Cuidar la espalda de los escolares

Reducir el peso del material escolar y promover la actividad física son dos aspectos claves para disminuir el riesgo de dolor de espalda entre los niños
Por Montse Arboix 23 de septiembre de 2013
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Imagen: monkeybusiness

La Organización Médica Colegial (OMC) y la Fundación Kovacs centran su atención en la prevención del dolor de espalda entre los escolares españoles. Estas dos organizaciones, año tras año, insisten en la necesidad de combatir los factores relacionados con un mayor riesgo de sufrir dolor de espalda: el exceso de peso en las mochilas, la inactividad física o la mala práctica del deporte e, incluso, el mobiliario escolar inadecuado. En este artículo se describe el papel de los malos hábitos como desencadenante del dolor de espalda en los escolares y se ofrecen consejos para prevenirlo.

El dolor de espalda y los malos hábitos

En España, cerca del 51% de los chicos y el 69% de las chicas menores de 15 años ya han padecido dolor de espalda alguna vez en su vida, según datos aportados por la Organización Médica Colegial y la Fundación Kovacs. Esta dolencia limita las actividades diarias de los pequeños estudiantes e incrementa la posibilidad de sufrirla de forma crónica en la edad adulta. En concreto, es a partir de los 10 años de edad cuando su incidencia aumenta, por lo que los esfuerzos se dirigen a los escolares de esta edad.

Es muy importante el papel activo de los padres en la prevención y la adopción de hábitos saludables

En ediciones pasadas se publicó ‘El Tebeo de la Espalda‘, con el objetivo que los escolares pudieran aprender con facilidad a cuidar su espalda y a cómo minimizar el impacto del dolor cuando aparece. Este tebeo está disponible de forma gratuita en la web de la OMC y en El Web de la Espalda de la Fundación Kovacs.

El sedentarismo, los hábitos posturales incorrectos y hasta la inadecuada práctica competitiva de algunos deportes son factores demostrados que se asocian a un mayor riesgo de sufrir dolor de espalda y que se dan con mayor frecuencia entre los jóvenes de los países industrializados.

Pero no hay que engañarse, «el ejercicio y el deporte son buenos para la espalda», asevera Mario Gestoso, director médico de la Fundación Kovacs. «Solo si el entrenamiento es erróneo y se repite con mucha intensidad puede causar desequilibrios en la musculatura que afectan a su funcionamiento normal e, incluso, provocar deformaciones de la columna vertebral, como sucede en algunas niñas que practican gimnasia rítmica».

El papel de los progenitores en la prevención

La espalda es una estructura fundamental en el organismo y los malos hábitos pueden pasarle factura incluso a edades tempranas, a tenor de los datos de incidencia aportados por los expertos. Y como sucede en todas las áreas de salud, es muy importante el papel activo de los padres en la prevención y la adopción de hábitos saludables. «Es básico que estos aporten a sus hijos conocimientos sobre cómo cuidar la salud de la espalda, con una buena higiene postural, con la práctica habitual de ejercicio y, sobre todo, con el ejemplo para que tengan un modelo a imitar», explica Gestoso.

Estudios realizados en distintos países desarrollados han puesto en evidencia que los adolescentes con dolor de espalda persistente tienen mayor riesgo de padecerlo de forma crónica cuando son adultos. Estos mismos trabajos también demuestran que mantenerse físicamente activo y cumplir con las pautas de higiene postural, para que las actividades cotidianas no la lesionen, son dos normas básicas.

En personas sanas, el ejercicio físico ayuda a reducir la probabilidad de sufrir dolor de espalda y «también la práctica de algún deporte concreto (como la natación) es útil para prevenirlo, aunque es conveniente consultar a un médico antes de iniciar cualquier actividad física o deporte», aclara Gestoso. Este experto puntualiza que en quienes padecen o han padecido esta dolencia, un médico debe determinar qué ejercicios específicos se deben hacer y con qué intensidad y ritmo de progresión.

Cómo conseguir una espalda sana para todos

Según Mario Gestoso, para mantener una espalda sana, hay diez normas básicas para niños y adolescentes que los progenitores deberían supervisar:

  • 1. Mantenerse activo y evitar estar todo el día sentado.
  • 2. Hacer deporte de manera habitual: natación, correr, ir en bici o realizar ejercicios en el gimnasio. Cualquier ejercicio es mejor que ninguno.
  • 3. Calentar los músculos antes de la actividad física y hacer estiramientos después. Si se compite en algún deporte, seguir las indicaciones concretas del entrenador.
  • 4. Sentarse con una postura adecuada: sentarse lo más atrás en la silla con el respaldo recto, la espalda erguida y los brazos o codos apoyados; cambiar de posición de forma frecuente y levantarse cada 45-60 minutos; y si se tiene que estudiar mucho tiempo, emplear un atril.
  • 5. Adoptar una postura adecuada delante del ordenador: la pantalla debe estar frente a los ojos y a la altura de la cabeza.
  • 6. Vigilar si hay dolor cuando se está en la cama o al utilizar el mobiliario escolar.
  • 7. Para transportar el material escolar, lo mejor es llevar el menor peso posible; usar mochila con ruedas y de altura regulable o una de tirantes anchos pasada por ambos hombros. Llevar la mochila tan pegada al cuerpo como se pueda y colocarla en la zona lumbar o entre las caderas, justo por encima de las nalgas. No cargar más del 10% del propio peso.
  • 8. No fumar, ya que, además ser perjudicial para la salud en general, aumenta el riesgo de sufrir dolor de espalda.
  • 9. Ante el dolor, es mejor consultar al médico sin perder tiempo; cuanto antes se tomen las medidas necesarias, mejor.
  • 10. Si ya hay molestias, lo mejor es evitar el reposo y seguir una vida lo más normal posible y mantenerse tan activo como se pueda. Es muy probable que solo se deba a que los músculos no trabajan de manera adecuada.
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