Entrevista

Isabel Martín, fundadora de la cooperativa de Comercio Justo Creative Handicrafts

Las mujeres deben tener conciencia de sus valores y saber que tienen los mismos derechos que los hombres
Por Azucena García 17 de julio de 2007
Img isabelmartin
Imagen: Emiliano Ricci

Desde hace 53 años, Isabel Martín (Salamanca, 1926) vive y trabaja en la India. Ha dedicado a este país casi dos terceras partes de su vida y ha desempeñado su labor como misionera en los estados de Megalaya, West Bengol, Gujarat y Majasastra. Viajar a India siempre fue su “sueño dorado” y todavía hoy, con 81 años, sabe que es allí donde quiere permanecer. Las personas marginadas han sido siempre y lo son todavía su principal objetivo, sobre todo, las mujeres. Sólo así se explica que durante 10 años conviviera como una más en las chabolas de los suburbios de Mumbay y que en 1984 creara la cooperativa de comercio justo Creative Handicrafts (CH). En ella trabajan actualmente 1.100 mujeres, organizadas en 12 cooperativas de producción textil artesanal y en grupos de ahorro y microcréditos. Sus últimos proyectos son un servicio de comida rápida y, en cuanto el Gobierno les conceda el permiso, sacarán a la calle la primera flota de taxis conducidos por mujeres. Su intención es que ellas adquieran la formación necesaria para trabajar, obtener ingresos y ganar independencia. “Es importantísimo que las mujeres tengan conciencia de sus valores y que sepan que tienen los mismos derechos que los hombres”, reivindica.

Isabel, ¿le importaría decirme su edad?

81 años, un número bonito ¿verdad?

¿Y conserva el mismo entusiasmo que el primer día?

El mismo entusiasmo. Llevo en la India 53 años y sigo con deseos de seguir allí todo el tiempo.

¿Cómo acaba una joven de Guijuelo (Salamanca) en la India?

Cuando decidí ser misionera me uní a la Congregación de las Misioneras de Cristo Jesús porque era la que me daba más garantías de poder ir a la India, que era mi sueño dorado. He estado en Bengala, con las tribus de Megalaya… y, desde hace 24 años, trabajo con mujeres marginadas.

Una lucha muy larga.

No sé si lucha, porque para mí ha sido siempre un placer trabajar con las mujeres. La mujer india tiene una gran dignidad y es una mujer fuerte, con una apertura grande y un deseo grande de compartir todo lo que tiene. Por eso, no ha sido difícil. He recibido mucho más de lo que yo he dado.

En 1984 fundó la cooperativa de producción textil Creative Handicrafts (CH), ¿imaginaba que dos décadas después llegaría a dar trabajo a 1.100 mujeres?

Trabajamos con grupos distintos. Tenemos un grupo de microcréditos, en el que las mujeres se unen y se ayudan entre ellas para vivir, porque hay muchos usureros que piden unos intereses muy altos por el dinero que prestan. En este grupo, las mujeres reúnen dinero todos los meses para poner en marcha pequeños negocios, casar a los hijos o comprar medicinas si alguien está enfermo. Al mismo tiempo, tenemos unas 300 mujeres en cooperativas y otras 150 que elaboran productos en sus casas. Incluso ahora estamos haciendo diseños de moda que exportamos a muchas partes del mundo como Italia, España, Francia o Estados Unidos. No damos abasto, tenemos muchísimo trabajo, y hemos empezado a trabajar con otros grupos de mujeres a los que ayudamos para que entren en el comercio justo. En este sentido, la organización Setem nos ha ayudado mucho desde el principio, han venido muchos voluntarios con diseños de moda que, cuando vuelven a España, nos ayudan a encontrar canales de comercio.

“Tenemos unas 300 mujeres en cooperativas y otras 150 que elaboran productos en sus casas”

Además, Creative Handicrafts cuenta con nuevas iniciativas como un proyecto de comida rápida o la primera flota de taxis conducidos por mujeres.

Sí, repartimos unas 400 comidas todos los días en oficinas y también en fiestas y bodas. Nuestro deseo es capacitar a las mujeres para que ellas puedan vivir y ganar un sueldo para sus familias, porque son muy pobres. Algunas son viudas, otras son maltratadas por sus maridos, pero a todas queremos hacerlas independientes para que puedan vivir y mantener a sus padres, hermanos, hijos… Además, hemos preparado a un grupo de mujeres para conducir taxis. Ya tienen la licencia y, en el momento en el que el Gobierno nos dé permiso para comprar los pequeños taxis, se lanzarán a la calle.

¿Son bien acogidas estas iniciativas por el resto de la población, principalmente, los hombres?

A los hombres al principio les cuesta, a veces tenemos que acudir en persona para convencerles y dejen trabajar a las mujeres. Nosotros formamos a las mujeres y esto no les gusta, porque ellas les superan. Para convencerles les tenemos que decir que si no dejan trabajar a sus mujeres, sus hijos no tendrán comida, ni estudios.

/imgs/2007/07/isabelmartin02.jpg ¿Cree que los cambios llegan cuando las mujeres toman conciencia del papel que deben jugar en la sociedad o cuando los hombres lo aceptan?

Deben darse estas dos circunstancias al mismo tiempo. Es importantísimo que la mujer tenga conciencia de sus valores y que sepa que tiene los mismos derechos que los hombres. Una vez que ellas están seguras de sí mismas, son capaces de influir en los maridos.

¿Qué significado tiene entonces el autoempleo para la mujer en la India?

“Estas mujeres han ganado muchísimo en calidad de vida y son capaces de influir en sus familias y en la comunidad, ayudando a otras mujeres a valorarse a sí mismas y a que tengan un empleo”

Tiene una importancia grandísima. Cuando empecé a trabajar con mujeres me fui a vivir con ellas a una zona de chabolismo. Quería conocer su manera de pensar y la forma en que podía influirlas para hacerles ver que tenían valores que no conocían y convencerlas de que eran capaces de hacer muchísimas cosas. Entonces vi que el único medio para conseguirlo era ofreciéndoles formación, hacerlas suficientes en el trabajo para tener una colocación, un medio de vida. Estas mujeres han ganado muchísimo en calidad de vida, son capaces de influir en sus familias y en la comunidad, ayudando a otras mujeres a valorarse a sí mismas y a que tengan un empleo.

En este sentido, sin duda, usted es una fiel defensora del comercio justo, ¿cómo convencería a una persona que no lo es?

Si hablamos de la India, el único medio de convencerla es darle un trabajo y esperar a que ella misma vea el fruto, que sepa que puede hacer cosas muy bonitas y recibir a cambio un salario con el que cambia totalmente su vida. En el resto de países, el mejor medio para convencer de la importancia del comercio justo es hacer a las personas partícipes de la felicidad de una mujer que antes no salía de su casa ni tenía valores, pero que ahora trabaja, es feliz y tiene una familia a la que puede mantener. Hacerles comprender que el dinero que estas mujeres reciben es un dinero justo y que todas las ganancias son para ellas porque, además de tener un sueldo, la organización reparte los beneficios dos veces al año. No se queda con nada.

Por lo tanto ¿el comercio justo es un negocio?

Por supuesto, pero además las mujeres saben que todas las ganancias son para ellas.

¿Este crecimiento económico se traduce en un mayor bienestar social?

Claro que sí, porque no sólo ayudamos a la mujer a tener un trabajo, sino que ayudamos a sus hijos a que estudien. Es importantísimo que ellas sigan formándose y que además les ayudemos a que los hijos estudien. Tenemos también una guardería donde acuden los hijos de estas mujeres y les damos de comer. Pero no nos gusta dar caridad, sino que pedimos a las mujeres que traigan algo de comida y nosotros les damos huevos y leche que ellos no tienen.

De hecho, los hijos e hijas de las mujeres asociadas a Creative Handicrafts tienen menos problemas de malnutrición y enfermedades infantiles.

“Tratamos de conseguir que nuestro trabajo sea global y, por eso, también ayudamos a los hombres a encontrar una colocación”

Eso es cierto. Se debe a que contamos con médicos que realizan revisiones a los niños y a las mujeres. Les controlamos para que vayan a los hospitales o dispongan de unas gafas si tienen problemas de visión. Tratamos de conseguir que nuestro trabajo sea global y, por eso, también ayudamos a los hombres a encontrar una colocación. Y una vez que encuentran trabajo, las familias cambian.

Sin embargo ¿cuál cree que es el principal riesgo al que deben hacer frente las organizaciones de comercio justo?

Es importantísimo moverse mucho, no se puede parar el trabajo. Es muy importante que los comercios de Europa nos ayuden y nos den trabajo todo el año. Si no lo hacen, es imposible mantenerse. Las empresas con las que trabajamos se comprometen a pedirnos un 80% de la mercancía que nos pidieron el año anterior. Entonces ya sabemos que vamos a tener trabajo. Dependemos muchísimo de la buena voluntad de las personas.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube