Gripe A, un problema también medioambiental

Las malas condiciones del ganado, el inadecuado tratamiento de los residuos o la contaminación del aire pueden haber favorecido el surgimiento de la enfermedad
Por Alex Fernández Muerza 12 de mayo de 2009

Diversos científicos y grupos defensores de los animales subrayan el carácter medioambiental de la gripe porcina o gripe A . Según ellos, los riesgos de las granjas a gran escala o los problemas de contaminación habrían sido claves en el origen de la enfermedad. Por ello, se insiste en que la sostenibilidad de la producción ganadera y la defensa de las condiciones medioambientales de animales y seres humanos resultan esenciales para evitar este tipo de crisis sanitarias o, cuando menos, reducir sus consecuencias.

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La gripe A era sólo cuestión de tiempo, según varios expertos que llevan desde hace años subrayando el potencial de las grandes granjas industriales en el surgimiento de enfermedades. En 2003, un artículo de la revista Science indicaba que la concentración masificada de animales en un pequeño espacio, la gran cantidad de residuos producidos, sin un control sanitario estricto, y la utilización generalizada de vacunas, permitían a la gripe porcina (de animal a animal) evolucionar rápidamente.

Las escasas medidas para tratar adecuadamente los animales y sus residuos incrementan el riesgo de infecciones
Asociaciones como AnimaNaturalis aseguran que los cerdos se contagian «particularmente cuando están hacinados en grandes números», y que las granjas industriales son «verdaderos caldos de cultivo para todo tipo de enfermedades animales que sólo se mantienen a raya con cócteles de antibióticos y otros químicos».

Por su parte, un artículo de la revista Public Health Reports se refería en 2008 al posible salto del virus de animales a humanos. Sus autores, un grupo internacional de investigadores, señalaban que las escasas medidas para tratar adecuadamente los animales y sus residuos incrementaban el riesgo de infecciones de tipo vírico y bacterial entre los granjeros y sus familias. Así, calculaban que las bacterias pueden sobrevivir en residuos sin tratar entre dos y doce meses y los virus entre tres y seis meses. Asimismo, los investigadores apuntaban a las moscas del estiércol como posibles vectores (transmisores) de enfermedades.

Origen estadounidense

Algunos expertos sostienen que el actual virus que ha causado la alarma mundial no habría surgido de cero en Méjico. En un reciente artículo de la revista New Scientist se habla de la actual gripe A como una «pandemia predecible». Su autora, Debora MacKenzie, explica que este virus tiene sus orígenes en un brote ocurrido en 1998 en granjas de Estados Unidos (EE.UU.) con una mezcla de genes de cerdos, aves y humanos.

En este sentido, MacKenzie cita el trabajo de un grupo de investigadores del Instituto Nacional de Salud (NIH) de EE.UU., que en 2006 también hablaban de estas granjas a gran escala. Los científicos recalcaban que facilitan la rápida transmisión y mezcla de los virus y que «el número cada vez mayor de criaderos de cerdos en las cercanías de criaderos de aves podría promover aún más la evolución de la próxima pandemia.» Asimismo, en 2004, Richard Webby, del St. Jude’s Children’s Research Hospital afirmaba que a uno de cada cinco trabajadores de granjas porcinas norteamericanas se le habían detectado anticuerpos de la gripe porcina.

ImgTom Philpott, de la revista medioambiental Grist, sugiere por ello que un brote surgido en una granja a gran escala estadounidense podría haber llegado a otra granja similar mejicana y mutar para convertirse en el problema actual. En concreto, señala a Smithfield, una multinacional estadounidense de este sector que posee en el estado mejicano de Veracruz una de estas factorías porcinas, con el nombre de «Granjas Carroll».

Philpott recuerda que en febrero el 60% de los habitantes del pueblo en que se ubica dicha instalación sufrieron una enfermedad con los mismos síntomas que la actual gripe A. Por su parte, los responsables de Smithfield lo atribuyeron a una gripe normal, y han asegurado que no se han encontrado indicios ni síntomas de la presencia de gripe porcina en los animales o en los trabajadores que la empresa tiene en Méjico.

Un brote surgido en una granja a gran escala estadounidense podría haber llegado a otra granja similar mejicana y mutar para convertirse en el problema actual
No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que el virus también se extiende mediante cerdos portadores asintomáticos, es decir, sin los típicos síntomas de padecer la enfermedad. Por su parte, investigadores del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA en sus siglas en inglés) recuerdan que mientras la vacunación evita que los cerdos enfermen, no bloquea la infección del virus.

Asimismo, la ONG Grain, que promueve la biodiversidad agrícola sostenible, asegura que no es la primera vez que Smithfield recibe quejas por malas prácticas en países con legislaciones medioambientales y sanitarias menos estrictas.

Hacia un sistema ganadero sostenible

La producción ganadera a gran escala no ha parado de crecer en los últimos años. Los responsables del artículo de la revista Public Health Reports indicaban que se ha expandido rápidamente en Asia, África, América Latina, África del Norte y el Próximo Oriente. Por ejemplo, en China, la producción porcina ha pasado de 42 a 51 millones de toneladas de 2001 a 2006. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estimaba en 2003 que mundialmente se producen 140 millones de toneladas de restos de aves y 460 millones de restos porcinos.

Asimismo, los expertos de la FAO recuerdan el impacto medioambiental de esta producción: su efecto en el cambio climático es importante, ya que se le responsabiliza del 9% del CO2 y del 37% de todo el metano (23 veces más veces más perjudicial que el CO2) producido por la actividad humana. Además, también son parte del problema de la deforestación, al provocar la tala de bosques para su conversión en pastizales.

Por su parte, los defensores de los derechos animales, además de señalar las malas condiciones de estas instalaciones, subrayan las drásticas consecuencias que para los animales suelen conllevar estas crisis sanitarias. Por ejemplo, en la gripe aviar de 2005 se quemaron vivas aves sospechosas de portar el virus, mientras que en la actual gripe A el Gobierno egipcio ha decidido sacrificar toda la cabaña porcina de su país.

En definitiva, se reclama un sistema de producción ganadera sostenible, que prime el cuidado de las condiciones de los animales, sus cuidadores y su entorno frente al aumento de la producción.

Gripe A, contaminación del aire y clima

Los expertos también se preguntan por qué en Méjico la gripe A ha sido más virulenta que en otros países. Entre las posibles explicaciones, algunos especialistas señalan también cuestiones medioambientales. La elevada contaminación del aire que sufren los habitantes de la capital mejicana implica un sistema respiratorio más débil, lo que facilita la actividad de esta enfermedad. Se recuerda que los fallecidos en Méjico presentaban una neumonía severa causada por el virus.

Otra posible explicación podría hallarse en las carencias nutricionales de algunas comunidades de aquel país. Una peor alimentación implica que las defensas ante posibles enfermedades sean más bajas, lo que también facilitaría la acción de la gripe A.

Algunas fuentes incluso lo relacionan con el cambio climático, pero expertos como Jorge Olcina, climatólogo de la Universidad de Alicante, recuerdan que si bien podrá provocar otros efectos relacionados con la salud humana, no parece estar detrás del brote actual de peste porcina.

En cualquier caso, las instituciones sanitarias recalcan que todavía no se conocen con exactitud las causas de esta especial virulencia en Méjico, por lo que insisten en la necesidad de mayores investigaciones.

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