La creciente obesidad de orcas y focas canadienses tendría su origen en el calentamiento global y en la contaminación

Estos grandes mamíferos sufren la malnutrición de la especie de salmón de la que se alimentan, lo que les obliga a comer más
Por EROSKI Consumer 22 de octubre de 2009

Las orcas y focas de la costa oeste canadiense sufren una creciente obesidad que pone en peligro su salud. Lo más llamativo de este hecho es que la causa de este problema está relacionada con el calentamiento globa y la contaminación. Estos grandes animales sufren a su vez la malnutrición de los salmones «chinooks», su plato favorito, según las conclusiones de investigadores canadienses presentadas en Québec durante el 18 Congreso Bienal Internacional sobre la Biología de los Mamíferos Marinos.

El aumento de la temperatura del océano Pacífico y la contaminación química de las aguas han alterado el régimen alimentario de esta especie de salmón, también llamado «salmón real», explicó el biólogo Peter Ross, director del estudio. Esto generó una modificación del metabolismo de orcas y focas, cuyo apetito se multiplicó, con el riesgo de consumir cada vez más productos perjudiciales para su organismo, añadió.

Tras confirmar en el año 2000 que las orcas del estrecho de Georgia, en la costa de Vancouver, estaban seis veces más contaminadas con BPC (bifenilos policlorados, familia de productos químicos muy nocivos y de difícil degradación) de lo normal, el equipo del biólogo Peter Ross decidió abrir una investigación. El origen de este fenómeno es la caída de la tasa de materia grasa en los salmones, «sobre todo debido al clima, ya que está establecido que este pez tiene menos lípidos cuando está el fenómeno de El Niño o el océano se calienta», detalló Ross.

Para paliar esta carencia de grasa, focas y orcas consumieron entre 1,5 y 2 veces más salmones de lo habitual, lo que provocó a su vez que ingirieran una mayor concentración de productos químicos, apuntó el investigador. Esto tiene como consecuencia una modificación del metabolismo de los mamíferos marinos y los hace comer más, ya que una mayor exposición a los BPC estimula la glándula tiroides, que controla el apetito, explicó.

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