Las voces de activistas y personas voluntarias son necesarias

En España más de tres millones de ciudadanos realizan tareas de voluntariado, mientras que el número de voluntarios en el mundo supera los 1.000 millones
Por Esther Camuñas 9 de agosto de 2016
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Imagen: Naciones Unidas

Las redes mundiales de voluntariado están logrando dar voz a los ciudadanos y promover su participación poniendo en contacto los espacios locales, nacionales y mundiales. Además, gracias a la tecnología, se ha facilitado la participación de los voluntarios y la gente se ha involucrado en la esfera política. Según el Informe del Voluntariado de España 2015, ocho de cada diez personas mayores de 18 años consideran el voluntariado como una actividad necesaria para la construcción de una sociedad más justa. En este artículo se explica el voluntariado como una herramienta para impulsar la voz y la participación, las similitudes con el activismo social y sus repercusiones en la comunidad.

El 7,9% de la población española mayor de 14 años es voluntaria

Según datos de la Plataforma del Voluntariado de España, el 36,1% de la población española mayor de 14 años colabora de algún modo con las ONG y un 7,9% es voluntaria. No hay dudas de la bondad de esta actividad y es considerada necesaria, aunque son jóvenes de 18 a 24 años quienes más opinan a favor del valor del voluntariado para propiciar la justicia social.

Como reconoce Naciones Unidas, los grupos de voluntarios que forman parte de los movimientos y las organizaciones sociales son una importante herramienta para impulsar la voz y la participación, la responsabilidad y la transparencia dentro de las instituciones y los órganos de gobierno de todos los países.

El voluntariado y el activismo social

Según el Informe de Naciones Unidas sobre el estado del voluntariado en el mundo en 2015, el voluntariado y el activismo social convergen y se solapan en el objetivo de crear oportunidades de participación. Aunque no todos los activistas son voluntarios, muchos sí lo son, de la misma manera que muchos voluntarios son activistas.

Los activistas sociales son personas que brindan su tiempo porque desean que su comunidad cambie

El activismo surge de la misma premisa que el voluntariado, es decir, son personas que brindan su tiempo porque desean que su comunidad cambie. Lo mismo sucede en las actividades de escala nacional y mundial. Las personas están motivadas para promover el cambio a través de la participación y la expresión y su colaboración en servicios prácticos.

El voluntariado relacionado con la sensibilización sobre el cambio de los sistemas de responsabilidad y rendición de cuentas y gobernanza, y en favor de la participación ciudadana, comparte propósitos y estrategias con el activismo social.

Repercusión en la esfera política

Muchos millones de voluntarios en todo el mundo participan en el diseño de políticas y en la toma de decisiones sobre cuestiones que repercuten directamente en su vida. Esto sucede en lugares concretos, como los comités de desarrollo de las aldeas de Nepal y la gestión de los fondos de desarrollo comunitario de Kenia y Uganda.

Aunque es posible que no influyan a corto plazo en los resultados de las políticas, quizá sí modifiquen ciertas opiniones y favorezcan un cambio social a largo plazo.

El voluntariado a escala local hace posible que las personas adquieran nuevas destrezas, desarrollen sus habilidades y se empoderen.

Los beneficios económicos del voluntariado

Todavía no es posible medir el valor generado por el voluntariado, pero se estima que hoy en día hay más de 1.000 millones de personas voluntarias en el mundo. Esto significa que solo un país como China tiene más población en edad de trabajar.

El método más rudimentario para medir esos beneficios consiste en calcular el valor económico de los bienes y servicios que crean los voluntarios, es decir, el valor con respecto al PIB de los servicios voluntarios. Incluso esta medición tan restringida indica que los beneficios podrían ser significativos. En un estudio reciente sobre el Reino Unido, se calcula que, como mínimo, equivaldrían al 3,5% del PIB anual.

Aunque los análisis en términos de beneficios económicos no son muy exhaustivos, se reconocen los beneficios personales que brinda el voluntariado. Entre otros, reduce el cansancio, alivia la depresión, aumenta las destrezas sociales y técnicas y, en general, genera mayor bienestar.

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