Baños públicos

Los baños públicos son escasos y se utilizan más como soporte publicitario que como aseos para el ciudadano
Por Carlos Astorelli 28 de noviembre de 2007
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Imagen: Clambert

Los aseos situados en los principales parques y avenidas de las ciudades, con un empleado público que se encargaba de su higiene y de cobrar el servicio, están en vías de extinción. Actualmente estos baños son en muchos casos portátiles, automáticos, y se han convertido en parte de los muchos soportes callejeros que la publicidad emplea para vender productos y crear imágenes de marca. Son insuficientes en número y distribución en las principales ciudades; hay que tener en cuenta que su gestión y mantenimiento ha pasado en la mayoría de las ciudades de las Administraciones públicas a empresas especializadas en mobiliario urbano, que se encargan de mantenerlos y cobran por su uso mediante un mecanismo de monedas que ronda los 0,30 céntimos.

Poca oferta

La disponibilidad de aseos públicos para los transeúntes es escasa en la mayoría de las ciudades españolas. Madrid, con alrededor de 3,2 millones de habitantes, dispone de apenas 28 aseos públicos registrados de manera oficial en el Ayuntamiento, alrededor de uno por cada 115.000 habitantes. Barcelona, por su parte, cuenta con 15 aseos, pero sólo en el distrito de Ciutat Vella: unas quince cabinas que la Generalitat estima suficientes en esta área considerada el centro comercial, lúdico, cultural y turístico de Barcelona.

Teniendo en cuenta estas cifras, acceder a un baño en una situación de apuro puede convertirse en una complicada misión en algunas ciudades. No existe ninguna ley que obligue a los Ayuntamientos a disponer de aseos en la vía pública y, aunque hacer las necesidades en la calle está penalizado con multas de entre 30 euros y 500 euros, la cobertura es dispar en las distintas ciudades. El insuficiente número de aseos públicos en las dos principales urbes españolas -Madrid y Barcelona- se hace evidente cuadno se comparan con otras más pequeñas, como San Sebastián, que con 183.000 habitantes cuenta en sus calles con 22 baños, apenas seis menos que Madrid.

No hay ninguna ley que obligue a los Ayuntamientos a disponer aeos en la vía pública

Lo cierto es que más allá de casos puntuales como fiestas populares o conciertos al aire libre organizados por los Ayuntamientos -cuando el paisaje urbano se satura de transeúntes y las administraciones disponen de baños químicos móviles para la ocasión-, las necesidades fisiológicas de los ciudadanos quedan en manos del azar o de la buena voluntad de los dueños de bares y restaurantes. Esto podría parecer un problema menor si se considera que España dobla al resto de la Unión Europea en cantidad de bares por habitante -sólo con los de Madrid, se cubriría el número total de los existentes en Noruega; en España hay un bar por cada 135 personas, según el Anuario Económico 2005, elaborado por el Servicio de Estudios de la Caixa-. Sin embargo, como aseguran desde la Federación Española de Hostelería y Restauración (FEHR), los lavabos de sus locales son en reglas generales «de uso exclusivo de los clientes y para los fines propios de los servicios, por eso su entrada está controlada (nunca prohibida) en algunos lugares en donde hay que pedir la llave». La FEHR agrega que, no obstante, puede existir alguna ordenanza municipal concreta que determine el carácter público de sus aseos en algunos casos.

Más allá de cantidades y proporciones, lo que está cambiando en los últimos años es la gestión y administración de los aseos en la vía pública. Los viejos lavabos en los que un empleado cobraba unas monedas y cuidaba de la higiene del recinto están claramente en vías de extinción. En Sevilla sólo quedan en pie los aseos que se encuentran frente a Los Archivos de Indias. Al estilo de los tradicionales baños públicos, funcionan de 9.00h a 21:00 horas, y son regentados por un vigilante que alaba -por su generosidad en las propinas- a ingleses y alemanes, y que por la falta de generosidad se queja de franceses, japoneses y de los mismos sevillanos.

Aseos en concesión

Los contratos que regulan las concesiones de mobiliario urbano de los Ayuntamientos establecen que las empresas concesionarias deberán encargarse de la instalación, gestión y mantenimiento del equipamiento urbano a cambio del derecho a explotar los espacios publicitarios disponibles. El Ayuntamiento percibe a cambio un canon anual y la reserva de un determinado espacio publicitario para campañas de información municipal. Por ejemplo, en Sevilla 10 aseos con 50 soportes publicitarios rotativos han sido adjudicados a Cemusa hasta abril de 2012, por 133.016 euros anuales.

La intalación, gestión y mantenimiento de los baños depende de empresas privadas

Las empresas JCDecaux, Clear Channel y Cemusa son las que gestionan los aseos en las distintas ciudades de España. Los Ayuntamientos -tras una convocatoria pública- delegan la instalación y mantenimiento de marquesinas y paradas de autobús (entre otros), además de los aseos públicos. La gran mayoría de las cabinas de baño son de pago, aunque con un coste mínimo de 30 céntimos de euro. En algunos casos son gratuitos los destinados a conductores de autobús que acceden con una tarjeta, como en la empresa francesa JCDecaux.

Esta es una de las empresas de mobiliario urbano con mayor presencia en el ámbito nacional y europeo, y tiene a su cargo las calles de París y Londres, entre otras grandes ciudades del mundo. También fue esta empresa la inventora de los aseos públicos automáticos en 1981, y desde entonces ha ido mejorando y perfeccionando tanto su diseño como sus prestaciones. Actualmente gestiona un total de 235 aseos automáticos en 26 ciudades de España, con un promedio de 5.600 usos al día.

Diseño y alta tecnología

Las empresas que se dedican al mobiliario de las ciudades contratan para su diseño a arquitectos de la talla de Giorgetto Giugiaro, premiado autor de varios modelos de las marcas de coche Fiat y Alfa Romeo; Philip Cox, arquitecto australiano autor del estadio olímpico de Sydney; o Norman Foster, británico que en julio pasado recibió el encargo -entre otros elementos- de los aseos públicos de la ciudad de Murcia.

Las cabinas cuentan con la última tecnología y dispositivos de limpieza y desinfección automáticas

De esta manera, concebidos como soporte publicitario -el principal interés de las empresas que los gestionan- estos aseos cuentan con el doble atributo del diseño y las prestaciones de última tecnología. Estas cabinas incluyen un dispositivo de limpieza y desinfección automático que se activa tras la salida del usuario. La puerta se cierra automáticamente y, previo control y verificación de la ausencia de personas en el interior del servicio, se inicia el lavado y la desinfección del inodoro y del suelo. Además, se realiza un mantenimiento diario donde se comprueba el funcionamiento, se limpian manualmente los elementos y se reponen los líquidos (jabón, desinfectante…). Una vez a la semana, además, se realiza una limpieza exterior de los elementos.

Los contratos de concesión obligan a las empresas a disponer de cabinas aptas para discapacitados, o llamadas «de acceso universal». En el caso de la empresa francesa, su modelo se ha concebido en colaboración con las asociaciones de discapacitados, de manera que sus dimensiones y sistema de funcionamiento han sido estudiados para posibilitar el acceso con una silla de ruedas y asegurar una utilización cómoda y segura. Además, para atender a las personas con deficiencias visuales, las instrucciones de uso se presentan también en Braille.

No todos son de pago

No en todas las ciudades donde se ofrece al ciudadano baños públicos se cobra por su uso. Las condiciones de explotación se establecen en el pliego de condiciones de la concesiones, en la oferta que se realiza, y en cada caso particular, según señalan desde JCDecaux. De la misma manera, la concesión puede convivir con la gestión de otros aseos públicos, como los instalados en estaciones de metro o tren, aunque la mayoría de los especialistas consultados coinciden en la creciente desaparición de los aseos tradicionales.

Entre las ciudades que no cobran por el uso de los aseos en sus calles se encuentran Irún y San Sebastián. La primera ha instalado recientemente ocho cabinas de las catorce que contempla su proyecto en curso. Éstas se accionan directamente por medio de un pulsador sin monedas. El Ayuntamiento donostiarra también ha decidido no cobrar por las nuevas cabinas automáticas que ha instalado, ya que con lo que cobraba hasta ahora por el uso de sus aseos no llegaba a cubrir el 15% de los costes de mantenimiento.

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