Dinero de reserva, ¿en casa o en el banco?

La seguridad y la liquidez inmediata son algunos de los puntos que se deben tener en cuenta antes de optar por guardar el dinero en una entidad o en casa
Por Elena V. Izquierdo 8 de agosto de 2012
Img depositos

La actual situación económica hace que muchas personas se planteen si es mejor mantener su dinero en el banco o sería más conveniente sacarlo y guardarlo en el propio domicilio. La posibilidad de que la entidad quiebre, de que el Fondo de Garantía de Depósitos no haga frente a los pagos o de que haya un “corralito” pasa por la mente de muchos ciudadanos que viven con angustia la idea de quedarse sin liquidez para realizar los pagos diarios. Sin embargo, mantener el dinero en casa también tiene sus riesgos: junto a los robos que se puedan producir, está la amenaza de que un incendio o una inundación destruyan parte de la vivienda y, con ella, los ahorros de toda una vida. En el siguiente artículo se analizan las ventajas y los inconvenientes de guardar el dinero en casa, frente a tenerlo en un banco o caja de ahorros.

Ventajas de guardar el dinero en casa

Los puntos a favor de tener el dinero en la vivienda en vez de guardarlo en el banco se centran, sobre todo, en la posibilidad de contar con el dinero en el caso de que se produzca una quiebra de la entidad o del sistema. También es más fácil sortear algunos imprevistos en momentos en que el banco pueda permanecer cerrado.

  1. Disponibilidad instantánea.

    Una de las ventajas de tener el dinero de reserva en el propio domicilio es que a cualquier hora se puede contar con él. En el momento más inesperado puede surgir la necesidad de hacer un pago, realizar un préstamo o iniciar un viaje en el que se utilizará efectivo de manera inmediata. Si la cantidad es pequeña no suele haber problemas y basta con el dinero que se guarda para los gastos cotidianos.

    Al tener el dinero en casa, en caso de quiebra de una entidad no habría que esperar para recuperarlo

    Pero es posible que la cantidad que se requiere sea elevada y si no se tiene en casa, habrá que ir al banco. Si es por la tarde o por la noche, hay que obtenerlo de un cajero y aquí surge un problema: el límite establecido. La mayoría de la gente fija una cantidad diaria por encima de la cual el expendedor de billetes no entrega más dinero. Si el importe requerido es superior, no podrá obtenerlo.

  2. En caso de quiebra no hay que esperar para recuperarlo.

    Cuando hace un año se hablaba de que una entidad pudiera llegar a la bancarrota, se hacía de manera hipotética, se percibía como algo muy lejano en el horizonte y muy poco probable. No en vano, los test de estrés realizados a la banca en julio de 2011 tuvieron muy buenos resultados para la mayoría de los establecimientos españoles.

    Hoy en día, se ve como una opción algo más real y genera preocupación pensar en la quiebra. La nacionalización de una gran entidad como Bankia ha revelado que muchos establecimientos financieros no gozaban de tan buena salud como se suponía.

    Si un banco quiebra, el Fondo de Garantía de Depósitos hace frente a la deuda que la entidad tiene con los clientes y les devuelve el dinero depositado. El problema es que lo más probable es que no se haría de forma inmediata. Habría que realizar una serie de trámites, constatar que el banco ha quebrado, ver el dinero que debe a sus acreedores, a cuánto asciende la deuda con los clientes… El tiempo se alargaría y el ciudadano no contaría con efectivo en su bolsillo de manera inmediata, como sí sucedería si lo guardara en casa.

  3. Se mantiene la cantidad íntegra, no solo 100.000 euros.

    Otro aspecto que se debe tener en cuenta es que el Fondo de Garantía de Depósitos responde con hasta 100.000 euros por titular y entidad. Esto quiere decir que si una persona tiene más de este importe, seguramente perdería el resto.

    Tener en la vivienda todo el dinero o el efectivo restante de los 100.000 euros haría que el propietario no perdiera nada.

  4. Dinero asegurado en caso de quiebra en cascada.

    Algunos economistas alertan de que si varias entidades desaparecen, el Fondo de Garantía de Depósitos no tendría capital suficiente para devolver todo su dinero a los clientes. Es posible, por tanto, que los depositantes perdieran una parte del patrimonio que en su día dejaron en depósitos o cuentas corrientes. Este es otro de los motivos por los que tener en casa el dinero es más ventajoso.

  5. Si hubiera un «corralito», no tendría problemas de liquidez.

    Aunque se señala como una hipótesis más bien improbable, también eran poco factibles otros supuestos que al final se han hecho realidad. Si bien hay quien lo cita para aumentar el miedo en la población y restar derechos a la ciudadanía, la posibilidad de un «corralito», aunque de forma remota, está presente.

    Si esto se produjera, los ciudadanos no podrían sacar dinero de los bancos de forma temporal o podrían hacerlo hasta una cantidad establecida por las autoridades monetarias. Es decir, si hoy se puede ir al banco y obtener el dinero depositado con absoluta libertad, y solo con avisar con unos días de antelación cuando la cuantía es muy elevada, con el corralito este derecho se restringiría.

    Además, con un importe límite al día, la afluencia de personas a bancos y cajeros sería tan masiva, que es posible que no todo el mundo pudiera obtener dinero pese a estar horas esperando.

    Con el capital en casa, esto no ocurriría. Y quien hubiera guardado dinero en su domicilio tendría ventaja sobre los demás a la hora de comprar productos o pagar servicios.

  6. Se puede cambiar previamente a otra moneda.

    Hay quien, con todo lo anterior, piensa que también puede producirse una devaluación del euro o la creación de una moneda única de dos velocidades. Por eso, además de tener el dinero en casa, lo ha cambiado a una moneda más fuerte. De esta forma, si el euro cae, lo tendrá en otra divisa sin que le afecte de modo negativo la devaluación.

Incovenientes de guardarlo en casa frente a hacerlo en el banco

La seguridad que aportan las entidades financieras en el caso de que en el domicilio se produzca un robo o un incendio son los puntos fuertes que aportan los bancos frente a la vivienda.

  1. Sufrir un robo.

    Una de las principales ventajas de tener el dinero en el banco es que, en el caso de que los atracadores entren a robar en la entidad, el cliente mantendrá su dinero. En cambio, quien lo guarda en casa está menos protegido. Además, la persona que tiene un gran capital guardado en un joyero, en un armario e incluso en una caja fuerte disimulada tras una pared vive con la intranquilidad continua de que los ladrones entren en la vivienda.

    La posibilidad de sufrir un robo en la vivienda es uno de los motivos para guardar los ahorros en el banco

    Los hurtos y los robos en casas están a la orden del día y, pese a que la persona que lo guarde crea que el escondite ideado es difícil de encontrar, los delincuentes conocen infinidad de fórmulas para hallarlo, entre ellos, el uso de la violencia.

    Salvo en casos muy excepcionales en los que el tomador declara tener en la vivienda una cantidad elevada de dinero, el seguro del hogar no cubre este tipo de siniestros. Si lo hace es a cambio de que el asegurado pague una gran suma por su póliza cada año, por lo que no suele compensar tener el dinero en casa en estas ocasiones. En los seguros más habituales, la cantidad que cubre es bastante limitada.

  2. Perderlo todo si se producen inundaciones, incendios o accidentes.

    La vivienda no es un lugar tan seguro como el banco para guardar el dinero. En ella se pueden producir todo tipo de siniestros como puede ser un fuego, una riada… En estas situaciones, se puede perder todo el capital ahorrado durante años en un solo día o lo que es peor, sufrir heridas de gravedad por intentar recuperarlo.

    Tampoco en estas ocasiones el seguro cubre las pérdidas de dinero, salvo las pequeñas cantidades que puedan entrar en la póliza.

  3. Se puede perder si se mantiene en secreto.

    No sería el primer caso de personas que tiran a la basura un colchón en el que se guardan los ahorros de toda la vida, o de herederos que se quedan sin nada por desconocer que el fallecido había ido depositando en un lugar secreto su patrimonio.

    Puede suceder que, por el temor de que alguien sustraiga el dinero, la gente lo guarde casi hasta el momento de su fallecimiento y poco antes lo comunique a sus familiares. Esta actitud es sumamente arriesgada y las posibilidades de que nadie encuentre el capital son muy altas.

    En el banco esto no sucede porque en el momento en que se lee la declaración de herederos, si no hay testamento, se conoce el importe que el fallecido tenía depositado y el establecimiento en el que se encuentra. Así pasa de manera directa a quien le corresponde y, si se trata de padres a hijos, los impuestos que se pagan por la sucesión suelen ser bastante reducidos.

  4. Es difícil demostrar su procedencia.

    En el momento en que la persona que guarda su dinero en casa decida gastarlo puede tener problemas. Si carece de un justificante que acredite que se ha llevado antes el capital del banco o cualquier documentación que certifique su procedencia, es posible que Hacienda abra una investigación.

    Cuando la cantidad es pequeña no suele haber problemas, a la hora de realizar los pagos o hacer compras de un importe reducido. Pero si los gastos son diarios y dejan huella, es posible que el propietario tenga que explicar de dónde ha sacado el dinero.

    Lo mismo sucede en el caso de una donación o de una sucesión. Los herederos se pueden encontrar con la sorpresa de tener que pagar dinero al Estado por «blanquear» el patrimonio que han recibido.

  5. No genera intereses.

    Aunque los réditos que puede obtener un ahorrador medio son mucho más bajos que hace unos años, todavía es posible conseguir beneficios con el dinero que no se utiliza sin correr apenas riesgos.

    Los depósitos son una opción rentable para quien posea un capital y no tenga necesidad de utilizarlo a corto plazo. Los intereses por 6 meses para dinero nuevo pueden estar en torno al 2,5%, sin necesidad de aportar una nómina o contratar más productos. En el caso de las entidades on line, este porcentaje se puede elevar incluso en más de un punto, hasta el 3,6%. Por ingresar 30.000 euros al 3% y mantenerlos la mitad del año, se obtendrían 450 euros, bastante más que si está en casa inmovilizado, en cuyo caso, los beneficios por réditos son nulos.

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