El papel del director escolar

La práctica eficiente y definida del liderazgo escolar puede ayudar a mejorar los resultados académicos de un centro
Por Marta Vázquez-Reina 11 de septiembre de 2011
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Imagen: Mataparda

¿Pueden los directores de los centros influir en la mejora de los resultados escolares de sus alumnos? Tal como apuntan las investigaciones realizadas en este ámbito, el liderazgo escolar desempeña una función decisiva y, por este motivo, ocupa en la actualidad un lugar prioritario en los programas de política educativa a nivel internacional. Pero para que los líderes escolares ejerzan su papel con eficacia, los especialistas apuntan que es necesario redefinir sus responsabilidades, otorgarles más autonomía, mejorar su capacitación y hacer más atractiva la profesión.

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Ostentan la representación del centro, dirigen y coordinan todas las actividades y ejercen la dirección pedagógica. Estas son algunas de las principales competencias que la Ley Orgánica de Educación (LOE 2006) asigna a la figura del director escolar en los centros educativos de nuestro país. Sin embargo, su labor y la repercusión de su práctica van más allá. En los últimos años, la tendencia internacional en política de educación aboga por la transformación del papel del director como administrador burocrático a un papel de líder.

La figura del director puede incidir en los resultados académicos de los escolares

Este cambio de modelo de dirección responde a las evidencias que muestran las distintas investigaciones realizadas a nivel internacional sobre el efecto indirecto del liderazgo escolar sobre el rendimiento de los alumnos. Y es que la figura del director puede incidir en los resultados académicos a través de su influencia en las motivaciones y formación de los docentes y en su capacidad para crear un clima escolar favorable que incremente la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Estilos de dirección

La Encuesta Internacional sobre Docencia y Aprendizaje (TALIS), elaborada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), supone la primera comparación internacional sobre las condiciones de enseñanza y aprendizaje y examina, entre otros aspectos, la dirección escolar en los 23 países participantes, entre ellos España.

El estilo de dirección educativa se asocia a mejores relaciones entre docentes y alumnos

Según este informe, en la mayoría de los países prevalecen dos estilos de dirección diferenciados. Por una parte, la definida como dirección educativa, cuyas acciones están encaminadas a «apoyar y mejorar la formación de los profesores, fijar los objetivos del centro y desarrollar el currículo». El otro modelo es el de la dirección administrativa, que se distingue por «gestionar la rendición de cuentas ante las partes interesadas y establecer y manejar los procedimientos administrativos».

Entre las conclusiones de TALIS, se destaca que el estilo de la dirección no tiene excesiva relación con aspectos como las prácticas de enseñanza del profesorado o el ambiente en las aulas. Sin embargo, sí detecta asociaciones positivas con el mayor uso del estilo de dirección educativo, como una cooperación más intensa entre los profesores y mejores relaciones entre docentes y alumnos.

¿Cómo mejorar?

Para obtener una perspectiva de los aspectos básicos de la dirección escolar que pueden mejorarse, la OCDE puso en marcha el proyecto ‘Mejorar el liderazgo escolar’, basado en una investigación exhaustiva sobre el estado de la dirección de los centros en 22 sistemas educativos de 19 países. El resultado del proyecto se traduce en un completo informe que define las cuatro áreas de acción que pueden ayudar a la práctica del liderazgo escolar a mejorar los resultados escolares:

  • Redefinir las responsabilidades del liderazgo escolar: para los investigadores de la OCDE, una de las condiciones necesarias para que los líderes escolares puedan influir en los resultados de los estudiantes y las escuelas es dotarles de un mayor grado de autonomía para tomar decisiones importantes. Algunos de los aspectos en los que sugieren que debe tomar un papel más activo la dirección son en el apoyo, evaluación y fomento de la calidad docente, la planificación de la formación de los profesionales o la organización del trabajo en equipo.
  • Distribuir el liderazgo escolar: si hay mayores responsabilidades, también es necesario que las tareas se distribuyan mediante estructuras en equipo o el apoyo de otros organismos. El informe matiza que el liderazgo eficaz no debe residir en una única persona, el director, sino que debe ser participado por un mayor número de personas implicadas, en función de las características de cada centro particular.
  • Adquisición de habilidades: para ejercer su función con eficacia, los líderes escolares necesitan una capacitación específica, que en muchos casos no es adecuada. La OCDE propone a las administraciones la definición de programas de formación, unidos a incentivos que motiven a los directores a invertir tiempo en ellos.
  • Profesión más atractiva: para desarrollar un liderazgo viable en el futuro, la OCDE considera que es necesario atraer, reclutar y apoyar a los líderes con mejor rendimiento. Entre las pautas que propone para alcanzar este objetivo, destaca la modificación de los procesos de reclutamiento y selección para atraer a candidatos dinámicos más jóvenes, revisar las remuneraciones y proporcionarles apoyos para su desarrollo profesional.
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