La flota japonesa pone rumbo a la Antártida para iniciar la temporada de caza «científica» de ballenas

Su programa de capturas este año incluye dos nuevas especies, el rorcual común y la ballena yubarta
Por EROSKI Consumer 14 de noviembre de 2005

Pese a las llamadas de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) para que deje de practicar la caza «científica» de ballenas, la flota japonesa -compuesta por un buque guía y otros cinco barcos- ya ha partido desde la ciudad de Shimonoseki hacia el océano Austral, con el objetivo de cazar rorcuales aliblancos y otras dos nuevas especies, el rorcual común y la ballena yubarta.

Los grupos ecologistas denuncian que Japón encubre bajo la investigación científica lo que no deja de ser caza comercial. «El único motivo es comercial», asegura tajante Sebastián Losada, responsable de la Campaña de Océanos de Greenpeace España, que denuncia que Japón continúa amparándose en que de esta manera estudia la interacción entre la pesca y las ballenas pues, a su juicio, éstas «son las culpables de la crisis de los stocks de las pesquerías japonesas».

Así las cosas, desde ahora y hasta el próximo mes de abril, la Agencia Pesquera Japonesa espera cazar 935 rorcuales aliblancos -en los últimos años cazaban unos 440- y tiene en sus planes conseguir también 50 ejemplares de rorcual común y otros tantos de ballena yubarta en los dos próximos años.

Santuario

El lugar donde se van a cazar estos ejemplares no es otro que el Santuario Ballenero Antártico, designado como tal en 1994 para ayudar a las ballenas a recuperarse después de un siglo de persecución, que provocó el agotamiento de sus poblaciones. «Un santuario es un refugio, un lugar seguro, pero esto no impedirá que este año unas 1.000 ballenas sean cazadas por la flota ballenera», dice Losada.

Cada año, después de que los científicos han medido y pesado las ballenas, estás son despiezadas y embaladas para su venta. La Agencia Pesquera Japonesa afirma que «de acuerdo a los valores culturales japoneses, las ballenas son un alimento». Sin embargo, una reciente encuesta revelaba que sólo el 4% de la población nipona come carne de ballena de forma habitual y el 33% nunca la ha probado.

Pero Japón no es el único país que actúa al margen de la moratoria sobre la caza comercial de ballenas que se adoptó en 1986. Islandia, al igual que los nipones, alega «caza científica», mientras que Noruega presentó una objeción a la moratoria, con lo que ésta no le es de aplicación. Este año Islandia ha cazado 39 ballenas y para el año que viene ha anunciado una cuota de 100. Por su parte, Noruega lleva capturando anualmente una media de 650 ejemplares en los últimos años.

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