Entrevista

Javier del Riego Rodríguez, experto en Recursos Humanos y autor del libro ‘El directivo despedido’

Quedarse sin trabajo permite explorar opciones laborales que no se atienden en la rutina del día a día
Por Lola Raya Bayona 25 de noviembre de 2009
Img javier del riego
Imagen: CONSUMER EROSKI

La crisis se ha convertido en un drama profesional y personal para ciertas personas. Entre ellas, quienes han tenido que rebajar todavía más su nivel de vida porque han pasado de percibir un sueldo adecuado a disponer tan sólo de la prestación por desempleo. También afecta a quienes han desempeñado durante mucho tiempo puestos de cierto prestigio profesional (directivos o altos ejecutivos) y ahora ocupan un trabajo de menor reconocimiento social. El experto en Recursos Humanos Javier del Riego explica cómo afrontar estos cambios de estatus en el plano psicológico y laboral.

Ejecutivos y profesionales despedidos, que antes cobraban grandes sueldos, ahora apenas perciben 1.000 euros. ¿Cómo afecta este cambio a sus vidas?

La situación personal y laboral del despedido es dura. Los cambios de estado anímico son constantes. Para poder empezar a resolver la nueva situación, hay que interiorizar que ésta no es indigna y que el despido no es un hecho aislado. El cambio de estatus económico afectará más o menos según los objetivos vitales. Si la propia madurez y la de las personas que rodean al afectado le permiten estar lúcido respecto a las cuestiones importantes, superará tarde o temprano lo ocurrido. Siempre se abrirán las puertas a nuevos trabajos.

Pero hay personas que viven esta situación con un sentimiento de “vergüenza”.

Es un error grave. Es esencial que la persona que ha perdido su empleo entienda que no es la única, que no se debe sentir sola y que hay miles de personas en su misma situación. La sensación de fracaso o la posible entrada en una depresión son los factores que menos animan para salir a buscar un nuevo empleo. Hay que ser positivos y capaces de transmitir esa energía cuando se intenta encontrar trabajo.

Estar el paro puede afectar a la autoestima si, debido a la nueva situación, se pierde contacto con las personas a quienes se veía cada día. ¿Cómo hay que asumir esta circunstancia?

Cuando la relación de las personas que trabajan juntas se convierte en amistad, aunque haya un componente jerárquico, el día en que se acaba el contrato y este componente jerárquico desaparece puede compararse con la fecha en que se quitan los “ruedines” a la bicicleta: se puede mantener el equilibrio y una buena amistad, o caer. Hay tres posiciones: quienes de verdad sienten el despido y mantienen la misma relación, quienes ven este cambio como una posibilidad de ascenso y quienes se hacen invisibles mientras esperan para conocer al nuevo jefe. De los dos últimos grupos no se deben esperar, a corto plazo, signos de amistad. En todo caso, hay que ser conscientes de esta posibilidad y prepararse para sufrir lo menos posible.

¿Cómo hay que explicar este cambio de estatus a los hijos? Ellos mismos pueden verse afectados por la nueva situación: cambio de colegio, vacaciones en condiciones más modestas…

“Antes de hablar con los hijos hay que conocer a fondo cuáles son las condiciones económicas y expectativas materiales reales”

Los hijos, en general, responden al despido del padre o de la madre conforme a su grado de madurez y al tipo de educación y de valores que se hayan compartido con ellos. Puede ser una tragedia o un hecho que una más a la familia. Si son pequeños y conocer la situación no les aportará nada, no hay que decírselo porque no lo entenderán. Pero si son mayores, hay que reunirles y comunicarles la nueva situación. Antes, es imprescindible conocer a fondo cuáles son las condiciones económicas y expectativas materiales reales (indemnización, tiempo de paro, ahorros, posibilidades reales de encontrar nuevo empleo…) para tener respuestas concretas a las preguntas que, sin duda, harán los hijos.

La nueva situación afecta en ocasiones a las relaciones de pareja. Algunas personas se sienten incluso menos atractivas debido a la pérdida de estatus profesional.

Hay quien afronta la “visita” a la oficina del INEM como algo indigno y con una sensación extraña entre desazón y miedo a ser “descubierto” por algún vecino o conocido. Se preguntan, incluso, qué pensará el conserje del portal al verles sin traje. Pero en las relaciones con la pareja, el problema no radica tanto en el despido en sí, como en la fase de la vida profesional en que nos encontremos. Un momento complicado es la franja entre los 40 y los 50 años. En esta etapa, no son raros los casos de parejas en situaciones que ya están deterioradas, con lo que el despido precipita la separación, pero en general no tiene por qué ser así. Es habitual que la pareja se vuelque en el otro y le ayude a superar una situación problemática. Sólo relaciones poco estables o ya rotas de antemano tambalean en una situación estresante.

¿Cuándo hay que comenzar la búsqueda de un nuevo empleo?

“Hay que comenzar a buscar empleo de inmediato, cuando están frescos los contactos”

La mejor decisión es hacerlo de inmediato. La búsqueda de empleo comienza con la comunicación de la nueva situación a la red de contactos profesionales, clientes y amigos. Por muy buena que sea una persona en su profesión, el tiempo va en contra. Hay que esforzarse al máximo de manera inmediata, cuando están frescos los contactos. La memoria del mercado es muy corta.

Se tiende a buscar trabajo en empresas y funciones similares a las realizadas en el último trabajo. No obstante, otra posibilidad es intentar cambiar de sector.

No se debería pensar que la única manera de ganarse la vida es continuar con las labores desarrolladas en los últimos años. Hay muchas puertas y opciones que no se exploran debido a la rutina del trabajo del día a día. Éste es un buen momento para hacerlo. También se puede reflexionar sobre la propia preparación: reciclaje, formación adicional…

Antes hablaba de aprovechar las redes de contacto. ¿Es éste el método más adecuado para encontrar empleo en la actual coyuntura?

“El currículo permite transmitir las virtudes o la preparación, pero la red de contactos es más eficaz para encontrar empleo”

El currículo es un documento que permite transmitir a las empresas, o a terceros desconocidos, las virtudes, preparación o experiencia profesional, por lo que debería actualizarse, pero tampoco puede considerarse la mejor herramienta de búsqueda de empleo. Se considera más eficaz la red de contactos.

¿Cómo se gestionan con eficacia estas redes?

Hay que cuidarlas a lo largo de los años. Son contactos profesionales con los que quizá haya cierto grado de amistad, pero en ningún caso se debe creer que es posible llamar a alguien a quien no se ha atendido en tres o cuatro años y esperar que se ponga al teléfono y, además, se preocupe. Hay que cuidar las relaciones y, si no se ha hecho, habría que empezar el proceso de recuperación. Si se pierde el empleo, es muy importante que los contactos, al menos los más importantes o significativos, no se enteren de la situación por terceros.

MEDIDAS DE CHOQUE

Al quedarse en paro, los esfuerzos se centran en intentar que el nivel de vida se resienta lo menos posible. Algunas medidas para complementar el seguro de desempleo son:

  • Invertir bien la indemnización: hay que intentar sacar alguna rentabilidad a este dinero con una inversión segura. Si no se tienen grandes ahorros, se debe huir de la Bolsa y recurrir a productos como los depósitos o los fondos de inversión de renta fija.
  • Alquilar la segunda vivienda: si se tiene una segunda vivienda (una casa en la sierra, un apartamento en la playa…), se puede alquilar para obtener ingresos extras.
  • Cambio de vivienda: en casos extremos (si hay escasas posibilidades de encontrar empleo en el corto plazo), se puede vender o alquilar la vivienda habitual y arrendar o adquirir otra más económica.
  • Reducción de gastos: conviene analizar cuál es la estructura de gastos familiar, qué partidas se pueden reducir y cuáles eliminar.
Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube