Hogar sucio, riesgo asmático

Un estudio finlandés revela que la falta de higiene contribuye a agravar las crisis asmáticas e, incluso, puede ser un factor desencadenante
Por Jordi Montaner 18 de abril de 2007

No fregar los suelos ni pasar la aspiradora con asiduidad puede pasar factura a nuestro frágil sistema inmunológico. La alergia a los ácaros del polvo causa estragos en todo el mundo y el impopular cambio climático que se avecina no hará sino empeorar las cosas: menos lluvias, más polvo, más ácaros, más asma. Un estudio finlandés revela que un 20% de los niños asmáticos debe su enfermedad a una escasa higiene doméstica, particularmente en los dormitorios.

ImgImagen: Muris Kuloglija Kula

No es que no llueva en Finlandia, pero la distribución de las viviendas en habitaciones muy pequeñas, tapizadas y enmoquetadas hasta la saciedad, ocasiona que el polvo se acomode en ellas y, de no airear, aspirar o lavar los tejidos con productos acaricidas, el asma acecha. Las heces de los ácaros contienen proteínas no asimilables por nuestro sistema inmunológico por lo que, al aspirar el aire de una habitación algo dejada e incorporar dichas proteínas a las vías respiratorias se genera una reacción inflamatoria que degenera en rinitis, lagrimeo, estornudos, tos o incluso ahogos.

Existen tratamientos eficaces con los que combatir las crisis asmáticas en individuos sensibles a los desechos de los ácaros que inspiramos junto al polvo, pero las estrategias diagnósticas y terapéuticas distan aún de garantizar un control eficaz de la enfermedad y todos los esfuerzos se centran en su prevención aunque la herencia genética desempeña un papel importante. Sin embargo, Juha Pekkanen y un comité de expertos del Instituto Nacional de Salud Pública finlandés han elaborado un estudio en el que demuestran que uno de cada cinco casos de asma infantil se habría podido prevenir con simplemente mantener una correcta higiene en las dependencias donde el niño o niña se ubica.

Ingenieros civiles

Una investigación ha corroborado la sospecha de que el hábito tabáquico de las madres durante el embarazo dispara el riesgo de que sus hijos padezcan asma

El trabajo del equipo coordinado por Pekkanen, publicado en la revista European Respiratory Journal, comparó por espacio de cuatro años el nivel de higiene doméstica en los dormitorios de 121 asmáticos menores de edad recientemente diagnosticados con los de 241 controles sanos. Tan demoledora resultó la asociación entre hogar sucio y diagnóstico de asma, que el especialista finlandés abogó por que los especialistas en alergias y salud respiratoria se cercioren de la higiene en la casa donde vive el paciente y puedan requerir incluso el informe de un experto en limpieza.

Pekkonen subraya en su artículo que la falta de higiene «no sólo contribuye a exacerbar las crisis asmáticas sino que puede definirse como un desencadenante de la enfermedad asmática per se». Insiste asimismo en la necesidad de acreditar a ingenieros civiles capaces de evaluar la idoneidad de un habitáculo en términos de salud alérgica. «Su inspección higiénica debiera prestar atención a la naturaleza de las manchas en suelos, paredes o tapices, calidad y estado de conservación de materiales y utensilios, condensación de polvo y grado de humedad, colores empleados en decoración y luminosidad de los habitáculos, habida cuenta de que todos estos factores pueden incidir en la salud de los niños asmático». El experto añade que «el hogar es como un automóvil, su seguridad depende de un buen mantenimiento».

Mamá no fumes

El asma afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo y es la enfermedad crónica más prevalente en la edad escolar. Siguiendo en el discernimiento de rutas preventivas, una investigación conjunta de la Universidad de Michigan (EEUU) y el David Hide Asthma and Allergy Research Centre del Reino Unido han corroborado la sospecha de que el hábito tabáquico de las madres durante el embarazo dispara el riesgo de que sus hijos padezcan asma. Los investigadores estudiaron a 900 niños de la Isla de Wight (condado del Reino Unido) nacidos entre 1989 y 1990, repasando los registros respiratorios efectuados al año de nacer y a los dos, cuatro y diez años.

Prestaron una importancia capital a la presencia del gen del antagonista de los receptores de interleucina-1 que en estudios previos, llevados a cabo tanto en animales de investigación como en clínica humana, habían demostrado un potencial desencadenante de la enfermedad. Descubrieron que este gen es susceptible de cambios motivados por factores medioambientales y, muy especialmente, por el humo del tabaco. Una vez caracterizado el genotipo de los niños asmáticos con alteración del gen codificador, los autores del estudio comprobaron que todos tenían en común el hecho de que sus madres habían consumido tabaco durante el embarazo.

ASMA, ECZEMA Y RINITIS

¿Qué factores determinan con mayor precisión el riesgo de asma: los ambientales o los genéticos? Un estudio holandés quiso comparar el poder estadístico de los factores de riesgo y recurrió al registro nacional de aquel país de hijos gemelos nacidos entre 1986 y 1998. Los investigadores se hicieron con el historial clínico de 16.000 pacientes e indagaron la notificación de cualquier consulta relativa a asma, eczema o rinitis.

Lo más sobresaliente de los resultados de esta búsqueda fue que el número de casos diagnosticados de asma en los años 90 duplicó al de los años 80; en cambio, los casos de eczema o rinitis apenas variaron. Las tres entidades tienen en común un componente genético importante y los expertos holandeses dedujeron que el asma era más sensible a factores medioambientales que la rinitis o el eczema.

Los gemelos estudiados comparten solamente un 50% del material genético, por lo que teóricamente cabe la posibilidad de que un hermano gemelo desarrolle asma y el otro no. La explicación de que sean en muchos casos ambos hermanos los afectados de asma no se sostiene, pues, por razones genéticas sino por una clara influencia del entorno en que viven, generalmente compartido.

Los investigadores subrayan el hecho de que los niños o niñas gemelos estudiados en Holanda duermen casi siempre en la misma habitación, estudian en la misma escuela, comparten muchos hábitos higiénicos y un entorno familiar común que no necesariamente está desprovisto de riesgo asmático.

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