Diagnóstico de tumores cerebrales

Los avances en cirugía, radioterapia y quimioterapia han contribuido a aumentar la supervivencia en casos de tumor cerebral
Por Núria Llavina Rubio 12 de diciembre de 2011
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Imagen: jl.cernadas

En España, los tumores primarios del sistema nervioso central representan un 2% del total de los casos de cáncer en el adulto y hasta casi un 15% en los menores de 15 años. A pesar de tener una baja prevalencia, acostumbran a afectar en plena edad laboral y perturban de forma importante la vida del paciente. Ante un diagnóstico de tumor cerebral, se quedan en el tintero muchas preguntas que se deben hacer en la consulta acerca del tratamiento, la rehabilitación y la reincorporación al trabajo. No obstante, son las cuestiones que más preocupan a los afectados.

Cada año se detectan en España unos 3.000 nuevos casos de tumores cerebrales, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). Esta cifra supone el 2% del total de casos de cáncer que se diagnostican en adultos. En los niños, esta proporción es de un 15% a un 20%. La recién creada Asociación de Afectados por Tumores Cerebrales en España (ASATE) ha publicado un documento exhaustivo, titulado «Tumor cerebral, las 15 cuestiones más frecuentes». Con ello intenta resolver las dudas que no siempre surgen en la consulta, relacionadas sobre todo con el tratamiento.

El tratamiento de los tumores cerebrales

El tratamiento actual se realiza mediante la combinación de tres herramientas: cirugía, radioterapia y quimioterapia. Estas dependen del tamaño, el tipo, la velocidad de crecimiento y el estado general de salud del paciente. Los datos señalan que los neurocirujanos tienen cada vez más éxito en su extirpación y ello permite curar al paciente, sea el tumor benigno o no, así como aumentar la eficacia de los tratamientos coadyuvantes (radioterapia, quimioterapia, etc.).

En la actualidad, los avances en esta área, junto con los registrados en las técnicas de neuroimagen, ayudan a curar algunos de ellos y a prolongar la supervivencia de los pacientes. También se prevé que la investigación actual en nuevas familias de fármacos, como las terapias biológicas, aporte buenos resultados en breve.

Visión borrosa, vómitos o náuseas y dificultad para tragar o hablar son algunos de los síntomas asociados a los tumores cerebrales

Otra preocupación de los pacientes es la necesidad de tomar fármacos antiepilépticos si la tumoración afecta a zonas especialmente sensibles (como el lóbulo temporal) o tras la agresión de la cirugía. Además, a menudo se desarollan síntomas colaterales, como la astenia (cansancio) o la depresión. No obstante, ante estos síntomas, se debe comentar con el especialista para que instaure el tratamiento adecuado. Otro efecto indeseable son las embolias venosas, en las venas o en los pulmones, cuyas señales son hinchazón de alguna pierna, dolor o calor y dificultad respiratoria, respectivamente.

Los tumores cerebrales

Los tumores cerebrales se desarrollan a cualquier edad. En la infancia, la incidencia crece entre los 5 y los 14 años, y en los adultos, a partir de los 45. Los más frecuentes en la edad infantil son los meduloblastomas y en los adultos, los gliomas. Por su variedad, los síntomas son muy diversos: dolor de cabeza, visión borrosa, vómitos o náuseas, cambios en el estado de ánimo, problemas de equilibrio, debilidad muscular, crisis convulsivas o dificultad para tragar o hablar. Debido a la especialización de cada área del cerebro, según donde se localice la dolencia, estarán afectadas determinadas funciones.

Bajo el término «tumor cerebral» se engloban más de 120 tipos según su ubicación, el tejido involucrado o si es benigno o maligno. El glioma es el más habitual en adultos y en su estado más grave (glioblastoma multiforme) todavía es incurable. La SEN declara que, aunque los avances en cirugía, radioterapia y quimioterapia han contribuido a aumentar las tasas de supervivencia y curación, en algunos casos, como el glioblastoma, los resultados siguen sin ser óptimos.

El objetivo de las investigaciones actuales es mejorar los conocimientos sobre los mecanismos de proliferación tumoral, es decir, los que implican que una célula sana se multiplique de forma infinita y se convierta en una neoplasia maligna. Esto permitiría identificar fármacos que pudieran cortar este proceso inicial de manera efectiva, sobre todo para las formas más agresivas, como el glioblastoma. En España, uno de los centros que trabaja en esta línea es el Instituto de Oncología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona (VHIO). El laboratorio de expresión génica y cáncer, liderado por Joan Seoane, publicó en 2009, en la revista «Cancer Cell», el descubrimiento de un gen (LIF) implicado en la proliferación de células madre tumorales precursoras del glioma.

AFECTADOS POR TUMORES CEREBRALES

Una entidad de reciente creación, la Asociación Española de Afectados por Tumores Cerebrales (ASATE), aprovechó la Semana Internacional de los Tumores Cerebrales para hacer su primera aparición pública. La entidad nace con el objetivo de apoyar y asesorar a los afectados, con una reivindicación principal: el acceso equitativo e igualitario a los diferentes tratamientos y avances neurooncológicos en todas las zonas del territorio nacional.

ASATE también busca ampliar la información sobre estos tipos de cánceres, además de potenciar la investigación y favorecer las relaciones entre sociedades y colectivos profesionales implicados ya que, según esta entidad, a pesar de que España cuenta con una capacidad terapéutica muy buena, falla en la coordinación entre profesionales (neurocirugía, oncología médica y oncología radioterápica). Por último, y como hacen asociaciones afines, quiere convertirse en un foro de apoyo a los pacientes. Este soporte se hace fundamental cuando el paciente ha terminado el tratamiento y necesita acceder a servicios de rehabilitación, programas de apoyo psicológico, ayudas sociales y reintegrarse a la vida laboral.

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