Entrevista

Daniel Fuentes Casado, voluntario de la Fundación Vicente Ferrer

Es una experiencia transformadora y me he dado cuenta de que aquí nos quejamos de vicio
Por Esther Camuñas 27 de enero de 2017
Img daniok

Daniel Fuentes, madrileño y residente en Granada, cuenta cómo ha sido su experiencia como voluntario en el campus de la Fundación Vicente Ferrer en Anantapur (India). Este profesor de secundaria de Lengua y Literatura e Idiomas destaca la amplitud de este proyecto que favorece a cuatro millones de personas de las clases más desfavorecidas de India. Fuentes, que con anterioridad estuvo en el proyecto Imágenes de la Inmigración a través de la Universidad de Granada, asegura que “Vicente y Ana Ferrer son auténticos filántropos que han trabajado durante 50 años para erradicar la desigualdad y movilizar las conciencias”. Y también reconoce que sus ocho meses de voluntariado han sido “una experiencia transformadora que sin duda volvería a repetir”.

¿Por qué elegió la Fundación Vicente Ferrer para hacer voluntariado?

“Elegí hacer voluntariado en la Fundación Vicente Ferrer por mi admiración hacia su labor”

Por mi admiración hacia su trabajo y su labor. Además, tenía ganas de una experiencia personal, conocer India, trabajar en el mundo de la cooperación y hacer un voluntariado. Había visto mucho del trabajo de Vicente y Ana a través de los medios de comunicación y quería comprobar si los milagros son ciertos y, efectivamente, sí que lo son.

¿Qué destacaría de este proyecto?

Destacaría su amplitud y que, empezando desde la más absoluta nada hace 50 años, ahora tenga cuatro millones de beneficiarios en áreas de salud, ecología, educación, arquitectura, mujer, vivienda, discapacidad y deporte. Es muy valorable y sorprendente que un extranjero como Vicente llegara allí hace tantos años y fuera capaz de organizar este gran entramado y trabajar con la población más desfavorecida, de castas más bajas y también mujeres. Esto demuestra lo que puede conseguir la voluntad humana.

¿Cuánto tiempo estuvo en Anantapur y qué hacía?

“El proyecto forma a personas del ámbito rural con un bajo poder adquisitivo y con una alta cualificación académica”

Estuve ocho meses de voluntario en el proyecto de educación, en la Escuela Profesional como profesor de alemán. Es un proyecto de capacitación laboral. El año pasado solo había chicas. Este año están chicos y chicas y es el quinto año que se lleva a cabo este proyecto con un total de 100 alumnos. Y es el primer año que, aparte de inglés, francés, alemán y español, se impartirá portugués. Y se está planteando implementar el japonés también. Todos ellos tienen grados universitarios, másteres y postgrados, así que esta formación les ayudará a insertarse en el mercado laboral.

¿En qué consiste la Escuela Profesional?

El proyecto pretende formar a personas del ámbito rural con un bajo poder adquisitivo pero con una alta cualificación académica, y así convertirlos en cabezas de familia. En el proyecto de educación se les forma en un primer idioma como el inglés y un segundo idioma como el francés, el alemán, el español o el portugués. Además, se dan otras asignaturas como Contabilidad y Habilidades. En la Escuela estudian de lunes a sábado, ocho horas de clase al día. En cuanto a las mujeres, es muy revolucionario, porque de ser una carga económica familiar (por el tema de la dote y ser mujer en la India rural) pasan a ser el motor de la familia por su alta cualificación.

Describa su día a día allí.

“Trabajaba de lunes a sábado impartiendo formación en alemán”

Trabajaba de lunes a sábado impartiendo formación en alemán, alrededor de 3-4 horas diarias. El objetivo es que las alumnas lleguen a tener un B1, según el marco común europeo, en un segundo idioma: incluye las destrezas de comprensión, interacción y expresión oral y escrita. La Fundación tiene unos cuatro o cinco campus y yo vivía en el campus principal. Allí estábamos entre 30-50 voluntarios dependiendo de la época del año.

¿Cómo es la mujer en India?

He conocido una pequeña parte del país, así que no podría hablar de la mujer de India en general. Por ejemplo, la mujer de Bangalore (a dos horas de Anantapur) es muy diferente de la mujer de Anantapur. Existe gran diferencia entre las mujeres que viven en la ciudad o las que viven en el campo. Por ejemplo, estas chicas que se integran en el mundo laboral tendrán una vida distinta a la que han tenido sus madres. Las chicas que se forman en la Escuela provienen de niveles socioeconómicos bajos-medios y algunas de ellas han sido apadrinadas por la Fundación Vicente Ferrer (con un padrino extranjero); otras han conseguido estudiar por sus propios méritos o por las posibilidades de la familia.

Animación “De Mujer a Mujer” Sociedad Cooperactiva from Fundación Vicente Ferrer on Vimeo.

¿Qué le ha aportado este voluntariado?

Es una experiencia transformadora. Me he dado cuenta de que aquí nos quejamos de vicio. Me propuse no quejarme porque tenemos la gran suerte de vivir aquí. Lo sabemos, pero no somos conscientes de ello. Sabemos que vivimos en el 20% más favorecido del planeta, pero hasta que no convives con otra realidad que vive cien veces peor que nosotros, no nos damos cuenta.

¿Puede sumarse cualquier persona a hacer un voluntariado con la Fundación?

“La Fundación Vicente Ferrer busca personal cualificado y con experiencia en la rama que se trabajará”

La Fundación Vicente Ferrer busca personal cualificado y con experiencia en la rama que se impartirá. Así, para trabajar en el sector sanitario buscan enfermeros, enfermeras, médicos, etc. Aunque el objetivo de la Fundación es que todos sus empleados sean indios y depender lo mínimo del exterior, en algunos casos se requiere la ayuda de voluntarios que sean profesionales altamente cualificados en su país de origen. Si quieres formar parte del voluntariado, has de pasar una entrevista (vía Skype) con el coordinador del área en el que trabajarías; estos coordinadores de los proyectos son empleados de la Fundación.

¿Cómo concienciaría a la población española ahora que conoce otra realidad?

Les diría, como Vicente Ferrer o Ana Ferrer, que fueran allí y lo vieran. La Fundación ofrece la posibilidad de ir a India como visitante 4-5 días con todos los gastos pagados y ver todos los proyectos, conocer el campus y quedarse allí con los voluntarios, cooperantes y hablar con los usuarios de la Fundación. Diría a todos los que viajen por India que se pasen por la Fundación y la conozcan. Además, es importante que la gente apadrine, ya que la Fundación tiene 80.000 personas apadrinadas y esta es su fuerza. Cualquier colaboración por pequeña que sea puede ayudar a contribuir a este proyecto transparente y honesto. Por tan solo 18 euros al mes se favorece que la Fundación siga construyendo hospitales, formando a personas y ayudando a quienes más lo necesitan.

¿Ha pensado en volver?

“Diría a todos los que viajen por India que se pasen por la Fundación y la conozcan”

Sí, sin duda. Mi coordinador me propuso volver en febrero, porque hace unos años se quedaron sin profesor de alemán a mitad de curso y esta vez había vuelto a pasar; pero ya han encontrado una solución, así que de momento no me voy. Me gustaría poder volver todos los años, pero depende de poder tener un colchón económico para ir y también para volver. Hay que pensar en la ida y en la vuelta, porque te desconectas de lo que aquí pasa y la vuelta a tu país es difícil.

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