Alrededor de 250.000 inmigrantes ilegales sufren en España condiciones laborales de esclavitud

ONG´s de lucha contra el racismo advierten de esta lacra en el Día Internacional de los Derechos Humanos
Por EROSKI Consumer 10 de diciembre de 2002

En pleno siglo XXI todavía sigue habiendo esclavos en el mundo. Los hay en Europa y también en España. En torno a 250.000 «esclavos modernos» que trabajan aquí en condiciones de absoluta falta de derechos y privados incluso de la libertad de elegir su camino, según denuncia la Coalición Española contra el Racismo (CECRA). Con motivo de la celebración, hoy, del Día Internacional de los Derechos Humanos, la CECRA avisa también de la creciente discriminación que sufren en España quienes son diferentes por raza, origen y procedencia, sean españoles de derecho o inmigrantes.

«Seguramente todos en algún momento nos hemos cruzado en la calle con un esclavo», asegura Carlos Ferreyra, coordinador general de la CECRA, que agrupa a ONG´s contra el racismo y la xenofobia. Son inmigrantes ilegales, en torno a un cuarto de millón, que en su mayoría arriban a España con sus vidas hipotecadas a la búsqueda de mejor suerte. Casi todos llegan con deudas que rondan los 5 ó 6.000 euros, el precio del pasaje y de las tarifas de los traficantes de hombres, y casi todos también -según los datos de la Coalición- deben pagar «con su cuerpo, trabajando completamente gratis» para saldar el débito.

En España suelen acabar, con suerte, en el servicio doméstico, en particular los de procedencia sudamericana, y en sectores como la hostelería y otros como la agricultura y el textil. En el peor de los casos, pasan a engrosar las filas de la prostitución en grandes ciudades como Madrid y Barcelona.

«Casi siempre el patrón es alguien acomodado, y casi siempre el traficante es español», señala Ferreyra, que anima a la sociedad española a denunciar esta esclavitud de nuevo cuño y a defender a sus víctimas.

El fenómeno es igual en España y en el resto de Europa, que acoge a 3,5 millones de inmigrantes sometidos de forma extrema, algo más del 10% del total de los esclavos del mundo, que organizaciones internacionales cifran en 30 millones. Uno de ellos fue Mende Nazer, la sudanesa que saltó a la fama después de conocerse las condiciones de esclavitud que sufría en Londres como sirvienta de un diplomático, tras ser raptada de su aldea por traficantes de esclavos. Su tremenda peripecia vital se relata en el libro «Esclava» y la ha hecho merecedora del premio a la Lucha por los Derechos Humanos.

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