El niño y la muerte del perro: cómo ayudarle a afrontarlo

Un niño no cuenta con la experiencia ni la madurez emocional de un adulto y, le puede costar más que a los mayores, superar la muerte de su animal
Por Carolina Pinedo 30 de enero de 2012
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Imagen: me'nthedogs

La muerte del perro que ha sido durante años compañero y amigo es difícil de aceptar para un adulto, pero todavía lo puede ser más para un niño. Sin embargo, el hecho de que los más pequeños se familiaricen con la muerte puede resultar positivo, aunque también doloroso. De esta forma, pueden aprender cómo funcionan los ciclos biológicos de los seres vivos.

El grado de aceptación del niño de la muerte de su perro está condicionado por las circunstancias en las que se produzca la pérdida del animal. Es decir, es más asumible que el perro muera tras una larga enfermedad, que por un accidente, de un día para otro.

El tiempo que un perro va a vivir no se puede prever, pero transcurrido un tiempo, sí se le puede comenzar a explicar al niño que el animal vivirá menos años que él, porque su ciclo de vida es más corto ya que dura en torno a los 16 años.

La edad del niño

La muerte no es el tema más alegre del qué hablar y puede resultar complicado explicárselo a un niño, pero hablarlo con él le ayudará a asimilar la circunstancia inevitable del declive y desaparición del perro.

Un niño de cinco años, no entenderá la situación igual que uno de doce, por lo que hay que adaptar el contexto de la explicación a su madurez mental.

Poder despedirse del perro con un acto simbólico, como un entierro, es importante para que el niño entienda que su amigo se ha ido para siempre
Por ejemplo, a un niño pequeño (cuatro a siete años) se le puede explicar el tema con un cuento. De esta manera, se suavizará el espinoso asunto de la muerte y el pequeño captará mejor el mensaje.

Para un niño de entre ocho y doce años, el enfoque puede ser menos complicado, porque su experiencia y grado de desarrollo le permitirán asimilar las circunstancias con más herramientas. Según Begoña Gállego, psicóloga, «es muy importante la reacción del entorno del niño, hay que permitirle verbalizar y preguntar, así como explicarle qué ha pasado, de manera sencilla». De esta manera, el niño se podrá desahogar y resolver sus dudas con respecto a este espinoso tema, lo cual le ayudará a superar mejor la situación.

Envejecer en casa

Lo ideal es que el perro envejezca en casa, porque así el niño comprobará de primera mano el deterioro que experimenta el cuerpo con la edad. De esta manera, se puede explicar al niño que el tiempo pasa para todos los seres vivos y que el ciclo vital del perro es más corto que el suyo, por lo que tiene que irse antes. Algo que puede ayudar a despedirse del perro cuando fallece es llevar a cabo un acto simbólico, como un entierro. De esta manera, el niño entiende que su amigo se ha ido para siempre, pero que se ha podido despedir de él y que hay un lugar donde recordarle y visitar sus restos.

Hay personas que, tras perder a su amigo, deciden tener otro perro en su hogar. Si se toma la decisión con responsabilidad, es una buena forma de superar el dolor y de recuperar la experiencia de convivir con un animal. En este sentido, se puede explicar al niño que el nuevo perro no sustituye al que ha muerto, pero que le va a querer y cuidar de la misma manera.

Es recomendable esperar un tiempo prudencial hasta que entre otro animal en casa. De esta manera, nos aseguramos de que hemos superado el duelo y que no vamos a caer en el error de confundir o intentar sustituir al nuevo perro por el que se fue. Los adultos tienen que dar ejemplo frente a los niños y hacerles comprender aspectos como que: cada perro es un ser individual y distinto y que no hay repuesto de él, como ser vivo que es.

Puede darse el caso de que, por diversas circunstancias, bien sea una enfermedad o un accidente, haya que practicar la eutanasia al perro.

Lo ideal es que el perro envejezca en casa, porque así el niño comprobará de primera mano el deterioro que experimenta el cuerpo con la edad
En esta situación, es más recomendable que el niño no esté presente, porque no está preparado mentalmente para comprender que sacrificar a su animal sea la manera de ayudarle. Es preferible explicarle que el perro ha llegado al final de su vida sin que nadie haya intervenido para que así sea.

Consejos
  • Una vez que haya pasado un tiempo desde la llegada del perro a casa, explicar al niño cómo funciona el ciclo vital del perro.

  • A medida que el animal envejece, aprovechar para insistir en que, a medida que transcurren los años, al perro le queda menos tiempo de vida.

  • Una vez que el perro muere, consuela el hecho de poder despedirle con un sencillo acto al enterrarle.

  • Si se ha superado el duelo por la pérdida del animal y, si es viable y se hace con responsabilidad, tener otro perro ayuda a superar mejor el bache.

  • En los casos en que haya que practicar la eutanasia, es recomendable mantener al niño al margen de la situación. Se trata de un tema demasiado complicado para los ellos.

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