Entrevista

Lucía Prieto, responsable de Acción contra el Hambre para África del Oeste

Salvar a un niño desnutrido cuesta 40 euros, pero solo uno de cada diez recibe tratamiento
Por Azucena García 12 de septiembre de 2014
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Sahel ya no es noticia, pero en esta región de África conocida como el “cinturón del hambre” todavía se muere por esta causa. Lucía Prieto, responsable geográfica de Acción contra el Hambre para África del Oeste, conoce bien esta realidad. Asegura que es una crisis recurrente que necesita soluciones estructurales, “en el medio y largo plazo”. Las cifras son alarmantes: “Se estima que hay 15 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria”. Los efectos del cambio climático son “nefastos”, al provocar importantes sequías y alteraciones climatológicas. Pero hay solución. “El tratamiento para un niño desnutrido es asumible y su eficacia está probada”, precisa Lucía Prieto. Tan solo cuesta 40 euros. “Sin embargo, hoy en día, solo uno de cada diez menores con desnutrición puede acceder a este tratamiento, lo que deja la cifra de más de tres millones de muertes innecesarias cada año“, lamenta.

Los conflictos y la inseguridad alimentaria amenazan a miles de personas en Sahel. Pese a ello, ¿cree que el interés por esta situación es escaso?

Hay interés, pero necesitamos mantenerlo en el tiempo. El Sahel es uno de los epicentros del hambre y, aunque donantes y medios de comunicación se interesan, este interés suele centrarse en momentos de emergencia. Estas crisis recurrentes necesitan soluciones que trabajen en lo estructural, en el medio y largo plazo.

¿Cuántas personas están amenazadas por la inseguridad alimentaria y para cuántas es ya una realidad?

“Se estima que hay 15 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, de los cuales cuatro millones necesitarían asistencia inmediata”

A través de los diferentes mecanismos de vigilancia y alerta temprana de la región, se estima que en estos momentos hay 15 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria. De ellas, cuatro millones necesitarían asistencia inmediata. Los efectos del cambio climático, con alteraciones bruscas en la meteorología e importantes sequías, son nefastos en una región donde una gran parte de la población depende para su subsistencia de la agricultura y la ganadería. Las sequías y las crisis sucesivas socavan la capacidad de las familias para recuperarse y se hacen cada vez más vulnerables a esas mismas crisis. Asimismo, el fuerte crecimiento demográfico en la región y los desplazamientos provocados por conflictos hacen que los recursos estén cada vez sometidos a mayor presión.

El verano es crítico, ya que en junio se inicia el periodo de escasez agrícola, que se prolonga hasta septiembre. ¿Qué cifras se han manejado durante estos meses?

De acuerdo con los últimos datos disponibles, el número de personas en situación de inseguridad alimentaria severa y con necesidad de asistencia inmediata podría alcanzar los seis millones.

Naciones Unidas estima que casi cinco millones de niños sahelianos sufrirán este año desnutrición aguda. ¿Hay medios para hacer frente a esta situación?

“Los efectos del cambio climático en Sahel son nefastos”

La prevención y el diagnóstico precoz de los niños con desnutrición es la mejor forma de evitar que lleguen a los estados más graves de la enfermedad, que pueden suponer la muerte e, incluso, cuando el pequeño sobrevive, conllevan secuelas físicas y psíquicas que condicionarán su vida posterior. El tratamiento para un menor desnutrido es asumible y su eficacia está probada. Gracias a los Alimentos Terapéuticos Listos para su Uso (RUTF) podemos tratar a un niño desnutrido por unos 40 euros y en unos 40 días estará recuperado. Sin embargo, hoy en día, solo uno de cada diez menores con desnutrición puede acceder a este tratamiento, lo que deja la cifra de más de tres millones de muertes innecesarias cada año.

Sorprende que en este contexto se dé un aumento del precio de los alimentos. ¿A quién se puede reclamar una bajada?

El precio de los alimentos depende de prácticas comerciales, más o menos agresivas, sobre las que no siempre es posible actuar. Desde Acción contra el Hambre trabajamos para diversificar las estrategias de resistencia a las crisis de las familias. Fomentamos el asociacionismo de pequeños agricultores para almacenar sus cosechas conjuntamente, de forma que puedan controlar algo más la disponibilidad del grano y semillas y no ser tan vulnerables ante el devenir de los mercados.

La temporada de lluvias en los meses de verano incrementa el riesgo de contraer enfermedades como el cólera o el ébola. ¿Cómo se actúa?

La temporada de lluvias trae consigo enfermedades como la malaria y hemos visto que los mayores picos de cólera coinciden también con esta época. Es fundamental prevenir y reducir la desnutrición, ya que una persona debilitada es “presa fácil” para enfermedades porque su organismo tiene menos recursos para luchar contra ellas. Al mismo tiempo, estas dolencias pueden provocar desnutrición en los afectados, por lo que si no se previene y trata, es un círculo de difícil salida.

En el caso del ébola, estamos ante una situación excepcional, en la que la temporada de lluvias no es un factor determinante, si bien la mayor vulnerabilidad causada por la desnutrición reduce las posibilidades de supervivencia.

¿En qué se centrará el trabajo de Acción contra el Hambre en los próximos meses?

Los equipos de Acción contra el Hambre están preparados para dar una respuesta a las necesidades de las personas en cuestión de inseguridad alimentaria y continuarán con actividades de prevención y tratamiento de la desnutrición, apoyando el trabajo de las instituciones nacionales. Nos centramos en fomentar la resiliencia de las personas, es decir, en reforzar su capacidad para enfrentarse a situaciones límite y sobreponerse.

Durante esta época del año, reforzamos la vigilancia del estado nutricional de los menores para identificar con rapidez los casos y derivarlos a tratamiento. Además, como medida de prevención, distribuimos alimentos a familias en riesgo y complementos alimentarios a los más vulnerables: mujeres embarazadas, lactantes y niños.

¿Cuál es el principal logro que ha conseguido Acción contra el Hambre en Sahel?

Tenemos una presencia importante en la zona, lo que nos permite tanto intervenir a favor de las poblaciones vulnerables como llamar la atención de las instituciones nacionales, regionales y de la comunidad internacional sobre las necesidades de la población. A través de nuestro trabajo, mediante el apoyo a las instituciones nacionales, aseguramos el tratamiento de un número importante de pequeños con desnutrición aguda e intervenimos a favor de las personas en situación de inseguridad alimentaria. En 2013, nuestros equipos proporcionaron asistencia a más de tres millones de personas en situación de vulnerabilidad. Al mismo tiempo, trabajamos para concienciar sobre la necesidad de soluciones estructurales a la situación en el Sahel.

¿Cómo puede colaborar la ciudadanía?

“La ciudadanía puede colaborar desde su compromiso diario de solidaridad”

Conociendo la realidad y no olvidando la situación en el Sahel, demandando avances a nuestros políticos y a través de su apoyo a organizaciones como Acción contra el Hambre, desde nuestra web o llamando al teléfono 900 100 822. Pero sobre todo, no solo hay que actuar cuando se declaran emergencias de dimensiones dantescas, sino desde su compromiso diario de solidaridad.

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