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¿Qué es la cera y por qué se forma en el oído?
La cera o cerumen es una sustancia natural que nuestro cuerpo produce para proteger el oído. La cantidad que genera cada persona es distinta, varía debido a factores genéticos, la edad —los bebés y niños pequeños suelen producir más— y, curiosamente, el exceso de limpieza, ya que una higiene excesiva puede estimular su producción. Además, las condiciones ambientales como la contaminación, el polvo, el humo, la humedad y el ruido también influyen en la cantidad de cerumen que se produce.
Aunque pueda resultarnos incómoda y poco estética, la cera cumple funciones esenciales para la salud auditiva. Actúa como una barrera natural que bloquea el polvo, bacterias, hongos y pequeños objetos que podrían dañar estructuras delicadas como el tímpano. Además, lubrica el canal auditivo, manteniéndolo húmedo y flexible, lo que previene de sufrir irritaciones y sequedad.
Cómo se elimina la cera del oído
El oído cuenta con un mecanismo para eliminar el cerumen del conducto auditivo, garantizando así su limpieza y salud. Este proceso de autolimpieza se lleva a cabo de manera gradual: la cera se desplaza hacia la abertura del oído, donde se seca y se desprende de forma natural. Nuestra intervención debe limitarse a retirarla de la oreja.
Al masticar, hablar o simplemente mover la mandíbula, generamos pequeños movimientos que empujan suavemente la cera hacia la abertura del oído. Además, el agua que entra en el oído durante el baño o la ducha contribuye a disolver y arrastrar el cerumen hacia afuera. Secar el pabellón auditivo con una gasa o toalla suave debería ser más que suficiente para que nuestras orejas queden lustrosas.
El peligro de usar bastoncillos de algodón
Como la cera de los oídos no es dañina, debemos evitar el uso de cualquier objeto para intentar extraerla. Introducir objetos, especialmente bastoncillos, puede dañar la piel del canal auditivo y aumentar el riesgo de infecciones. Además, el algodón puede desprenderse y originar más complicaciones.
Los objetos introducidos en el oído (como bolígrafos o lápices) pueden empujar el cerumen hacia el canal auditivo, bloqueándolo y provocando una pérdida de audición. En casos extremos, pueden perforar el tímpano. Del mismo modo, los espráis, si no se usan correctamente —lo que es bastante común— pueden compactar la cera hacia dentro.
Cómo realizar una higiene segura y efectiva del oído
Una correcta higiene de los oídos comienza con la limpieza del conducto auditivo externo con un paño suave y seco. También se pueden utilizar bastoncillos de algodón, pero sin introducirlos en el oído. No es necesario seguir esta rutina a diario, a menos que tengamos una cantidad excesiva de cerumen.
Para eliminar la cera, se pueden usar agua de mar y aceites, así como productos en espray o aerosoles. Según la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), el líquido debe permanecer en el oído de uno a dos minutos con la cabeza inclinada antes de volver a la posición normal. Para que sean efectivos, deben aplicarse regularmente, cada dos o tres días, dependiendo de la cantidad de cera que cada persona produzca, y siempre siguiendo las instrucciones del prospecto.
Los tapones: un problema habitual
El tapón de cerumen es uno de los problemas más frecuentes en la patología auditiva, según la SEFAC. Se forma por la acumulación de cera en el conducto auditivo, que puede provocar diversos síntomas, como la disminución o pérdida de audición.
Al contrario de lo que se suele pensar, los tapones no suelen producirse por falta de higiene, sino que se generan por un exceso de secreción o porque el cerumen no se elimina de manera adecuada.
Para prevenir su formación, la SEFAC recomienda seguir estas cinco pautas:
- 1. Limpiar regularmente los oídos, salvo en situaciones patológicas.
- 2. Secar bien los oídos después de ducharse o estar en ambientes húmedos.
- 3. No compartir dispositivos de limpieza auditiva sin limpiarlos o desinfectarlos primero.
- 4. Evitar métodos de limpieza que puedan empujar el cerumen hacia el interior del oído.
- 5. No utilizar sustancias oleosas ni dispositivos que alteren la presión del oído.
Ante cualquier cambio en el cerumen, en el color, olor o textura, es importante consultar a un médico.
Consejos para mantener una buena salud auditiva
Cuidar nuestros oídos es fundamental para mantener una buena salud auditiva. Estos sencillos consejos te ayudarán a mantener tus oídos limpios y saludables:
- Retira la cera superficial. Limpia la parte externa del oído con una gasa o un paño húmedo. También puedes aprovechar la ducha para eliminar el cerumen que esté listo para salir.
- Evita el uso continuo de auriculares y otros dispositivos externos. El ruido afecta a tus oídos.
- Ten especial cuidado con los bebés. Son más propensos a sufrir otitis, al igual que las personas mayores.
- No introduzcas objetos ni líquidos en el oído. No solo los bastoncillos son peligrosos. Muchas personas utilizan líquidos abrasivos o productos para eliminar cerumen sin la supervisión de un profesional. Estas prácticas pueden causar problemas graves, como lesiones o perforaciones del tímpano.
- Olvídate de los remedios caseros. Algunas personas recurren a remedios como las velas para los oídos para aliviar el dolor de una infección. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. ha advertido sobre los riesgos asociados con este tipo de tratamientos, que carecen de base científica.
- Consulta a un profesional. Si notas que tus oídos producen mucho cerumen o si sientes que están taponados, no dudes en consultar a un médico, audioprotesista o enfermera. Estos profesionales pueden evaluar tu situación y, si es necesario, realizar una limpieza segura. También es recomendable visitar al especialista al menos una vez al año y seguir las recomendaciones de profesionales como farmacéuticos para mantener una buena higiene auditiva.