Gaia

Una teoría que defiende que la vida se comporta como un organismo afectando a su entorno para asegurar su existencia
Por EROSKI Consumer 19 de julio de 2005

La conocida como «teoría Gaia» es un conjunto de modelos científicos, y en general, una nueva forma de concebir las ciencias de la naturaleza, cuya proposición básica es que la vida se comporta como un organismo que fomenta y mantiene unas condiciones adecuadas para su existencia, afectando a su entorno. Según esta teoría, que debe su nombre a la antigua diosa griega de la Tierra, Gaia o Gea, la superficie externa de la Tierra y todos los organismos que habitan en ella forman un sistema autorregulado y en equilibrio dinámico, de tal manera que los cambios son absorbidos para mantener unas condiciones apropiadas para la vida. La teoría fue propuesta por un químico británico, James Lovelock, en 1969, cuando trabajando para la NASA en la misión Viking a Marte, se planteó qué método debería utilizarse para asegurar que existe vida en un planeta. Lovelock llegó a la conclusión de que tal búsqueda no podría reducirse a localizar algunas de las moléculas básicas como aminoácidos o azúcares, puesto que ni en la misma Tierra se encuentran en todas partes, de ahí que podría dar un resultado negativo dependiendo del lugar en el que se realice la búsqueda.

Siguiendo con su estudio, se centró en la parte más accesible de un planeta, la atmósfera, y al comparar la atmósfera de la Tierra con las del resto de los planetas rocosos del Sistema Solar, observó que la atmósfera terrestre es diferente al estar en una situación de «desequilibrio químico». Mientras planetas como Marte y Venus tienen una atmósfera «inerte», con unos gases que no reaccionan ni entre sí ni con las rocas de la superficie, los gases dominantes de la atmósfera de la Tierra, como el nitrógeno, el oxígeno o el metano, sí reaccionan entre sí. Sin embargo, al producirse estas reacciones, la composición final de nuestra atmósfera debería ser similar a la de Marte o Venus, y por lo tanto, incompatible con la vida, por lo menos a gran escala. Este hecho llevó a Lovelock a considerar que la vida actúa en estas reacciones, siendo capaz de compensar las pérdidas que se producen. Por ejemplo, cuando el nivel atmosférico del dióxido de carbono aumenta, las plantas pueden crecer mejor y esto elimina dióxido de carbono de la atmósfera, aunque no se conoce la extensión con que estos mecanismos estabilizan y modifican el clima de la tierra. Con su hipótesis inicial, Lovelock apuntaba a la existencia de un sistema de control global que ha mantenido constante valores como la temperatura, la composición atmosférica y la salinidad oceánica, a pesar de los cambios que se han producido desde que se originó la vida en la Tierra. Posteriormente, Lovelock desarrolló su teoría en colaboración con otros científicos, especialmente con la bióloga Lynn Margulis, sentando las bases de lo que el propio Lovelock ha llamado «geofisiología», una nueva disciplina que trataría de explicar cómo funciona este sistema.

Sin embargo, la idea fue criticada por numerosos científicos, en especial porque implicaba que los organismos tuviesen conciencia de lo que hacían y que sus acciones buscasen un fin. Para contrarrestar estas críticas, Lovelock propuso una simulación de un planeta similar a la Tierra, con un ecosistema en el que no era necesaria una conciencia o finalidad. En definitiva, el debate sigue abierto, aunque algunos mecanismos sencillos son ampliamente aceptados, como por ejemplo que los organismos interaccionan y modifican las características ambientales, o que la vida ha jugado un papel trascendental en determinados hechos y procesos en la historia de la Tierra. Por el contrario, la idea de que la vida haya mantenido las características físicas de la Tierra adecuadas para su preservación resulta más controvertida. Además, existen pequeños sistemas capaces de mantener los valores de los parámetros físicos sin necesidad de ninguna conciencia por parte de Gaia. Asimismo, la biosfera es afectada por perturbaciones externas sobre las que nada o poco puede hacer su capacidad de autorregulación, como por ejemplo, la caída de un meteorito de enormes proporciones.

Diferentes versiones de Gaia

Años más tarde de su concepción, Gaia ha derivado hacia diferentes versiones, que se extienden desde hechos probados hasta todo tipo de suposiciones, algunas de ellas incluso sin respaldo científico, y sus implicaciones se han ampliado hacia otras ramas del conocimiento, como la ética, la filosofía, la psicología, la economía, o la política. En 1988, la Unión Geofísica Americana organizó un congreso para discutir los detalles de la teoría y allí se dio a conocer esta multiplicidad de versiones:

  • Teorías Gaia “fuertes”. Suponen que Gaia posee una conciencia de sí misma, lo cual se aleja de la idea original de Lovelock, y han surgido al amparo de varios movimientos al margen de la ciencia.
  • Teorías Gaia “débiles”. Plantean, en diferentes grados, que la vida influye en las condiciones del medio físico.
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