Guano, un abono natural de gran calidad

Es una alternativa ecológica a los fertilizantes químicos
Por Alex Fernández Muerza 3 de marzo de 2006

El guano, un abono natural creado a partir de excrementos de ciertos tipos de aves y murciélagos, constituye una alternativa ecológica a los fertilizantes químicos, e incluso una fuente de energía, puesto que puede utilizarse para producir biogás. Hasta la aparición de los abonos químicos, el guano tuvo una enorme demanda, llegando a convertirse en un gran negocio y fuente de conflictos internacionales.

El gran poder fertilizante del guano se debe a sus altos niveles de nitrógeno y fósforo, dos de los elementos químicos básicos para el metabolismo de las plantas, por lo que se trata de un abono ecológico de gran calidad para todos los tratamientos de cultivos de interior o exterior, tanto para usos domésticos como agrícolas. Dependiendo de su origen hay diversas clases, pudiendo encontrarse en estado fresco, semi-fosilizado o fosilizado.

Los restos orgánicos de ciertas especies de pájaros marinos originan el principal tipo de guano, que se va acumulando en la superficie de zonas con clima árido o de escasa humedad. Además, la falta de lluvia favorece la generación de este producto porque el excremento puede secarse lentamente y la baja humedad impide la fuga de los componentes con alto contenido en nitrógeno. Por su parte, los pájaros se alimentan exclusivamente de pescado, que hace que sus restos sean todavía más ricos en nitrógeno. Estas especiales condiciones se dan especialmente en la costa peruana, con numerosas islas sin ningún tipo de vegetación, particularmente las Chincha, un lugar ideal para especies como el cormorán, el pelicano gris o el piquero. Estas islas han sido el hogar de colonias de aves marinas por siglos, y el guano acumulado tiene muchos metros de profundidad. De hecho, en una isla mediana pueden habitar hasta un millón de animales, generando cerca de 11.000 toneladas de guano anuales. Además de Perú, países como Ecuador, Colombia, Venezuela, Chile y algunos países costeros del África meridional cuentan con empresas dedicadas a la producción y exportación de guano de ave. Por su parte, Cuba exporta también guano procedente de los murciélagos que habitan las cuevas de dicha isla.

Asimismo, el guano, introducido en un aparato conocido como biodigestor, produce biogás

El guano, introducido en un aparato conocido como biodigestor, produce biogás
y puede ser utilizado como fuente de energía eléctrica y calorífica. Además de generar energía, el proceso que se da en el biodigestor produce residuos que pueden ser usados como abono para los cultivos, por lo que genera un rendimiento por partida doble. En Alemania, gracias a la promoción del gobierno la producción de este tipo de energía ha experimentado un importante crecimiento. Sin embargo, los altos costos iniciales de esta tecnología frenan por ahora su desarrollo.

Su origen

La utilización del guano para abonar el campo se remonta a la antigüedad. La palabra guano proviene del quechua, uno de los idiomas indígenas del Perú y lengua de los incas, y significa «excrementos de pájaros marinos». Incluso antes de los incas, las culturas costeñas habían descubierto su utilidad por la agricultura. Sin embargo, no será hasta el siglo XIX cuando comience a emplearse de manera masiva, convirtiéndose en una materia de gran valor económico y estratégico. En 1802, el naturalista Alexander von Humboldt fue uno de los primeros en recolectar muestras de guano y enviarlas a Francia para su análisis. Años más tarde, alrededor de 1840, los agricultores europeos comenzaron a importar guano al comprobar cómo mejoraban sus cosechas, lo que llevó posteriormente a Estados Unidos a interesarse también por este producto, generándose así un importante mercado. Su localización se reducía básicamente a varias islas peruanas y del caribe y a unos pocos lugares de la costa africana, aunque la calidad del guano procedente del Perú llevó a este país a producirlo de manera casi monopolística. No tardaron en surgir empresarios que explotaron de manera masiva los yacimientos naturales de guano, utilizando para ello trabajadores procedentes en su mayoría de China y Japón.

La guerra del guano

Perú creía haber encontrado en el guano la solución para contrarrestar la grave deuda exterior que venía arrastrando hace años. Sin embargo, en 1852 se descubrieron las islas Lobos, en la costa norte del país andino y que contaban con unas enormes cantidades de guano. El gobierno de Estados Unidos afirmó que dichas islas no habían sido ocupadas por Perú, por lo que declaró que los ciudadanos norteamericanos podrían explotar la valiosa materia, protegidos militarmente si fuera preciso. La situación estuvo a punto de originar una guerra entre ambos países, aunque finalmente el Perú bajó el precio del guano y permitió que los barcos de EEUU circularan libremente entre los yacimientos y su país de origen.

De esta manera, el declive de la producción de guano peruano se hizo cada vez más evidente, hasta que en 1909, cuando ya se habían agotado las reservas de guano fósil, se constituyó la Compañía Administradora del Guano, para proteger a las aves y recolectar el abono. Finalmente, en 1915, el químico alemán y premio Nobel Fritz Haber encontró una manera de producir artificialmente sustancias de alto contenido en nitrógeno, lo que dio paso a la producción de fertilizantes artificiales, y al colapso mundial del mercado del guano.

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