Invasión del mejillón cebra en España

Produce graves efectos ecológicos y económicos y ya se encuentra presente en nueve comunidades autónomas
Por Alex Fernández Muerza 6 de octubre de 2006

El mejillón cebra (Dreissena polymorpha) es un molusco bivalvo de agua dulce no comestible, resistente también en aguas salobres, que se caracteriza por su rápida propagación y su gran facilidad para reproducirse. Natural de los mares Negro y Caspio, la navegación fluvial y el transporte marítimo de mercancías ha posibilitado su expansión a numerosas zonas acuáticas de América del Norte y Europa, provocando graves efectos ecológicos y económicos. Por ejemplo, en los Grandes Lagos norteamericanos ha alcanzado la cifra de 750.000 individuos por metro cuadrado.

En EEUU, la presencia de este bivalvo invasor ha causado en unos diez años pérdidas por valor de unos 1.600 millones de euros
España no ha conseguido escaparse de la invasión del mejillón cebra: En 2001 se detectaba su presencia en Cataluña, en el bajo Ebro, y en la actualidad ha logrado instalarse en nueve comunidades autónomas. En sólo cinco años, este bivalvo ha colonizado espacios naturales como Flix (Tarragona), los embalses de Mequinenza y Ribarroja, en Aragón, e incluso han aparecido larvas en el Ebro a su paso por Zaragoza capital.

Además del Ebro, la cuenca del Júcar también está siendo afectada: En septiembre de 2005 se detectaron los primeros ejemplares en el pantano de Sitjar, en Onda (Castellón). Recientemente, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) confirmaba que ya hay ejemplares adultos en la presa de Sobrón (Burgos) y en el salto hidroeléctrico de Puentelarrá (Álava). Asimismo, inspecciones preliminares señalan que ya se ha extendido a los embalses aragoneses de Tranquera y Maidevera y al navarro de Monteagudo. Y no se descarta que ya se encuentre en aguas del Segura.

Ecologistas en Acción advierte de que las poblaciones de mejillón cebra producen una grave disminución del fitoplancton disuelto, alteran la composición de los fondos y aguas fluviales, y afectan en mayor o menor grado a las especies presentes en los ríos, destacando su efecto sobre los bivalvos autóctonos, como la Margaritifera auricularia, en peligro de extinción y para la que podría significar su desaparición.

Asimismo, señala el grupo ecologista, el mejillón cebra afecta a todo tipo de construcciones hidráulicas, causando graves pérdidas económicas. En EEUU, la presencia de este bivalvo invasor ha causado en unos diez años pérdidas por valor de unos 1.600 millones de euros, según datos de la Sociedad Española de Malacología (SEM). Asimismo, al acumularse varias capas de esta especie invasora, suponen también un peligro para los bañistas al tener valvas cortantes.

Diversas localidades españolas están sufriendo ya sus efectos: Por ejemplo, el pequeño municipio zaragozano de Fayón tuvo que sustituir su infraestructura hidráulica con un coste de 400.000 euros. La central nuclear de Ascó también tuvo sus problemas, y según los expertos, la central de Garoña, muy cerca de Sobrón, probablemente tenga que llegar a enfrentarse a esta especie invasora. Fuentes de la SEM también advierten de que la puesta en marcha del Plan Hidrológico Nacional sin las debidas precauciones puede suponer la expansión del mejillón cebra a otras cuencas hidrográficas mediterráneas. Por su parte, la asociación ecologista ARCA considera que deberían paralizarse las obras de infraestructura de abastecimiento de agua en Cantabria conocidas como «bitrasvase Ebro-Besaya-Pas», aunque desde la consejería de Medio Ambiente de esta comunidad no se ve por el momento necesario.

Cómo combatir al mejillón cebra

Recientemente, la Confederación Hidrográfica del Júcar prohibía la navegación en el tramo del río Magro entre su confluencia con el río Mijares y el muro de la presa del embalse de Forata, para evitar la extensión del mejillón cebra a otras zonas. Por su parte, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Carbona ha afirmado que se trabaja con las administraciones autonómicas para intervenir en la pesca fluvial.

Según la SEM, los diversos métodos manuales, químicos, termales o por ondas de radio empleados para erradicar esta especie una vez introducida son muy costosos y no siempre resultan satisfactorios para la conservación de los ecosistemas, por lo que la prevención y protección de la naturaleza autóctona es esencial. Además, se debe tener especial cuidado con la limpieza de la superficie de las embarcaciones y el material de pesca, y evitar que algunos pescadores sigan utilizando este molusco como cebo barato.

Asimismo, Ecologistas en Acción propone seguir el ejemplo de otros países mediante la creación de un centro de detección y control de esta especie, coordinado por el Ministerio de Medio Ambiente, para centralizar la información y las actuaciones de las administraciones. En cualquier caso, los ciudadanos también pueden participar activamente, avisando al Departamento de Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma donde se detecte o al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA).

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