de reclamaciones, por lo que es necesario guardar el recibo o factura de compra, que puede resultar imprescindible para efectuar cualquier reclamación.

Preservación de las joyas

La principal cualidad del metal precioso es su incorruptibilidad y su resistencia a las alteraciones en cualquier medio ambiente,

La principal cualidad del metal precioso es su incorruptibilidad y su resistencia a las alteraciones en cualquier medio ambiente

pero las joyas de oro de bajos quilates pueden oscurecerse debido al contenido de aleaciones con metales menos nobles. El oro de 18 quilates se conserva perfectamente sin necesidad de muchos cuidados.

En este sentido, la Biblioteca de la Joyería Ybarra recomienda acudir a las fórmulas naturales cuando se trata de restaurar el brillo de una joya que ya no reluce como cuando fue comprada. Con el jugo obtenido al exprimirse las cebollas, mezclado con un poco de agua, se prepara una solución en la que el oro oscurecido recupera su brillo después de permanecer sumergido por un período de dos horas. Después de sacarlas de esta solución, es preciso cepillar el anillo o la cadena con un cepillo suave (un cepillo de dientes para niños, por ejemplo) aplicándoles pasta dental o agua con jabón. Luego se enjuaga la joya con agua tibia que no contenga cloro. También existen varios productos comerciales especiales para la limpieza del oro. Un joyero profesional puede indicar cuál es el más conveniente y apropiado, de acuerdo con el tipo de oro que se desea limpiar.

Entre los principales agentes corrosivos se halla el cloro que poseen las aguas de las piscinas, muy dañino para las joyas de oro con alto contenido de aleaciones de metales que reaccionan desfavorablemente al contacto con este elemento. Además, el cloro también puede tener un efecto negativo sobre los engastes de piedras preciosas, que pueden terminar desprendiéndose después de un contacto frecuente con el agua de las piscinas.

Aunque resulta muy raro, las aleaciones que contienen algunas piezas de oro pueden causar eczemas o irritaciones en ciertas personas. Tal es el caso del rodio y el níquel. Existen estrictas leyes europeas sobre el contenido máximo para evitar alergias. Al oro blanco es habitual darle un baño final con rodio para la protección de la pieza. El rodio es un metal seis veces más caro que el oro, pero posee el inconveniente de que puede causar reacciones alérgicas en pieles sensibles. Si se tiene alguna sospecha de que se sea alérgico a él, hay que evitar comprar joyas que contengan este metal. Según la Asociación Española de Joyeros las reacciones en la piel dependen de que la joya esté bien o mal terminada.

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