Cuando el cáncer llega al cerebro

Las células malignas tienen la capacidad de alcanzar el cerebro, alojarse y formar un tumor secundario, denominado metástasis cerebral
Por Clara Bassi 8 de marzo de 2013
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Imagen: Stephen Dickter

La palabra “cáncer” asusta a muchas personas, más cuando el médico anuncia que este se ha diseminado y todavía más si las células malignas han llegado hasta el cerebro, donde pueden formar un tumor secundario o, lo que es lo mismo, metástasis cerebral. Pero, ¿cómo es? ¿Qué tumores la producen? ¿Cómo se trata? ¿Ha mejorado el pronóstico de los pacientes? ¿Y su calidad de vida? Estas son algunas de las numerosas dudas que se agolpan en las mentes de los pacientes con esta enfermedad. En este artículo se da respuesta a estas cuestiones y se analizan los avances médicos actuales que han mejorado el pronóstico y la calidad de vida de los afectados por metástasis cerebral.

La metástasis: el cáncer a distancia

En su inicio, el cáncer se desarrolla en una parte del cuerpo pero, a medida que avanza la enfermedad, tiene la capacidad de diseminarse a distancia. Para ello, las células malignas viajan o migran, a través del torrente sanguíneo, y forman otro tumor en un órgano distinto, lo que se denomina metástasis. Los órganos que tienden a anidar los tumores a distancia son, entre otros, los huesos, el hígado y el cerebro.

«La posibilidad de que se desarrollen metástasis cerebrales depende de dos factores: del tipo de cáncer que se padezca y de su estadio, puesto que si se detecta en una fase inicial hay muy pocas probabilidades de que se generen tumores secundarios y, al contrario, cuando más avanzado está, mayor riesgo existe», explica Salvador Villà, neuroncólogo del Instituto Oncológico Teknon y coordinador de investigación clínica del ICO Badalona (Barcelona).

Los órganos más afectados por metástasis son los huesos, el hígado y el cerebro

Entre los tipos de tumores que producen más metástasis figuran el melanoma y ciertos subtipos de pulmón y de mama. Así, el 25% de los casos de adenocarcinoma pulmonar, un cáncer de pulmón relativamente frecuente, desarrollan metástasis cerebrales; el 15% de los carcinomas escamosos, un cáncer de piel, los favorecen; y en el caso del cáncer de mama, los tumores que expresan receptores hormonales tienen menos tendencia a producirlas que los tumores de mama que no son de tipo hormonal, según información de Villà.

De los síntomas a la detección de las metástasis cerebrales

La metástasis cerebral tiene un tamaño de dos o tres centímetros en el momento de la detección, pero puede crecer hasta llegar a los cinco centímetros. Sus síntomas son muy variados según la región cerebral donde se localice. Así, si afecta al área motora, puede producir pérdida de fuerza en los brazos; si se halla en la región del habla, conducir a que la persona hable mal; o si está en el área frontal, causar dolor de cabeza, cambios de carácter, alteración de la memoria, del estado de ánimo e incontinencia urinaria. Algunas metástasis pueden, incluso, provocar ataques epilépticos.

La existencia de un solo tumor secundario es muy poco probable. Por lo general, se desarrolla más de uno. Para detectarlos, se recurre a pruebas de imagen como la TC (Tomografía Axial Computerizada) y analíticas. Y gracias a las pruebas diagnósticas, se ha podido saber que en menos del 30% de los afectados, la metástasis cerebral es única. Un 70% de pacientes tiene más de una.

Metástasis cerebral: hallazgos sobre tratamiento

El conocimiento del número de metástasis es crucial para que el oncólogo se decante por un tratamiento en concreto. Cuando es única, lo que ocurre en un porcentaje escaso de casos, se interviene con cirugía; si no es posible, se administra radioterapia a todo el cerebro, que es lo que se conoce como radioterapia holocraneal.

Un nuevo estudio publicado en ‘Journal of Clinical Oncology’ a finales de 2012, efectuado en cerca de 350 pacientes por la Organización Europea para la Investigación y Tratamiento del Cáncer (EORTC), una de las redes europeas más potentes en la investigación frente al cáncer, ha permitido obtener varias conclusiones novedosas y valiosas sobre el tratamiento de las metástasis cerebrales.

La primera es que los enfermos que no reciben radioterapia holocraneal tienen mejor calidad de vida. En segundo lugar, aunque disfrutan de un mejor estado de salud general, estos pacientes tienen más riesgo posterior de metástasis, es decir, de desarrollar otras lesiones cancerosas en otras áreas no tratadas. Y, por último, se ha observado que tienen la misma supervivencia que los que se tratan con radiocirugía o radioterapia estereotáctica, que son otros procedimientos que se realizan en el cerebro, con material y utillaje de alta precisión, según lo sintetiza Villà.

El tratamiento más adecuado para las metástasis cerebrales

El último informe realizado por la EORTC sobre las metástasis cerebrales ayudará a decidir de forma más adecuada el tratamiento para los distintos tipos de tumores secundarios localizados en el cerebro. “Los enfermos que tienen entre una y tres metástasis pueden beneficiarse de un solo tratamiento muy localizado, lo que permite evitar irradiarles todo el cerebro y resulta mejor en términos de calidad de vida, aunque deberán someterse a un control más estricto, mediante resonancia magnética (RM), cada tres meses. En cambio, los pacientes que tengan más de tres o cuatro deberán recibir radioterapia en toda la cabeza, que es la principal técnica que se aplica en estos casos”, expone Salvador Villà. Además, cuando es necesario, se añaden otros tratamientos farmacológicos adicionales, como los anticuerpos monoclonales, lapatinib y quimioterapia.

La suma de todas estas opciones terapéuticas y conocimientos ha permitido mejorar el pronóstico de los pacientes con metástasis cerebrales que, en casos bien seleccionados y bien tratados, viven más tiempo que hace solo unos pocos años.

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