Coeficiente intelectual en niños, ¿es igual que en adultos?

Los test de inteligencia realizados a niños son más un recurso para conocer su rendimiento y necesidades, que una escala para puntuar sus capacidades
Por Azucena García 28 de febrero de 2014
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Imagen: matthauck

El coeficiente intelectual mide la capacidad de razonar de las personas, su proceso de aprendizaje y el modo de relacionar la información recibida. Es una medida que se calcula a partir de unos parámetros estándar, que determinan si una persona es más hábil o más lenta en sus razonamientos. La mayoría de las personas sienten interés por saber cuál es su resultado en un test de este tipo. Del mismo modo, los padres quieren conocer la capacidad de sus hijos, con el objetivo de atender sus necesidades tanto en un sentido como en otro, esto es, tanto si son superdotados como si necesitan refuerzo. En este artículo se explica en qué consiste el coeficiente intelectual infantil, cómo se calcula en los niños y cómo pueden ayudar los padres.

Coeficiente intelectual en niños

Saber si un niño es superdotado, si tiene capacidades superiores para el aprendizaje o si, por el contrario, tiene dificultades es una de las preocupaciones de los padres cuando los hijos son pequeños y, en especial, cuando asisten al colegio por primera vez. Distintas pruebas son adecuadas para responder a esta pregunta, siempre realizadas por profesionales que sepan cómo interpretar los resultados. Entre ellas, los test de inteligencia se emplean en el ámbito escolar para conocer las posibilidades intelectuales de los estudiantes, predecir su rendimiento o detectar necesidades educativas.

Los test de inteligencia se emplean en el aula para evaluar las capacidades de los niños y su edad mental

Cuando un adulto realiza un test de inteligencia, espera conocer un resultado, un número que le diga cuál es su valor en una escala. Sin embargo, en el caso de los menores, los test de inteligencia en el aula son un baremo que evalúa sus capacidades. Se analizan las aptitudes para atenderles correctamente, ya que un caso de altas capacidades no detectado es también motivo de fracaso escolar.

La diferencia entre los resultados de un test en un niño y en un adulto es que en los pequeños se atiende a la edad mental. Se compara si esta coincide con su edad cronológica y, a partir de ahí, se valoran las capacidades. Tener una edad mental inferior a la cronológica implica que el niño es más lento en la asimilación de contenidos. Un estudio reveló, no obstante, que la motivación al realizar un test de inteligencia es un factor que influye en el resultado. El hecho de empeñarse en hacer algo bien ayudaría al éxito.

¿Es mi hijo un niño superdotado?

La Asociación de Padres y Alumnos de Altas Capacidades de Asturias incluye en su página web un «autotest de detección de posibles condiciones de sobredotación intelectual en niños y niñas de educación primaria». De este modo se hace hincapié en la importancia de la comunicación entre los padres y el colegio para prestar a los pequeños la atención que requieren en estos casos. El test propuesto recoge preguntas sencillas dirigidas a los progenitores, que han de marcar con una «x» la respuesta con la que identifican el comportamiento de su hijo. Cada respuesta tiene un valor que, sumado al resto, establece el umbral a partir del cual convendría que los padres acudieran a un especialista para consultarle acerca de su pequeño.

Aprender a leer solos antes de los seis años y decantarse por los juegos complicados pueden ser síntomas de altas capacidades

Las cuestiones más valoradas, que dan pistas sobre las capacidades de los hijos, hacen referencia a características de los niños como haber aprendido a leer solo antes de los seis años o con ayuda, antes de la misma edad (son las respuestas que más puntúan), tener sentido estético y del arte muy desarrollado, destacar en clase sin esfuerzo aparente, interesarse por el universo, preferir trabajar solo, los juegos complicados, hacer preguntas originales o dialogar con adultos.

No obstante, el diagnóstico debe realizarlo siempre un especialista, por lo que estos test sirven como orientación, pero no se pueden tomar como referencia. El diagnóstico exige una serie de pruebas que solo un profesional debería llevar a cabo. Estas miden el potencial intelectual, la edad mental y la creatividad de cada persona. Se considera que una vez cumplidos los tres años, las habilidades en un niño superdotado no responden a precocidad, recuerda Alicia Rodríguez, presidenta de la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST).

Escala de inteligencia de Wechsler

La Escala de Wechsler es la más conocida para calcular el coeficiente intelectual. La Fundación Cantabria Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (Fundación CADAH) señala que este test se puede realizar en niños a partir de seis años. De este modo quedan cubiertos los ciclos de Primaria, Secundaria y primer curso de Bachillerato. En cuanto al test, es útil para detectar tanto las altas capacidades como el retraso mental.

El Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos señala, a propósito del test de WISC-IV (o de Wechsler), que es una excelente prueba para la exploración de las capacidades cognoscitivas. Detalla que este comprende cuatro grandes índices: comprensión verbal y razonamiento perceptivo, memoria de trabajo y velocidad del procesamiento. Asegura que “permite identificar las debilidades y fortalezas específicas” de una persona, si bien advierte de que es “menos sensible a las dificultades de aprendizaje”, por lo que se recomienda que lo realice siempre un profesional que sepa interpretar los resultados.

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