Galápagos

La introducción de especies foráneas y el turismo amenazan su biodiversidad
Por EROSKI Consumer 7 de diciembre de 2005

Las Galápagos son un conjunto de ocho islas mayores, seis islas menores y multitud de islotes de origen volcánico. Se encuentran situadas en el océano Pacífico a unos 1.000 kilómetros al oeste del continente americano y pertenecen a Ecuador desde 1832. Sus peculiares características han permitido una diversidad biológica única en el mundo,

Sus peculiares características han permitido una diversidad biológica única en el mundo
la cual sirvió de inspiración a Charles Darwin para concebir su teoría del origen y la evolución de las especies. Además de las famosas tortugas gigantes o Galápagos, que dan nombre a las islas, o las iguanas de aspecto prehistórico, existen más de 5.000 especies identificadas hasta el momento, de las cuales más de 1.900 son endémicas, es decir, sólo se encuentran allí, algo que se da especialmente en casi todas las especies de aves, mamíferos y reptiles.

Sin embargo, la «Lista Roja» que publica la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) alerta de que el número de especies amenazadas y extinguidas ha aumentado en los últimos años, siendo los mamíferos los más afectados.

El número de especies amenazadas y extinguidas ha aumentado en los últimos años, siendo los mamíferos los más afectados
La introducción de especies foráneas por el hombre en las Islas, un fenómeno del que ya hablara Darwin hace 170 años, se encuentra entre las principales causas de este problema. La mayor parte, sobre todo las más peligrosas, como el chivo, el cerdo, el gato, la guayaba, la cascarilla o el garrapatero, son intencionales, aunque el número de especies introducidas de manera accidental, como las ratas y la mayor parte de los invertebrados, que ingresan gracias al continuo flujo de alimentos y bienes agrícolas desde el continente, es también considerable. De esta manera, muchas de estas especies se han convertido en plagas que compiten con las especies nativas, impidiendo su crecimiento o reproducción y provocando modificaciones en el comportamiento y cambios evolutivos, a veces difíciles de prever o detectar. Asimismo, la captura ilegal de algunas especies amenaza también su conservación. Por ejemplo, los tiburones, que son capturados por sus aletas para las famosas sopas, desechando además el resto del animal, o los pepinos de mar, que se venden como afrodisíaco en Asia, se encuentran en peligro de extinción.

La inmigración interna, acuciada por la profunda crisis económica del país, la presión turística y la sobreexplotación de sus recursos marinos, constituyen otros serios problemas que afectan a la biodiversidad de las islas. Los habitantes de las Galápagos han pasado de 4.000 en los años 60 a los casi 19.000 de la actualidad, a los que se suma una población flotante «ilegal» de unas 6.000 personas que se ganan la vida gracias a un turismo creciente que ha atraído durante este año a unas 125.000 personas. Asimismo, las catástrofes ecológicas, aunque más puntuales, afectan también gravemente a este ecosistema. El 16 de enero del 2001, el carguero «Jessica» encallaba en la Bahía de los Náufragos de la isla de San Cristóbal, derramándose unos 900.000 litros de productos petroleros. El accidente se debió a una serie de negligencias de la tripulación de un buque que no cumplía con la normativa internacional sobre seguridad. El gobierno ecuatoriano tuvo que declarar el estado de emergencia en las Galápagos.

Por ello, las iniciativas para la protección de este ecosistema son fundamentales. Las Galápagos fueron declaradas Parque Nacional en 1959, protegiendo toda la superficie terrestre del archipiélago, a excepción de la pequeña zona ocupada por asentamientos humanos. En 1978, la UNESCO incluyó a las Islas Galápagos en la lista de Patrimonio Natural de la Humanidad, y en 1985 la calificó como Reserva de la Biosfera, que amplió en 2001 para la reserva marina. En 2002, la denominada «Declaración de Galápagos», firmada por los ministros de Ambiente y Turismo de Iberoamérica, incidía en que el desarrollo turístico de la región se realizara de manera sostenible, respetando el patrimonio cultural y las actividades tradicionales de las comunidades locales y la protección del medioambiente. Por su parte, el Servicio del Parque y la Estación Científica Charles Darwin ejecuta un programa de protección de especies nativas en peligro de extinción, que utiliza un sistema de cuarentena para las islas, reglamentado oficialmente por el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Ecuador, y que ha servido para que los problemas que asolan a Galápagos se suavicen en cierta medida.

Principales datos históricos

El archipiélago se conoce por una variedad de nombres, como las “Islas Encantadas”, debido a que las fuertes corrientes que lo rodean dificultan la navegación, y a su variedad climatológica. Se estima que las islas se formaron hace seis millones de años como resultado de actividad volcánica en el fondo marino. La principal población es Puerto Ayora, en la isla Santa Cruz, centro neurálgico de la actividad turística del archipiélago, y en donde también se encuentra la Estación Científica Charles Darwin.

Las Galápagos fueron descubiertas al azar el 10 de marzo de 1535 por el obispo de Panamá, Tomás de Berlanga, cuando se dirigía a Perú. Desde entonces, las islas fueron utilizadas por piratas ingleses en sus viajes de pillaje a los galeones españoles, y durante el siglo XIX, como base para los balleneros del Pacífico, y que además de estos cetáceos esquilmaron las reservas de tortugas para extraer su aceite y de focas para su piel. Entre los personajes históricos que llegaron a las islas se encuentra Alexander Selkirk, que visitó Galápagos en 1708, el cual sirvió de inspiración a Daniel Defoe para escribir Robinson Crusoe, y sobre todo, Charles Darwin, que realizó un estudio geológico y biológico de las Islas en 1835, base para su famosa teoría de la evolución.

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