Automedicarse: consumir de forma responsable los medicamentos

La automedicación prudente y saber cuál es la mejor manera de conservar los fármacos es esencial para que estos no pierdan sus propiedades curativas
Por Núria Llavina Rubio 29 de agosto de 2011
Img farmacia
Imagen: eliazar

La guía “Plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud”, que publica cada año el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, junto con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), recuerda a los ciudadanos que la mala conservación de algunos medicamentos puede provocar efectos peligrosos para la salud. Mantener los fármacos en condiciones ambientales adecuadas y consumirlos según las indicaciones del envase es indispensable para que estos no dejen de ejercer su función: prevenir, curar o aliviar enfermedades.

La conservación adecuada de los medicamentos es fundamental para que puedan mantener su actividad farmacológica. La realidad, no obstante, es que es uno de los aspectos más descuidados y poco valorados por los consumidores, ya sea en tratamientos a corto plazo como en otros más prolongados. Deben conservarse fuera del alcance de los niños y en lugar fresco y seco. Por ello, la cocina y el baño son las peores zonas de la casa para guardarlos, debido al calor y la humedad ambiental.

Este aspecto es importante, sobre todo, para tabletas y cápsulas, ya que pueden perder su potencial. Sin ir más lejos, las tabletas de ácido acetilsalicílico pueden descomponerse en ácido acético (vinagre) y ácido salicílico, dos irritantes potenciales de la mucosa gástrica. Tampoco deben guardarse bajo ningún foco directo de luz o calor.

La temperatura adecuada

La conservación de los medicamentos es uno de los aspectos más descuidados y poco valorados por los consumidores

Por norma general, se conservan bien a temperatura ambiente, excepto si requieren unas condiciones especiales. En el prospecto se advierte si son necesarias temperaturas más bajas y si debe guardarse en la nevera (de ahí la importancia de leerlo siempre). El envase también incluye particularidades para la conservación. Por este motivo, para evitar confusiones, es útil guardar siempre el medicamento en su propio envase. Los fármacos termolábiles deben conservarse en la nevera entre 2ºC y 8ºC (insulina, vacunas, determinados colirios o algunos antibióticos).

Es esencial que no se rompa la cadena del frío, para asegurar sus propiedades, y debe comprobarse de manera regular la temperatura de la nevera. En caso de problemas de refrigeración, es mejor consultar con un profesional antes de utilizar el fármaco afectado. Si se viaja y hay que llevarlos consigo, hay que prever la forma de mantener las condiciones óptimas de temperatura.

Otro aspecto destacado es la fecha de caducidad, que está indicada en el envase. Es usual que los medicamentos sean aptos para el consumo hasta 5 años después de su fabricación, pero hay algunas excepciones de caducidad más corta: una vez abiertos, los colirios tienen una caducidad de unos pocos días, por lo que no sirven para otro episodio. Hay que desecharlos siempre una vez finalizado el periodo de tratamiento.

Medicamentos en verano

En épocas estivales, una pérdida excesiva de agua y sales minerales (deshidratación) reduce la eliminación de los medicamentos y aumenta sus efectos. También el sol y las altas temperaturas pueden afectar a su calidad, al descomponerse y perder sus beneficios terapéuticos, además de convertirse en sustancias tóxicas para el consumidor. En estos casos, pueden provocar vómitos, intoxicaciones, cólicos, reacciones alérgicas, dificultades para respirar o agravar el síndrome de agotamiento-deshidratación o de golpe de calor, considerados una emergencia médica.

Para minimizar el riesgo de sufrir estos efectos negativos de los medicamentos en épocas de calor, se recomienda:

  • Consultar al médico antes de tomar un medicamento y evitar la automedicación.
  • Leer el envase y el prospecto para conocer la temperatura a la que debe conservarse o consultar al médico para adaptar, en caso necesario, el tratamiento habitual a las altas temperaturas.
  • No llevar fármacos en el maletero mientras se viaja, ya que pueden alcanzar temperaturas muy elevadas.
  • No consumir productos cuyo aspecto exterior o forma farmacéutica (supositorios, óvulos) esté visiblemente modificada.
PUBLICIDAD DE FÁRMACOS SIN RECETA

El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad y la Asociación para el Autocuidado de la Salud (ANEFP) lanzaron recientemente la primera guía que regula en España la publicidad de los medicamentos sin receta. Su principal objetivo es que el ciudadano reciba información científica, a la vez que comprensible, que anime a la automedicación responsable y reduzca el consumo innecesario. Otra de las particularidades es que aclara y sistematiza los requisitos que debe cumplir la publicidad de los medicamentos de autocuidado.

Los medicamentos referidos en la guía pueden publicitarse, ya que no están financiados por el Sistema Nacional de Salud. No obstante, su misión es que la publicidad no busque un aumento del consumo del producto, sino que sirva para diferenciar unas marcas de otras. Esta guía de buenas prácticas aboga por una publicidad basada en datos científicos, que evite los adjetivos o términos absolutos, rechace las comparaciones con fármacos similares o muestre datos de cuota de mercado.

Debe dirigirse a adultos y ajustarse al prospecto. Por último, no se podrá usar la imagen de un farmacéutico u otro profesional de la salud o de un personaje público, porque podría incitar al consumo innecesario. Estas directrices suponen el primer paso en la trayectoria emprendida por el Ministerio y los diferentes agentes del sector para elaborar un nuevo Real Decreto para regular este campo. El único Decreto sobre publicidad de los medicamentos data de 1994.

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