Alergia a las picaduras de abejas y avispas

Estos insectos provocan entre diez y veinte muertes cada año en España debido a la reacción alérgica al veneno inoculado
Por Blanca Álvarez Barco 15 de agosto de 2006

Quien más quien menos ha padecido alguna vez la picadura de una avispa o de una abeja, una situación bastante común sobre todo durante los meses estivales. Lo que no es tan habitual es que esta cause tal reacción alérgica que, en casos extremos, provoque la muerte. Este tipo de alergia, casi desconocida entre la población, e incluso, como aseguran los expertos, por algunos facultativos, se cobra en España cada año la vida de entre diez y veinte personas de las cerca de 800.000 alérgicas al veneno de los himenópteros, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica. Aunque el único modo de prevención es evitar la picadura, para minimizar la reacción que provoca a las personas alérgicas se utiliza un tratamiento inmunológico controlado por alergólogos.

Un agradable día de piscina o una jornada campestre pueden irse al traste por culpa de la picadura de un himenóptero, es decir, de una abeja o una avispa. La situación se registra más en verano, cuando los insectos multiplican su actividad y acuden atraídos por el olor y los colores fuertes, así como la presencia de agua. Si bien en la mayor parte de las personas desarrollan una reacción local que se considera normal (enrojecimiento, dolor, picor e inflamación), hay quienes requieren atención urgente por mareo, urticaria, hipotensión, broncoespasmo, debilidad y pérdida de consciencia.

Estos síntomas indican que se ha desarrollado alergia a los componentes del veneno de los insectos, de mayor o menor grado, y puede llevar a la muerte. Según el estudio realizado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), cada año mueren en España entre 10 y 20 personas debido a esta alergia y la mitad de las reacciones requiere atención en urgencias. Además, es un problema en aumento, ya que como explica Sergia Cruz, alergóloga y miembro de esta sociedad, cada año se generan 2.000 nuevas consultas.

Casos de alergia en aumento

¿Quiénes son estos temibles insectos? Son dos especies bien conocidas: las avispas y las abejas, según indica Concepción López Serrano, jefe de servicio de Alergología del hospital Universitario La Paz, de Madrid. Los himenópteros son un grupo dentro de los artrópodos insectos, caracterizados por tener alas membranosas (del griego «Hymen», membrana; y «Ptera», ala).

Las avispas tienen el aguijón liso, por lo que pueden picar más de una vez. La mayoría de sus picaduras se registran en verano y hasta finales de otoño. Los géneros más importantes, según explica la alergóloga, son la vespula, que predomina en el campo, y la polistes, la especie más abundante, con hábitat rural o urbano.

Las abejas son más evolucionadas y su aguijón tiene unos dientes que impiden su salida una vez clavado. La mayor incidencia se da desde primavera hasta finales de otoño. Los ataques de himenópteros se registran cuando las personas realizan actividades al aire libre, deporte y jardinería, acuden a piscinas o trabajan en el campo, pero solo pican como defensa. Esto podría explicar, señala Cruz, que los alérgicos a las abejas suelan ser trabajadores relacionados con el mundo de la apicultura, ya que el veneno es un potente sensibilizante.

Síntomas molestos

Dolor, prurito e hinchazón de pocos milímetros son las manifestaciones habituales a la picadura de abejas y avispas, resultado de un fenómeno tóxico no inmunológico que provoca una reacción local que cede a las pocas horas. Los síntomas se pueden apreciar más y son más extensos si se registran en zonas de tejido subcutáneo laxo, como párpados o el escroto. Estas reacciones locales no suelen generar reacciones generalizadas, pero no están exentas de peligro si la picada es en la boca, la nariz o la garganta. En estos casos es necesario actuar con rapidez, ya que la hinchazón provocada por el veneno puede cerrar las vías respiratorias.

Los expertos aseguran que es imposible saber si se padece o no alergia hasta que se sufre anafilaxia

De muy distinto calibre es la reacción de las personas alérgicas al veneno de estos insectos. Y será aún peor en el caso de que además hayan recibido picaduras previas, ya que las agresiones anteriores sirven para sensibilizar al sujeto a las proteínas del veneno. Entonces, ¿qué ocurre en estos casos? Cuando una persona es alérgica, se produce una reacción sistémica o generalizada, que a menudo cursa con un enrojecimiento brusco e intenso en gran parte de la piel, dificultad respiratoria por la obstrucción bronquial e inflamación de la laringe, bajada de la tensión arterial, náuseas y puede llegar al shock. Estos síntomas indican una reacción alérgica más seria y pueden poner en peligro la vida del afectado, por lo que es necesario tratarla con urgencia.

¿Hay algún modo de conocer si se es sensible al veneno de los himenópteros? Por desgracia, los expertos aseguran que es imposible saber si se padece o no alergia hasta que se sufre anafilaxia (reacción alérgica grave). Sin embargo, puede afirmarse que el riesgo de tener una reacción sistémica tras una nueva picadura depende de la gravedad de la reacción previa, de la edad (la muerte provocada por el veneno de avispas y abejas afecta más a adultos que a niños), de la hipersensibilidad al veneno, así como del intervalo de tiempo que haya transcurrido entre las dos lesiones.

El tratamiento

El combate contra los himenópteros no puede hacerse a priori, ya que no hay más prevención que exponerse lo mínimo a estos insectos. Por fortuna, sí es posible luchar después, ya sea en los casos leves o en las reacciones sistémicas. Ante una reacción local tras una picadura de abeja, se debe extraer el aguijón sin comprimirlo y alejarse de la zona, ya que se liberan feromonas que atraen a más individuos. Después puede colocarse hielo o un paño húmedo durante algunos minutos para disminuir la inflamación y administrar antihistamínicos por vía oral y analgésicos.

Si tras una reacción grave se diagnostica a una persona que padece alergia al veneno de himenópteros, se le aliviará con un tratamiento inmunológico. Según señala Santiago Nogué, profesor titular de Toxicología de la Universidad de Barcelona y jefe del Área de Vigilancia Intensiva del Hospital Clínico de Barcelona, es recomendable que quienes han tenido una reacción alérgica de gravedad tras un pinchazo se sometan a las pruebas de alergia para, a continuación, pautar una desensibilización al veneno causante de la alergia en los casos en que esté indicado. Por desgracia, a pesar de estas recomendaciones, se estima que dos tercios de personas alérgicas no llegan a ser examinadas nunca por un alergólogo, dada la falta de conocimiento entre la población general e, incluso, entre los propios médicos.

El tratamiento más eficaz frente a las reacciones graves es administrar vacunas desensibilizantes, un tratamiento largo y progresivo, que consiste en la aplicación de dosis progresivamente crecientes del veneno al que el paciente es alérgico durante un plazo de cinco años.

Como indica la alergóloga de la SEAIC, la eficacia de la inmunoterapia es muy alta: superior al 98% en avispas y al 95% en abejas. El paciente queda protegido en casi la totalidad de los casos. Mientras que sin vacuna el riesgo de una reacción alérgica ronda el 60%, con la inmunoterapia la posibilidad se reduce al 2%. Además, también hay inyectores de adrenalina, en formato de bolígrafo, que todo alérgico a este veneno debe llevar consigo para, en caso de picadura, frenar los síntomas antes de recibir tratamiento en un centro hospitalario.

MÁS VALE PREVENIR

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El único modo de prevenir una picadura es ser precavido frente a los temidos insectos. Desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) recomiendan una serie de medidas preventivas, entre ellas, evitar los colores brillantes en la indumentaria, cremas con perfume y colonias fuertes al aire libre. Tampoco se recomienda llevar comida o refrescos en lugares donde son abundantes las abejas o las avispas y, si se acercan, es mejor permanecer inmóvil porque cualquier movimiento brusco puede interpretarse como una amenaza y, por lo tanto, acabar en picadura.

Si pican, es importante alejarse del lugar para evitar nuevas lesiones, ya que las feromonas que liberan tras picar atraen nuevos individuos. Si se deja ropa en el suelo, como en piscinas o cerca de un río, se debe sacudir antes de volver a ponérsela. También hay que evitar caminar descalzo. Cerrar las ventanas de casa y coche para que no puedan entrar y colocar mosquiteras en las ventanas. Por último, hay que evitar las colisiones con himenópteros, que pueden causar picaduras: se debe estar alerta al correr, montar a caballo, bicicleta, moto o coche descubierto en zonas de campo y jardines.

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